Capitulo: 92 Kevin... ¿Eres feliz?

114 7 0
                                    

- Perdón por la demora -aun seguía algo agitada- estuvimos en un atasco, en verdad el tráfico estaba horrible.

- No te preocupes, no he esperado mucho -rió- a mi también me costó llegar hasta aquí en el auto.

- Que alivio, no quería hacerte esperar... ¿eh? -miré lo que estaba servido sobre la mesa- ¿y esto?

- Lo trajeron hace poco, como conozco tus gustos quise sorprenderte pidiendo algo que probablemente te gustaría... espero que no te moleste.

- Para nada -le sonreí- Gracias, todo se ve delicioso.

- Pues espero que sepa tan bien como se ve -dijo por último tomando su café-.

Así fue como dimos inicio a nuestro desayuno, el trozo de pastel y el café tenían muy buena pinta, al probar el café quedé fascinada, era francamente delicioso, tenía un aroma y sabor único, creo que Kevin acertó al querer reunirnos aquí. Para hacer más agradable nuestra reunión se nos ocurrió hablar de cómo nos lo pasamos en el Club Lux, la atmosfera era muy cómoda y nos lo estábamos pasando de maravilla, incluso llegué a comer del trozo de pastel de Kookie cuando él me dio de probar haciendo que yo en recompensa hiciera lo mismo con él. Fue una buena forma de empezar el día, terminamos de comer y Kevin pagó lo pedido, acordamos en hablar de camino a un parque que estaba cerca, salimos del Mouse Rabbit e iniciamos nuestra conversación.

- Sabes... Mario no siempre puede mantener la boca cerrada -habló mientras caminaba junto a él- Me dijo que te ha visto medianamente enferma.

- Son los nervios -sentí una gota de sudor frío- desde hace algunos años he tenido problemas en relación al estrés, no logro manejarlo bien y eso se transforma en malestar físico.

- Te pido perdón por eso -su voz era baja y calmada- Yo... soy el único culpable de que estés así y eso lo sé perfectamente.

- No te preocupes, no fuiste solamente tú, si admito que tienes la mayor parte de culpa, pero también tengo pequeños conflictos internos o privados.

- En verdad lo siento...

- Igualmente concuerdo contigo con lo de Mario -no pareció entenderme al principio, me vió atento- Él me contó sobre tus horas extras en la oficina y... sobre los excesos de Annie. No intento controlar tu vida, pero ella también debería hacer algo, no es justo que tu pongas todo de tu parte para...-bajé un poco mi tono de voz- tu familia.

- Tranquila, en realidad pienso que a veces se pasa con esos lujos tan caros que necesita -se oía algo cabizbajo- Lo único que intento es hacerla feliz, a ella y a nuestro hijo. Sé que puede ser muy molesta en ocasiones, pero es buena madre, siempre está pendiente de leer artículos de maternidad incluso va a clases para futuras madres para estar más informada del tema, puede que con este bebé en camino cambié algunas partes de su forma de ser.

- Eso... ¿eso es lo que tú crees? -no iba arruinarle el sueño por más que quisiera, sin embargo, nadie podía ser tan ciego como para pensar que la rubia podría cambiar-.

- Pues yo... -su mirada mostraba un semblante frío- eso es lo que quiero creer.

Bajó su mirada y seguimos caminando rumbo al parque, pero en esta ocasión en silencio. Pude darme cuenta de que él sabía perfectamente que las cosas no serían así, en sus ojos podía ver una mezcla de nerviosismo y desesperación, no esperaba que se lo haya pasado de lo mejor en este tiempo, por momentos lo veo triste y cansado pese a que intente disimularlo, es probable que para él no haya sido como pensó que serían las cosas, hubo un tiempo en que Tomas me comentó que Kevin por las noches salía a correr, él decía que para despejarse y hacer ejercicio, sin embargo, Tomás pensaba que era por otra razón ya que en varias opotunidades pudo verlo llegar en la madrugada con su nariz y ojos rojos, disimulando las lagrimas con el sudor de su piel, al principio no le tomé importancia pese a que Kevin tampoco se lo ha pasado bien, no puedo decir que uno es más feliz que el otro, pero notoriamente los dos hemos sufrido de diferente forma durante este periodo de alejamiento.

Sin darme cuenta llegamos finalmente al parque que teníamos en mente, el lugar era grande y había hartas personas, al principio me extrañó ver a la distancia tantos puesto de comida y juegos, a Kevin tampoco se le paso desapercibido, la verdad era que no contábamos con que se estuviese celebrando algo en este lugar.

- ¿Te gustaría que habláramos aquí o prefieres que vayamos a otro sitio?

- Sinceramente me gusta este lugar, es lindo -observé el parque por un instante y apunté hacia una banca- ¿Te parece si nos sentamos allí?

- Si, es buen sitio -me sonrió- por lo menos tendremos buena vista -caminamos juntos hasta la banca y nos sentamos- Te creció un poco el cabello.

- ¿Enserio pudiste notar eso? -reí- ni siquiera Deborah se ha dado cuenta y eso que nos vemos bastante.

- Quizás sea porque no está tan acostumbrada a ver los pequeños detalles al observarte -aquel comentario hizo volver aquella calidez en mi estomago- Te queda bien así.

- Estaba pensando en cortármelo un poco, solo las puntas y dejarme un flequillo -fue imposible no recordar aquella conversación- Charlotte fue la de la idea, me lo dijo en una videollamada.

- Sea cual sea el look que adoptes te veras linda igual -le quedé viendo su rostro mientras él jugaba con mí cabello- ¿Hay algo que quieras decirme?, hace mucho te noto ansiosa.

- Siendo franca hay una pregunta que deseo hacerte, ... Kevin... ¿eres feliz así?

- ¿Qué hay de ti? -no apartaba sus ojos de mí- ¿tú eres feliz?

- Yo pregunté primero Kevin Jonas -me burlé para luego hacer una pausa- Pero yo creo que mi respuesta es obvia.

- Pues... -era difícil que se concentrara en darme su respuesta sí su vista pasaba de forma alterna de mis ojos a mis labios. Nos quedamos en silencio por unos segundos, no podía apartar mi mirada de aquellos ojos tan profundos que tanto me encantaba observar, sin embargo, sin previo aviso su mirada bajo y respondió- No lo soy, no soy feliz...

-  ¿Entonces por qué seguir así?, no es justo que vivas una vida que no quieres vivir.

- Lo sé, pero no quiero fallarle a Annie, no quiero que haga una locura o me aleje de mi hijo, además esto fue algo que hicimos los dos -se veía descontento- no es justo que ella pague sola por un descuido que nos pasó.

- ¿Realmente quieres estar con ella o solo lo haces por obligación?

- Tn, yo... -tardó en responder, pensó en lo que diría- yo quiero estar con ella... -terco, no hace más que mentirse a sí mismo como yo lo había hecho en un principio con Adam-.

- De acuerdo, si esa es tu respuesta -me levanté de mi sitió y me estiré un poco-.

- ¿A d-dónde vas? -se veía preocupado por mi actuar- Y.. Yo...

- Hey, cálmate -le sonreí- solo iré por algo de comer, ya han pasado casi tres horas desde que comimos, ¿quieres venir?

Ya más tranquilo y sabiendo que no me iría del lugar, asintió con la cabeza y se acercó a mí, estuvimos viendo los puestos que estaban montados, había muchas cosas lindas y en los puestos de comida lo que vendían se veía sumamente apetitoso, dimos un par de vueltas antes de decidir comprar algo, todas las personas parecían divertirse mucho en pareja o en familia. Cuando pasamos por uno de los últimos puesto Kevin pareció interesarse en lo que había, al caminar hacia él pude percatarme del característico olor de local que se trataban de las famosas brochetas que tanto le gustaban, felizmente compró unas cuantas, y me acompañó a comprar lo mío, yo por mi parte elegí comprar unos, al tener todo listo nos sentamos en una de las mesitas que se hallaban en los puestos de comida y comenzamos a conversar.

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora