Capítulo 23

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Cuatro días. 

Habían pasado ya cuatro días desde la última vez que supe de Alec y la incertidumbre me estaba matando. Muchas veces se me cruzó por la cabeza ir hasta su departamento, pero no recordaba el camino por haber estado tan ebria aquella noche.

Habían pasado cuatro días en los que a mi parecer, se sentían como mil o más.  Me preocupaba que su inasistencia afectara el poder graduarse. Me preocupaba no saber nada sobre él.  Era como si la mismísima tierra se hubiera abierto y se lo fuera tragado.

Divago por los pasillos hasta llegar a mi casillero, en donde un chico pelirrojo se encuentra recostado. Lo miro a la espera de que se aparte, pero nada sucede.

-Emm…estás en mi casillero- señalo. Lo que menos quiero es parecer una grosera con aquél desconocido que me parecía haber visto en algún lugar.

-Lo sé- responde obvio. Sus ojos me estudian de pies a cabeza para luego fijarlos en mis ojos y chasquear la lengua con detenimiento-¿Dónde está Alec?- pregunta con voz firme.

Su pregunta me hace fruncir el ceño.

¿A caso lo conoce?

En mi mente se dispara el recuerdo de la primera vez que salí con Ashton. Por supuesto, él nos había atendido. También recuerdo el día en el que Jonathan se presentó al instituto y él estaba con Alec, así que deduzco que es su amigo.

-No lo sé- respondo encogiéndome de hombros.

Sus ojos continúan fijos en los míos, tanto que me veo obligada a apartar la mirada un tanto incómoda.

-¿Me harías el favor de ir a verlo esta noche? Capaz contigo si quiera hablar- cuando aquellas palabras salen de su boca, vuelvo mis ojos a los suyos.

-¿Por qué haría eso?- me cruzo de brazos esperando su respuesta.

-Porque él ha hecho mucho por ti, y estoy seguro de que te necesita.

Su respuesta manda escalofríos a todo mi pequeño cuerpo. Alec siempre había estado en los momentos que necesité de alguien y saber que algo lo estaba atormentado, me hacía sentir muy mal.

Después de todo, se lo debo, y más que eso, quiero hacerlo. Quiero que sienta que estaré para él por muy a pesar de todo. Cuando el pelirrojo me da la dirección del departamento de Alec espero impaciente a que el timbre suene y me prometo ir a verlo.

La profesora Betty nos asigna un trabajo que requiere ayuda de la biblioteca, por lo que me quedo en el instituto al menos treinta minutos de más rodeada de libros.

Cuando me siento satisfecha con el resultado de mi trabajo, me dispongo a recoger mis cosas y marcharme de una vez por todas, pero unas voces en el fondo me hacen quedar completamente inmóvil en mi lugar.

-¡Déjame en paz!- suelta una voz masculina totalmente exasperado- ¡He hecho cada cosa que me has pedido, ahora deja de arruinar mi vida!

Reconozco aquella voz, se trata de Ashton.

Desde que había regresado y dio su discurso en el auditorio pidiéndome disculpas por lo sucedido, empezó a comportarse de manera extraña.  Pocas veces iba a entrenar y la mayor parte del tiempo estaba en la oficina del director porque se mostraba distraído en clases y su rendimiento académico había empezado a bajar.
Parecía que algo lo estaba perturbado tanto haciéndole evitar el sueño por las ojeras tan marcadas que llevaba bajo sus ojos.

-Lo haré cuando yo quiera, no cuando tu me digas- responde una segunda voz. Esta vez, una femenina- Que no se te olvide que aún tengo el vídeo.

Aquello despierta aún más mi curiosidad y me hace acercar un poco más de manera discreta. No puedo verlos, ni ellos a mí puesto que una estantería repleta de libros nos separa, pero al menos puedo escucharlos. Ya me destruyeron una vez, estoy segura de que lo han sin dudar dos veces.

-¡Ya para con eso!- susurra fuertemente Ashton. Su voz suena molesta y al mismo tiempo impotente- ¡Déjame en paz, Genny!

Mis ojos se abren en sorpresa, ¿cómo es que no reconocí su voz?. Debo de estar volviéndome loca y esto debe ser un maldito sueño, aunque si está ella no sería sueño, sino una pesadilla.

-Si no haces lo que te digo, todo el instituto verá el vídeo que tengo de ti y sabrán que el capitán de baloncesto, por el que todas las chicas mueren, es Gay.

Mi boca se abre ante las palabras que han salido de la boca de Genny. ¿Ashton es gay? Y si es así , ¿por qué salía con Genny entonces? Muchas preguntas empiezan a invadir mi mente a una velocidad impresionante
y luego una mueca de repugnancia se forma en mis labios. ¿Cómo puede existir una persona tan horrible como Genny? ¿Cómo es que puede usar la orientación sexual de alguien para sacarle ventaja en lo que ella quiera?

Me levanto torpemente para salir de allí antes de que me descubran. Todo habría salido bien, de no ser porque  tropecé torpemente con la estantería provocando que varios libros cayeran al suelo causando un fuerte estruendo. El pulso se me acelera y pongo mis pies en marcha si no quiero que me descubran.

-¡Mackenzie!- grita Ashton detrás de mí, pero no me permito voltear para confirmarle que he sido yo quién ha estado escuchado su conversación.

Salgo del instituto y cuando estoy lo suficientemente lejos es que me permito respirar de manera normal. Saco el papel con la dirección que me había dado aquél chico y emprendo camino rumbo al departamento de Alec.

Me toma al menos cuarenta minutos llegar al edificio y cuando entro, una chica con cara de pocos amigos me recibe en la recepción.

- Me dirijo al piso del 210- informo.

-¿Me importa?- pregunta entornando los ojos.

Sin agregar nada más, subo a las escaleras. Mis ojos barren la fachada del lugar y las  paredes del edificio me dan la impresión de querer caerse en cualquier momento. Cuando llego a la habitación correspondiente mis manos no dudan en empezar a sudar. Me armo de valor y respiro hondo antes de tocar.

Nada.

Segundo golpe a la puerta.

Aún sin respuesta.

Con la esperanza aún en mí, vuelvo a tocar una tercera vez.

-¡Largo, no hay nadie!- responde al otro lado de la puerta. Su voz manda todo un escalofrío por toda mi espina dorsal. Cuatro días sin escucharlo y ya hace que mi corazón se quiera salir de mi pecho.

-¡Alec, soy Mackenzie!- grito- ¡Abre la puerta!

-¡Deberías marcharte!- me devuelve a gritos.

Vuelvo a tocar la puerta con mucha más fuerza. No pienso marcharme sin siquiera verlo. Necesito disculparme por lo tonta que fui el otro día con él.  Por presionarlo a contarme algo que quizá le duele. Él al ver mis cicatrices no me presionó a contarle qué fue lo que me llevó a hacerlas, y yo tampoco tengo que presionarlo. Ahora que lo pienso,  no puedo evitar sentirme como una completa idiota.

Las lágrimas se agolpan en mis ojos mientras mis manos se niegan a detenerse. 

-¡Por favor, Alec!- grito y la voz se me quiebra.

Escucho su respiración entrecortada por medio de aquella madera que nos separa.  Sé lo que tengo que decir para que la abra. Por más enojado que esté o lo mucho que no quiera verme, no podrá resistirse a las palabras que estoy apunto de soltar, porque así es él.  Siempre trataría de completarme primero antes que a él.

-Te necesito- susurro y apoyo mi frente sobre la madera.

Bastan unos cuantos segundos cuando la puerta se abre haciéndome despegar mi cara de la puerta. Mis ojos se posan en los suyos y me quedo sin aire cuando me percato de lo rojo que están.

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Ig: Itsnightdreamer _

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