Capitulo: 117 Lo único que se interpinía entre Kevin y yo

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Deborah y Christopher se pusieron igual de felices que nosotros y decidieron irse para que pasáramos un momento en familia tras la noticia, por otra parte Pedro, Jose y Mario regresaron a casa para hacerle una maleta a Kevin con las cosas que podría necesitar acá en el Hospital, sabíamos perfectamente que la recuperación no era corta y que debía seguir hospitalizado por lo menos algunos días o semanas tras la operación para mantenerlo monitoreado viendo su progreso. Los demás permanecimos en el Hospital esperando que las horas cruciales de la operación pasaran, la verdad es que todos nos veíamos bastantes ansioso por saber como saldría el procedimiento, teníamos fe en que de ahora en adelante las cosas saldrían bien, Kevin era compatible con el órgano del donante por lo que ya no había mucho en que preocuparse, lo demás estaba en mano de los especialistas los cuales trabajaban a la par con el doctor López, era un hombre respetado y su personal también lo era, todo su equipo médico se destacaba por su buena labor en estos casos.

"Bastante tiempo ha transcurrido desde que ingresaron a Kevin al pabellón para la operación..."

Fue tanta la espera que caí rendida a los brazos de Morfeo, aunque más específicamente a los de Tomas, quien se hallaba sentado a mi lado vigilándome. El largo periodo de tiempo de horas sin dormir me empezó a pasar la cuenta, no sé en qué momento, pero mis ojos fueron cediendo al notorio cansancio que mi cuerpo estaba sintiendo tras estos días de agonía, no le di mucha importancia al hecho de dormirme pues estaba cansada y debía descansar bien por el bien de mis hijos, además me sentía más segura sabiendo que mi esposo estaba en buenas manos durante su trasplante.

De repente sentí las manos de Tomas mover mi cuerpo para que reaccionara, no sé cuánto tiempo habré estado dormida, pero por lo menos lo que estuve bastó para que sintiera menos peso sobre mis ojos, ahora me encontraba con más energía y más apetente. Cuando conseguí abrir mis ojos vi al Doctor López caminar hasta nosotros, eso fue suficiente para que mi estado de alerta se activara y me levantara de mi asiento para escuchar lo que el hombre nos tenía que decir... y bueno, la operación fue un excito, los chicos y yo nos abrazamos por la increíble noticia que nos traía el doctor, muchos de ellos se pusieron a llorar al igual que yo y otros como el señor Jonas mantuvieron la calma y preguntaron lo más importante.

- Disculpa Lopez, ¿Cuándo podremos pasar a ver a mi hijo? -habló el padre en representación de todos-.

- Si te soy sincero la operación terminó hace aproximadamente una hora y media o dos horas atrás. Lo que pasa es que las primeras horas son cruciales y lo teníamos en observación por si algo sucedía luego la operación -revisó uno documentos que traía en sus manos- Al parecer los chequeos salieron buenos así que creo que ya viene siendo hora de que lo vean.

- ¡Qué bien! ... por fin todo lo malo se terminó -él y Klen se abrazaron aun sin creer que todo lo ocurrido ya había quedado en el pasado-.

- Doctor, trajimos un par de cosas para mi hermano -le mostró la maleta- ¿se la dejamos a usted o a una enfermera?

- Puedes dejársela a la señorita que esta en el mesón, ella ordenara sus pertenecías en su habitación.

- Bueno, yo iré a ver a Kookie -ambos hablaron al mismo tiempo y se quedaron viendo con cara asesina-.

- Muy gracioso chicos -rió- pero me temo que por ahora solo podrán entrar de uno a la vez.

- Uno a la vez... -repetí-.

- Ya veo... -al principio no sabía cómo sería el orden que ocuparíamos para pasar a la sala, como el señor Jonas era el padre me imaginaba que él sería el primero en verlo, sin embargo... me equivoqué. No pasaron ni dos segundos y mi suegro volteó a verme con una sonrisa en sus labios- Ve tú, estoy muy seguro de que mi hijo quisiera que la primera en verlo fueras tu Tn.

Aquello logró conmoverme y asentí gustosamente a su comentario, miré al doctor y sin perder más tiempo me dio su señal de aprobación diciéndome la habitación en donde se encontraba descansando Kevin, intenté que mis sentimientos no me ganaran, pero fue casi imposible. Salí corriendo del lugar limpiando mis ojos y con una sonrisa de oreja a oreja que nadie podía quitarme, pasé por un pasillo extenso y luego subí como pude las escaleras, no quería seguir ni un minuto más sin verlo, lo quería y necesitaba estar junto a él cuanto antes.

Al estar por llegar a la sala me topé con una enfermera que casi choca conmigo por estar corriendo al igual que yo, una extraña sensación me recorrió todo el cuerpo y deje de correr, seguí en la misma dirección caminando a la vez que sentía voces hablar alto a lo lejos, al doblar en la esquina vi la puerta de la habitación de mi esposo y dos paramédicos salir corriendo de ella, una chica salió también pero se quedó fuera de la puerta toda agitada y fue ahí cuando percibí el sonido de ese monitor cardiaco que tanto lograba ponerme de los nervios, de esa maquinita tan característica de hospital. Algo estaba sucediendo y claramente no era nada bueno, por cosa de impulso corrí desde mi posición para entrar al lugar en donde se suponía que tenían estabilizado a Kookie, al final no conseguí pasar desapercibida gracias a mi arrebato y es que la chica vio que estaba al lado de ella a punto de atravesar esa puerta que era lo único que se interponía entre Kevin y yo.

- Señorita no puede pasar -trató de detenerme, pero logré ingresar a la sala sin mayor problema- ¡Espera!

- Tenemos a un paciente en gravedad aquí -me quede en shock observando a mi esposo lleno de tubos y con la mascarilla de oxígeno- ¡Que esperan, llamen al doctor! -aun sentía ese sonido infernal de la máquina del ritmo cardiaco- ¡ESTE SUJETO SE NOS VA!

- ¡NO HAY TIEMPO PARA ESO! -empujó al chico a la vez que frotaba esas máquinas con voltaje- ¡Despejen! -ver aquello me hizo romper en llanto, cómo era posible que estuviese en ese estado- Maldición no funciona, se nos va -ver esa cruda escena era algo horroroso que nunca se lo desearía a nadie- ¡JODER, SUBAN LA CARGA! -intenté acercarme a ellos, sin embargo, unas manos me sujetaron por detrás-.

- Ya le dije que no pode estar aquí -me agarraba con fuerza- Esto ahora es sólo para personal autorizado, ¡Venga conmigo! -ya rendida agoté mi último recurso para que supiera que estaba allí... por si podía oírme-.

- ¡¡ KEVIN !! -desesperada grité su nombre con la esperanza de que se despertara. No quería perderlo, no a él, no a mi esposo, no al padre de mis hijos, no... al hombre que amaba-.

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora