Un escalofríos me recorre por toda la espina dorsal haciendo que todo mi pequeño cuerpo tiemble casi sin poder evitarlo. Mis brazos se aferran con mayor fuerza al chico que tiene mi corazón colgando de un delgado hilo. No puede dejarme, no después de todo lo que hemos pasado para estar juntos.La bocina de su auto hace que deje de abrazarme y tira de mis brazos para que deje de rodearlo. No quiero ceder, no quiero dejar de abrazarlo, pero tras varios segundos siento como mis brazos caen a mi lado.
-No hagas esto más difícil, Mack- su voz es decidida. ¿Cómo es que esto para él le es indiferente y para mí se siente como la muerte?
-¿A caso no te importo? ¡¿O es que nunca te importe?!-pregunto y limpio las lágrimas que se deslizan por mis mejillas con ayuda del dorso de mi mano. Su silencio se vuelve como un arma letal para mi pobre corazón. ¿Cómo pude ser tan ciega y no notar que él también se iría de mi lado? -¡Tú no hagas esto!- escupo- ¡No puedes entrar en mi vida y robarte cada pedazo de mi corazón, hacer que te quiera y luego tirarlo, dejándolo en mil pedazos!- grito y mis ojos vuelven a llenarse de más lágrimas.
A pesar de mi visión nublada, puedo notar que su expresión se endurece, pero no emite ni una sola palabra y eso sólo consigue hacer que el dolor se convierta en rabia. De repente me siento enojada y levanto las manos al aire formando pequeños puños e impactando contra su pecho, una y otra vez.
-¡Mentiroso!-grito y vuelvo a golpear su pecho con mayor fuerza que antes, pero eso no ayuda a eliminar el dolor que se ha instalado en mi interior- ¡Eres un maldito mentiroso!
Lo veo tragar saliva con dificultad antes de tomar una respiración profunda y agarrar mis muñecas con fuerza, obligándome a detenerme.
-¡Ya basta, Mackenzie!- estalla.
Su voz es fuerte, y decidida.
-Dijiste que me amabas- mi voz es tan sólo un hilo en el aire.
-Bueno, tal vez debería de empezar a pensar las cosas que digo- suelta.
No doy crédito a sus palabras.
Me obligo a sostenerle la mirada y tratar de descifrar lo que aquél par de ojos verdes tienen para decirme, pero no veo nada en ellos. Poco a poco consigo liberarme de su agarre y doy un paso hacía atrás cuando lo hago. La lluvia vuelve a caer sobre mí y las lágrimas de mis ojos logran fundirse en ella. Lo que ha dicho ha conseguido herirme, más allá de lo que él cree.
-Deberías volver a casa- dice.
Alec deja el paraguas en el suelo y las gotas de lluvia que se deslizan sobre su cuerpo parecen no importarle. Con una última mirada se da la vuelta y empieza a caminar hacía la camioneta. ¿De verdad va a irse sin más? ¿Hasta aquí llegó todo?
-Eres un cobarde- mis palabras hacen que se detenga en seco por varios segundos, pero aún así no se da la vuelta para encararme.
-Finalmente te has dado cuenta- es lo último que dice antes de reanudar sus pasos.
La desesperación se adueña de mí y grito sin poder evitarlo:
-¡No luchas por lo que sientes realmente!- grito, pero esta vez mis palabras no consiguen que se detenga.
Alec se sube a la camioneta y sin esperar más, sale disparado y desaparece por carretera, dejándome bajo la lluvia con el corazón hecho pedazos. No puedo soportarlo. Mis piernas flaquean y caigo al suelo sintiéndome por completo destrozada y rota.
[...]
Alec
Un día conocí a una hermosa chica. Mi amigo Adam siempre se burlaba de mí por no ser capaz de hablarle. No sabía porqué le contaba a ese idiota cómo me sentía con respecto a ella, pero lo hacía y él al final del día siempre terminaba burlándose de mí.
Cuatro años después creí que aquél amor platónico y el interés que sentía hacía la castaña de ojos verdes se había desvanecido. Vaya tonto que fui al pensar eso. Jamás creí ser capaz de hablarle, pero ese día lo cambió todo.
Recuerdo haberla visto salir del salón con el rostro rojo y lleno de vergüenza después de que Genny la usara para uno más de sus chistes. Aún no sé exactamente porque fui tras ella, pero agradezco haberlo hecho. Me di cuenta que mientras más la conocía, la atracción que un día sentí por ella poco a poco se convertía en amor.
Quise ser un motor fundamental en su vida. Cambiar aquella mirada triste que siempre tenía en sus hermosos ojos y devolverle la felicidad. La intenté sacar de su zona de confort e hice que confiara en mí tan plena y verdaderamente como jamás lo había hecho antes. Ella también me ayudó en el camino. Mack hizo que me encontrara cara a cara con el pasado y logré salir ileso gracias a ella.
Hoy vi con mis propios ojos como aquella confianza que un día depositó se hacía añicos por mis palabras, pero es demasiado tarde para intentar remediarlo.
La lluvia cae con mayor fuerza sobre el parabrisas y mi mente no deja de pensar en lo tonto que fui. Joder, me rogó para que no la dejará y yo no hice más que comportarme como un gilipollas.
-¿Estás bien?- pregunta mi madre mientras conduce.
-Da igual- respondo de manera cortante.
Miro por la ventanilla las gotas de lluvia que se deslizan sobre ella y no puedo evitar compararlas con las lágrimas que empañaban los ojos de Mack.
Me permito pensar en todo lo bueno que un día vivimos. Sé que ella tiene razón: soy un cobarde, pero sólo espero que algún día ella pueda perdonarme por todo el daño que causé...
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SCARS ✔
Teen FictionMackenzie Jones ha sido víctima del Bullying por cuatro años consecutivos. Cursando ya su último año escolar, el chico roto de ojos verdes parece despertar su curiosidad y todo lo que le rodea. Negativo. Eso eran ambos. ¿Y qué si las leyes de la m...