Capítulo 6

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Quiero saber a qué se refiere con eso, pero temo seguir metiendo la pata sobre algo que no me corresponde.

Alec se termina el cigarrillo y tira la colilla al suelo pisándola con sus botas negras que lleva puesta. Se apoya en el capo de la camioneta sacando un segundo cigarro y lo enciende mientras yo me detengo a observarlo mejor.

Sus cejas son tan gruesas como las mías y aunque la poca luz de la noche no me permite ver bien sus ojos, sé que son de un verde intenso. Tienen que serlo para que resalten con la fuerza en que lo hacen en estos momentos. Su cabello castaño oscuro está cubierto bajo un beanie negro haciéndolo ver adorable. Sus labios rosados son de un tamaño perfecto y por unos segundos me siento perdida en ellos.

Es alto, probablemente me saca dos cabezas de diferencia. Tal vez lo estoy analizando como si fuera un experimento de ciencia, pero en mi defensa, es la primera vez que estoy a solas con un chico y nunca antes lo había reparado a detalle como hoy.

Vuelvo a centrar mi atención en aquellos ojos verdes y noto que éstos me miran con diversión.

-¿Quieres una foto?- suena divertido y el calor invade mis mejillas.

Mierda, se ha dado cuenta.

-N-no...-respondo fijando la mirada en mis zapatos.

De pronto siento como mi cara quiere estallar en llamas del calor que me invade y el simple hecho de responder con balbuceos me hace ver aún más torpe.

No quiero volver a mirarlo, pero me siento que algo en él me incita a hacerlo y lo hago. Aleja el cigarro para mojar sus labios con ayuda de su lengua y luego elevar las comisuras en una sonrisa ladeada. Mis ojos se dirigen al hoyuelo que se le marca en su mejilla derecha. Siempre había creído que aquello era un defecto, pero en él logra verse lindo.

Alec se retira del capo del auto volviendo a tirar el cigarrillo en el suelo y pasándolo con sus zapatos antes de empezar a caminar. Mi corazón se acelera de inmediato al creer que será capaz de dejarme sola en la oscuridad.

-¡Oye, tú!- grito tratando de llamar su atención- ¿Qué crees que haces?

Me cuesta un poco seguirle el ritmo, pero logro aproximarme a él y trato de seguirle el paso.

-¿Acaso no es obvio?- pregunta irónico- Estoy caminando No nos va a encender esa "chatarra andante"- cita mis palabras.

Mi respiración es entre cortada y cada vez tengo que caminar más rápido para no perderle el paso. Sus piernas largas tampoco ayudan ya que cada vez que él da un paso, yo tengo que dar tres.

-¿Sabes al menos a dónde vamos?

Alec se detiene y gira su cuerpo para encararme. Agradezco el hecho que haya detenido su caminata para así poder recuperar un poco el aliento. 

-No.

Su respuesta es tan descomplicada y sencilla que hace que me hierva la sangre. ¿Es que acaso no le importa que estamos en medio de la nada?

-¡¿No?!- reprocho.

Sus manos acarician sus sienes antes de volver a hablar. Luce molesto y apunto de perder la compostura. Me da a entender que mi comentario lo ha irritado , pero en mi defensa a mí el suyo también.

-Mira, yo no he sido la persona estúpida que se ha subido en la camioneta de un extraño- ataca. Mi boca se abre para responder, pero su voz fuerte y segura me interrumpe-No te obligo a caminar conmigo. Puedes marcharte por tu propia cuenta o puedes caminar junto a mi sin ser tan quisquillosa.

¿Quisquillosa? ¡Será idiota!

Alec me mira esperando una respuesta de mi parte, y toma de todo mi autocontrol cerrar la boca para no decir nada más por el bien de ambos, lo que menos quiero es que me deje abandonada a mi propia suerte. Estoy perdida y él parece ser mi única guía.

El castaño reanuda su caminata y ambos nos mantenemos en silencio.
No sé cuánto hemos caminado, pero puedo sentir el sudor correr por mi frente. Pienso en todo lo que ha ocurrido en el día de hoy y no puedo evitar sentirme estúpida por haberle reprochado antes. Sé que no es su culpa que nos encontremos en esta bochornosa situación.

Mis pies empiezan a doler a medida que avanzamos más y más. El viento hace que mi cabello se alborote un poco, pero eso no es lo que me preocupa ahora. Probablemente ya sea muy tarde y cuando quiero confirmarlo sacando mi celular me doy cuenta que está descargado.

Genial.

-Sabía en primer lugar que no tenía que haber venido a ésta fiesta- murmuro. Lo digo más para mí que para él, pero sé que también me ha escuchado cuando responde:

-Lamentarse no va a regresar el tiempo, al contrario, pierdes un segundo más de él cuando lo haces.

Por la forma en la que ha soltado esas palabras me hace saber que hay algo más en aquella frase. Algo en mí quiere saber más sobre este chico, pero él parece ser todo un enigma. Da la impresión de que es como un libro cerrado al igual que yo.

-Debes de haber experimentado algo fuerte para hablar con esa confianza sobre el lamento- no tenía planeado decir aquello, pero las palabras se me han escapado como arena entre las manos.

-Tengo la teoría de que no hay ser humano en la faz de la tierra que no haya experimentado lo que es el dolor, porque el lamento viene de ahí.

Sus palabras son determinadas y firmes. No sé que decir ante ello y eso le da la oportunidad a él para seguir hablando.

-Pero eso tú muy bien lo sabes, ¿no es así, Mackenzie? - giro mi rostro para mirarlo mejor. Tiene la mirada perdida y no hay ni una pizca de diversión en su rostro. Sus palabras se clavan en mí como si de cuchillos se tratara- Sólo que tú lo haces por algo en lo que realmente no tuviste la culpa.

Sus ojos se clavan en los míos con tanta fuerza que me hacen desviar la mirada para centrarla en la calle en la que nos encontramos. No sé exactamente cuánto habremos caminado, pero me alegro tanto de estar dentro de mi vecindario.

-Tú no me conoces- digo tratando de sonar segura, pero la voz me delata.

-Sé más de ti, que de lo que tú misma sabes.

Sus palabras tienen un tinte soberbio y hacen que me detenga para observarlo. Mi ceño se frunce sin que pueda evitarlo. ¿Quién se cree este chico para hablarme en la forma en que lo hace?

-No sé de que estás hablan...- empiezo a decir pero él no me da la oportunidad de terminar.

-Bulimia. Eres bulímica.

Esa palabras son suficiente para hacer que mi respiración se vuelva pesada y todo a mi alrededor se detenga por cuestiones de segundos. Alec me da una mirada significativa que no logro entender.

-Y-yo...n-no se a qué te refieres con eso.

-¿En serio?- cuestiona frunciendo sus cejas- Porque me parece que eso es lo que haces en los baños del instituto: Te produces el vómito.

Me alejo de él por instinto sintiendo todo mi cuerpo temblar.

-¿Qué sucede contigo? T-tu...-no logro encontrar las palabras apropiadas para atacarlo. Toda mi mente está nula en estos momentos- Aléjate de mí- digo con firmeza y me apresuro en caminar lo más rápido que puedo.

Si antes tenía alguna curiosidad sobre este chico, ahora queda completamente descartada.

No sé en qué momento empiezo a correr, pero mi visión es borrosa a causa de las lágrimas en mis ojos que quieren ser derramadas. Al llegar a casa abro la puerta y agradezco que todo esté en completa oscuridad, lo que me indica que mis padres seguramente se encuentren durmiendo.

Subo las escaleras hasta llegar a mi habitación y me tumbo en la cama con el corazón desbocado queriendo eliminar lo que ha pasado hace unos pocos minutos de mi mente.

Mierda, si él está con Genny en mi contra no cabe dudas de que se lo contará y ella no dudará en sacarlo a relucir por todo el instituto. Todos se burlarán de mí sin piedad. Seré la burla de todo el instituto.

Jodida. Ahora si estoy jodida.

SCARS ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora