Capitulo: 47 No te pongas nerviosa, confia en mi

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- Wow -solté entrando a la cocina olfateando- ¿Qué es eso que huele tan bien?

- Tu desayuno, así que ven y siéntate pronto que se te enfriará.

- Hola a todos -entró Jose bostezando- buenos días...

- Buenos días dormilón, ¿por qué te vienes levantando a esta hora?

- Si te soy franco no me podía quedar dormido anoche, así que me quede jugando en línea hasta las 4 am. con Tomas-se sentó junto a mi recibiendo el tazón que le estaba pasando Jonathan- Gracias.

- No debiste quedarte hasta tan tarde, recuerda que mañana es el matrimonio y te necesito con mucha energía para entonces.

- De eso no te preocupes, tomaré una sienta laaaaarga y estaré con energía para hoy por la noche.

- ¿Eh? -me intrigó un poco su comentario- ¿por qué energía para la noche?

- A qué te refieres Tn, ¿Kevin aún no habla contigo?

- ¿Sobre qué debería hablarme?

- No te preocupes Jonathan, yo hablé antes con él y se lo dirá pronto.

- Esperen un segundo -intentaba juntar todo lo que estaba en mi cabeza- ¿de lo qué hablan es de la "sorpresa" que me tiene?

- Exacto - Tomas entró sonriente al cuarto- y yo que tú comienzo a comer rápido, Kevin me pidió que te dijera que te está esperando en el jardín.

Fue imposible no ponerme nerviosa por las miradas que se intercambiaban Jose y Jonathan, se veían divertidas y la sonrisa que se les formaba en el rostro formaban aún más fuerte ese nudo que sentía en el estómago. Solo pasaron un par de minutos y termine mi desayuno, Tomas me dedicó una cálida sonrisa, "No te pongas nerviosa, confía en mi" fue lo único que escuche de su boca, le devolví la sonrisa que me dio y sin mucho que perder le di las gracias a Jonathan y salí de allí en dirección al jardín, di unos pasos y logré ver a Kevin sentado en uno de los sillones, me acerqué y él solo me hizo un gesto de que me sentara a su lado, yo solo obedecí y aun llena de dudas me atreví a preguntar.

- Bien, ya estoy aquí -tomé algo de aire- ¿para qué me necesitas?

- Te dije que te daría una sorpresa, digamos que es una especie de regalo por la boda.

- ¿Y desde cuando tú me haces regalos? -era extraño, pese a que me dijeran que no era algo malo era difícil no desconfiar un poco-.

- ¿Qué? -levantó una ceja- ¿acaso no puedo hacerte un regalo si se me da la gana?

- Si puedes, es solo que... es extraño.

- Si, pero es un regalo que vale la pena porque sé que te gustará demasiado -se acercó lentamente a mi oído- así que deja de pensar que te haré algo malo, solo acepta este gesto que hago por ti.

Fue inevitable no sonrojarme al oír sus palabras, no quería que se diese cuenta de cómo estaba mi rostro así que baje mi cara y en ese mismo instante sentí unas manos pasar a los costados de mi cabeza tapándome los ojos desde atrás, era imposible que fuera él ya que estaba en frente de mí, en definitiva, alguien lo estaba ayudando y para causar aún más intriga, eran manos de mujer.

- ¿Q-Quién eres? -no sabía que más podía preguntar, por qué una mujer estaba habiendo esto-.

- Debes adivinar, si te destapas los ojos no sería divertido.

- Sé que es una mujer, pero no me imagino quien pueda ser, pero como sé que Deborah está de viaje y vuelve hoy no puede ser ella, y dudo mucho que sea Annie.

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora