Capítulo 22

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Mi mente le pide a mis pies caminar más rápido de lo normal para poder escapar de aquél lugar, pero en cuanto siento su agarre en mi antebrazo, sé que es demasiado tarde para tratar de huir.

-Mack...- su voz es un hilo lleno de nerviosismo. Giro para encararlo y el rojo de sus ojos por las lágrimas no derramadas me hace quedar sin habla -Lo siento...

-¿Qué parte?- pregunto y alzo la barbilla desafiante- ¿La parte en la que me doy cuenta que soy solo tu puñetero experimento para ti o haberme besado para poder continuar con tu estúpido juego y llevarme a la cama?

-Mack, nunca fuiste un juego- explica.

Sus palabras me hace poner los ojos en blanco.

-¿Entonces a qué se refiere ella? Porque siento que no sé nada. Contigo me siento tan segura y al mismo tiempo tan expuesta. ¡No sé quién diablos eres, Alec!- grito y dejo caer mis brazos a mis costados para luego moverlos frenéticamente en el aire a cada palabra- ¡No sé quién es la persona que es dulce conmigo un día y al segundo se comporta distante e indiferente! No sé nada sobre ti- estallo.

Mi pequeño discurso logra quitarme el aliento.

-No creas en lo que ella dice- suplica- No lo hagas, por favor...

-Esa es la cuestión- hablo- Cuando te han mentido tantas veces es casi difícil reconocer quién es el que miente y quién es el que dice la verdad.

Mis palabras hacen que el castaño de varios pasos hacía atrás como si de un muy fuerte golpe se tratara. Trago saliva y en la distancia soy consciente de la presencia de Gemma, quién continúa observándonos.

-¿Confías en mí?- pregunta con la voz estrangulada haciendo que vuelva a posar mis ojos en él.

¿Confió en él? La verdad no lo sé.
Frunzo mis labios y no respondo a su pregunta. ¿Por qué debería confiar en alguien que sólo juega conmigo?

-Mack, respóndeme- insiste.

- No lo sé- confieso-Necesito respuestas que tú no estás dispuesto a darme, y perdona que sea así, pero he confiado en tantas personas que me han lastimado, que ya no puedo soportar una más. Menos si viene de ti.

Sus ojos bajan al suelo y el silencio nos envuelve. En el fondo sé que él sabe que tengo razón. Él no está dispuesto en abrirse ante mí, y no puedo culparlo por ello.

-Y-yo...-balbucea y agacha la cabeza, derrotado- No puedo, lo siento. 

Me quedo sin aliento al escucharlo. Sabía que diría algo como esto, pero pensarlo es una cosa y escucharlo es mucho más jodido. No puedo evitar sentirlo tan lejos aunque estemos a escasos centímetros de distancia.

-Ya, yo también- concuerdo.

Sus hermosos ojos verdes vuelven a mirarme y una guerra constante se adueña de ellos. Es como si se tratara de algo que quisiera hacer, pero sé ve obligado a reprimirlo. Con una última mirada, me apresuro en caminar y por primera vez no me permito mirar atrás.

[...]

Al llegar a casa me precipito a escaleras arriba rumbo a mi habitación cuando escucho la discusión tan acalorada de mis padres en la sala. Nunca están en casa, y cuando lo hacen, no hacen más que reñirse como perros y gatos. No sé qué sucede con ellos, pero si sé lo que se avecina: Un divorcio.

SCARS ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora