Capítulo 57

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Escaparme sin que Chad me descubriera resultó ser más fácil de lo que esperaba, aunque los nervios en mi cuerpo empezaban a traicionarme. Connor me dedicó una cálida sonrisa antes de adentrarme en su auto con el corazón retumbando contra mi pecho.

Una vez dentro, el interior del auto se siente acogedor. Muerdo mi labio con nerviosismo y jugueteo con las pulseras de mis manos al recordar la conversación que tuve con Genny días anteriores. Principalmente, le conté sobre Connor y sobre nuestra tan inesperada forma de conocernos. Fui consciente del brillo que adquirieron sus ojos al oírme hablar sobre otro chico, sin embargo, una parte de mí, una muy pequeña, sabe que aunque los meses sigan pasando, no volveré a sentirme preparada para volver a enamorarme.

No voy a mentir, tener a una amiga con la cual pudiera hablar y desahogarme me hace bien, por muy raro que esa persona sea Genny, la chica que se dedicó a fastidiarme durante cuatro largos años.

Una sonrisa se adueña de mis labios sin razón alguna.

Mis ojos viajan hacia el rostro de Connor, quien frunce los labios y luce concentrado mirando a la carretera con ambas manos sobre el volante. Me fijo en todas y cada una de sus facciones antes de deslizar la mirada a la ventanilla, y no puedo evitar compararlo con Alec y en su increíble forma de conducir con una sola mano mientras sujetaba la mía.

¿Por qué simplemente no puedo dejar de pensar en él?

A veces lo odio por marearme de esta forma. Le di la oportunidad para que aquella noche llamara y me dijera que volvería a por mí, pero no lo hizo. En lugar de eso decidió volver un mes después, ¿pero para qué?

-¿Ocurre algo?- cuestiona Connor haciéndome salir de mi burbuja de pensamientos. Giro el rostro y mis ojos se encuentran con los suyos a través del espejo retrovisor.

- No, no pasa nada- aseguro.

Mi respuesta parece bastarle ya que decide no decir nada más por el resto del camino, sin embargo, su cuerpo se tensa cuando el sonido de su celular inunda el auto y de repente se pone nervioso.

-¿No vas a contestar?- pregunto al ver que no tiene intenciones de hacerlo y el ruido no cesa.

-No es importante- dice entonces.

La llamada se pierde pero no pasa mucho tiempo cuando aquél sonido vuelve a perforarme los oídos. 

Connor tensa la mandíbula y hace una maniobra rápida para apagar el celular y aventarlo a la parte trasera del auto.

Mi ceño se frunce, pero esta vez soy yo la que decide dejarlo pasar.

[...]

Hemos estado andando en carretera al rededor de cuarenta minutos hasta que el auto finalmente estaciona frente a una enorme casa. La fachada es un asco. Las paredes parecen querer caerse en cualquier momento y todo a mi alrededor se encuentra solo y desierto. Una alarma se dispara en mi interior cuando noto que no hay autos estacionados, música retumbando con fuerza ni personas borrachas tiradas sobre el césped.

-¿Seguro que es aquí?- pregunto y me cruzo de brazos cuando bajo del auto y el frío me recorre el cuerpo.

-Por supuesto- asegura él- Entremos, ellos están ansiosos por verte.

Frunzo el ceño ante lo último.

-¿Verme?

-Sí, les he contado mucho sobre ti- una sonrisa se desliza por sus labios antes de tomar mi mano y obligarme a caminar a su lado.

Connor nos dirige hacía la entrada de aquella enorme casa y el chirrido que hace la madera al deslizarse me pone los pelos de punta. No puedo evitar compararla con una vieja mansión abandonada ante el aspecto tan tenebroso que tiene. Connor estira la mano y enciende el interruptor. La luz tenue que emite es débil y palpita tanto, que me da la sensación que pronto nos quedaremos a oscuras.

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