Capítulo 17

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El último timbre me hace saber que estoy aquí. Camino bajo la miradas y susurros de todos hasta llegar a la oficina del director. Cuando llego ni siquiera me sorprende ver Ashton ya ahí. El director nos da una breve charla sobre los problemas más graves que pudieron haber ocasionado el vídeo y cuando pregunta quién de los dos es el responsable de haberlo puesto cierro los ojos con fuerzas cuando Ashton acepta haber sido él.

El peso del problema recae sobre él y lo suspenden por una semana entera, no sin antes, para cuando regrese deberá dar una charla en el auditorio delante de todos respecto a la intimidad e integridad de la mujer.

Para cuando salgo, mi intención es ir directamente a casa y hundirme en mi miseria, pero un agarre en mi mano me impide hacer eso.

-Oye, Mack...

Lo miro directamente a los ojos y no puedo evitar sentir asco. No puedo evitar mirar sus ojos cafés como alguien repugnante. Mi boca no emite ni una palabra, sé que si lo hago, las lágrimas vendrán a mí.

No puedo creer cómo alguien puede llegar a ser tan cruel. Muerdo mi lengua tan fuerte que siento el sabor metálico de la sangre en mis papilas gustativas. El ardor de la herida que he causado me distrae del verdadero dolor que siento.

Al ver que no respondo, añade:

-Quiero que sepas que lo siento, a veces las cosas se nos pueden salir de las manos.

Aún con sus ojos puestos mí, me libero de su agarre de manera violenta. Es como si el sólo hecho de sentir su tacto sobre mí quemara mi piel. No agrego nada ni respondo a eso, solo me limito en caminar para alejarme de él y en silencio salir del instituto.

Qué ironía...dicen que la escuela es donde empiezan a crecer tus sueños y esperanzas, pero las mías las  ha matado y hecho trizas completamente.

Veo la camioneta de Alec  estacionada, pero no me molesto en saber si está justamente reclinado en el capo observándome, como lo he pillado haciéndolo un par de veces. Paso de largo y las calles se me hacen eternas. Los minutos o quizás horas pasan y para cuando llego a casa sé que nadie estará esperándome. Al menos mi familia no sabrá lo patética que realmente soy ni lo humillada que me he sentido el día de hoy.

Me tumbo en mi cama y me sumerjo en lo único que me quedan: Mis pensamientos y aquél hoyo del que nunca saldré.

[...]

Siento el dolor punzante en mi pecho junto a un molesto dolor de cabeza. No recuerdo haberme quedado dormida. Tomo mi celular para distraerme un poco, pero grave error. El vídeo se ha esparcido por todo Facebook. Presiono la sección de comentarios y mi pecho se estruja con fuerza al leer los comentarios de las personas.

"Cualquiera piensa que es una santa, pero de santa no tiene nada" "¡Qué vergüenza! Debería respetarse un poco más como mujer" "Tantos hombres en el mundo y se va a meter con uno que ya tiene novia. Definitivamente ya nada me sorprende de esta chica"

Apago el aparato y lo lanzo lejos de mí alcance. Probablemente cuando lo recoja encuentre alguna grieta en la pantalla, pero eso no es lo que me importa en este momento.

Me incorporo y me dirijo al baño para que el agua haga su trabajo sobre mí. Cuando ya salgo de la ducha, me visto con lo primero que encuentro y pr primera vez no me preocupo por mi aspecto. Bajo las escaleras tomando mis llaves, necesito salir a tomar un poco de aire fresco.

El viento frío propio del mes de Agosto me golpea el rostro de lleno. Camino un par de calles abajo cruzándome de brazos para mantener el calor dentro de mi cuerpo mientras veo el suelo repleto de las hojas secas que caen de los árboles.

SCARS ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora