Capítulo 26

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¿Alguna vez has sentido que el universo es una perra contigo? ¿Que hagas lo que hagas, siempre encontrará una manera de joderte? Bien, porque eso me estaba pasando justamente ahora. El universo me estaba jodiendo y prácticamente me estaba escupiendo en la cara.

-Mack...- la voz de Chad resuena en mi espalda y me hace dar un pequeño brinco en mi lugar. Una risa ronca emana de él- ¿Quieres dejarla pasar?

Tengo la garganta seca y unas enormes ganas de golpear a mi hermano para borrar esa  estúpida sonrisa que tiene en el rostro y por hacer de esta chica su novia.

-Y-yo..- las palabras se atoran en mi garganta, por lo que cierro la boca y me hago a un lado para permitirle la entrada a la rubia.

Una batalla de emociones despierta en mi interior sin previo aviso. La confusión y el odio se apoderan de mi ser. Saber que ha sido participe de todo lo malo que me ha ocurrido hace que una ráfaga de ira se instale en mi pequeño cuerpo. ¿Cómo es que Chad pudo haberse fijado en alguien como ella? ¿Por qué?

Si algo caracterizaba a las amigas de Genny, era en ser copias exactas de ella misma. Sin importar su color de piel o su estatura, ellas siempre buscarían igualar a la avispa reina para tener su atención, y ahí estaba Laila, la rubia platinada.

A pasos lentos me dirijo hasta el comedor y me dejo caer en una de las sillas que está lo más lejos posible de ellos, al otro extremo. Chad sirve el pavo relleno que ha cocinado y reprimo el impulso de levantarme y mandar esta noche al demonio de una buena vez por todas. El hecho de que se haya esmerado tanto por ella hace que se me revuelva el estómago.  ¿Por qué precisamente ella? ¿Por qué una de las amigas de la chica que se ha esmerado en fastidiarme hasta el cansancio?

La idea de que pueda ser  parte de algún plan macabro hace que se me revuelva el estómago.

-Al menos no se quemó tanto- murmura Chad para aligerar la tensión que empieza a crecer en el ambiente.

Ni siquiera puedo hacer el intento de reír ante lo nervioso que se encuentra el chico frente a mí. Mi mente está distraída y lo único que quiero es irme de aquí. ¿Por qué simplemente Genny no puede dejarlo estar? Conmigo ha hecho todo lo que quiere, y estaba bien con eso, pero no voy a permitir que involucre a mi familia en esto, mucho menos los sentimientos de mí hermano.

-Mack, ¿me has escuchado?- pregunta Chad haciéndome volver a la horrible realidad. Su voz es calmada, tan calmada que hace que se me erice la piel. Sé que está haciendo un esfuerzo grandísimo al no enojase por el hecho de que nuestros padres aún  encuentren aquí. Chad había mencionado cuán importante era está noche para él, sin embargo, parece que nada les importa más que sus trabajos.

-Si...- miento.

-Genial- exclama- Entonces, ¿podrías enseñarle el baño a Laila? Es que ya sabes, ustedes son mujeres y creo que estaría más cómoda si la acompañas tú- dice tocándose la parte trasera de la cabeza en un claro gesto de nerviosismo.

Asiento no tan convencida. La silla de la chica se desliza por las brillantes baldosas mientras se levanta acomodándose el vestido. Sus penetrantes ojos esmeraldas me indican que haga lo mismo, así que hago lo propio y me encamino hasta el baño de invitados con ella pisándome los talones.

Cuando llegamos sé que todo ha sido una farsa en el momento que doy la vuelta dispuesta a regresar al comedor pero ella me toma del brazo, deteniéndome.

-Mackenzie, sé lo que tienes que estar pensando, pero deja que me explique...- habla de manera rápida que apenas sí puedo entender lo que trata de decirme.

-¿Qué?- la interrumpo liberándome de su agarre- ¿A caso vas a decirme que esto no es obra de Genny? Porque si es eso, ¡no te creo!- escupo. Ahora que Chad no está presente ya no hay necesidad de fingir entre nosotras.

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