Capitulo: 80 Pero... Que demonios acabo de leer

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Así fue como todos fueron a hacer sus tareas luego de almorzar, mientras los dos más jóvenes iban a comprar, me quedé con el mayor para ayudarlo a ordenar la sala, estuvimos trayendo mantas, la cobijita de Jose y algunas almohadas de nuestros cuartos para estar aún más cómodos, al terminar nos colocamos ropa más ligera mientras esperábamos a que los dos chicos regresarán. Cuando llegaron fuimos a la cocina a poner en pocillos las papas y las demás cosas para picar junto con algunas golosinas que había comprado Tomas, servimos los refrescos y ya estábamos listos para comenzar. Las horas pasaron y ya eran alrededor de las 19:15, la puerta sonó en el momento en que la película estaba por acabara, Mario a ver y recibió las pizzas pagándole al repartidor, el chico se sentó dejando las cajas abiertas sobre la mesa para que pudiésemos coger un trozo de ellas, de un momento a otro pasamos de una película a otra, estábamos muy metidos en aquella trama de suspenso que no nos daba tiempo de hablar sobre lo que estaba ocurriendo, era tan buena que decidimos hacer una pausa cuando el filme iba un poco más de la mitad para poder ir al baño y a buscar lo que nos quedaba de comida en la cocina.

- Si que los creadores tienen mi aprobación, no me despegué ni un segundo de la pantalla -reí- ni siquiera me di cuenta de que nos habíamos quedado sin cosas para comer.

- Opino lo mismo, buena trama -se incorporó riendo junto a mí- a mi también se me pasó por completo la existencia de los aperitivos.

- Saben, quedaron un par de paquetes de papas sobre el mesón de la cocina y si no me equivoco, igual están las galletas que habíamos comprado junto con unos cupcakes para cada uno -se levantó de su lugar y caminó en dirección al pasillo- si quieren vayan a buscarlos, yo aprovecharé de pasar al baño.

- Oye Tomas, ¿Puedes traerme algunos pañuelos que están dentro de estante del baño?, creo que me resfriaré.

- Oigan chicos, ¿Alguno ha visto un pendiente de color negro?, al parecer lo perdí.

- Que mala suerte Tn -se quedó pensando unos segundos- mira, Mario y yo iremos a ver el asunto de la comida, si quieres puedes buscarlo mientras nosotros nos ocupamos de rellenar los pocillos.

- Se los agradezco chicos, en verdad espero encontrarlo -me paré del sofá y me coloqué en cuclillas buscando por el suelo-.

- Tranquila, lo encontrarás -me sonrió- probablemente se te debió caer en la tarde cuando arreglábamos la sala.

Al terminar de hablar los dos chicos se fueron hasta la cocina para hacer la tarea que tenían pendiente, saqué mi móvil de la mesita y con la linterna iluminé las zonas en donde inicié por buscar, me estaba por dar por vencida ya que no había rastro alguno del famoso arete, por último observé el sofá, era el único lugar que me quedaba y que estaba dispuesta a explorar antes de tirar la toalla, con cuidado me agaché iluminando debajo del sillón obteniendo un gratificante resultado puesto que mi arete estaba allí. Tardé unos minutos en sacarlos, pero no fuera la gran cosa, rápidamente no dude en limpiarlo y en ponérmelo de forma en que lo ajusté de tal forma para que lo ocurrido no volviera a pasar, en ese instante estaba por sentarme hasta que de repente un sonido me hizo sobresaltar, el teléfono de Mario había vibrado.

- ¡Mario! -le grité desde mi lugar a la cocina- ¡Alguien te acaba de enviar un mensaje!

- ¿Puedes ver de quién es? -me habló sin asomarse por el marco de la puerta- ¡Si es Jonathan no le hables, cuando está aburrido le da por mandarme chistes anticuados que no logro entender!

- ¡Bien, entiendo! -hice caso a su petición y tomé su móvil para ver de quien se trataba-.

Estaba por ver el autor del mensaje en la pantalla, pero sin querer en vez de tocar la pantalla la deslicé, "¿En verdad?, ¿Mario quien no le pone contraseña su teléfono?" reí bajo por la poca seguridad que tenía para cuidar privacidad, en la pantalla pude ver que se trataba de Pedro y como buena chica le avisé que se trataba de él. Ya con esa información Mario se quedó más tranquilo y dijo que pronto iría con las cosas a la sala para luego responderle, así que me volví a sentar en el sofá, dejé el móvil en la mesa... sin embargo... las primeras palabras en el mensaje llamaron rápidamente mi atención. Sé que mirar un mensaje ajeno no es muy honesto, pero realmente este mensaje lo valía.

["Mario tenemos problemas serios. Hace una semana terminamos con las cosas de la empresa aquí, sin embargo, por petición de Kevin tuvimos que quedarnos por más tiempo y verás... en resumen Kook está metido en algo y en verdad no sé que hacer. Ya escuché su versión y le creo, pero esto no está tomando para nada buena pinta, por favor no le menciones nada de esto a Tn, lo que menos quiero es que ella se entere antes de que lleguemos de lo ocurrido aquí en Hong Kong. Kevin debe ser quien le diga, conversa esto con Tomas, él fue el primero en enterarse y que nos ayudó un poco con la mentira"]

"Pero... ¿Qué demonios acabo de leer?", mis ojos no podían estar engañándome, ¿Kevin está metido en un lío?, aunque si fuese así ¿por qué no me lo dijo?, mis manos comenzaron a temblar al no tener la menor idea de lo que había ocurrido en Hong Kong, me quedé estática sobre el sofá, además ¿qué sabía Tomas que los demás no supiéramos?, mi estomago comenzó a doler un montón, soy pésima en estas cosas y no sé muy bien como controlar mi cuerpo en estas situaciones. Mario apareció de la cocina con los aperitivos que servido para la velada.

- Oye Tn las galletas se hicieron un tanto pocas, n-no es como si José y yo nos las hubiéramos comido allí dentro, sino que... -mi mirada perdida y a la vez molesta logró captar su atención- Hey... ¿sucede algo?

-  La verdad es que si -le entregue su teléfono con el mensaje en pantalla, el cual leyó detenidamente-.

- E-Espera, yo acabo de leer esto, no tengo idea de porque me pones esa cara.

- ¿Y esos ánimos? -soltó José llegando a la sala, dejando las cosas sobre la mesa-.

- Quiero a Tomas ahora -me levanté del sofá, sin embargo, mis piernas no me daban mucho soporte- ¡Ahora por favor!

- Oye, oye, ya volví con el papel de Mario , te recuerdo que estaba en el baño calma...te... -en ese instante Tomas analizó la situación, Mario sosteniendo su teléfono, José perdido ante la situación y yo molesta con ya notorias lagrimas en los ojos- Mario, ¿acaso tú...?

- A mí no me mires, yo fui a la cocina y Tn vio el mensaje.

- ¡Mierda Mario! -Tomás llevó su mano hasta su cabello y comenzó a desordenarlo,  estaba sumamente nervioso-.

- ¿Podrías explicarme a qué venia ese mensaje?

- Mira, yo no soy quién para hablar de este tema, lo mejor es que Kevin te lo explique cuando llegue, solo quedan 3 días más.

- ¡No quiero esperar! -me tiré sobre Tomas golpeando su pecho- ¡¿Qué fue lo que hizo? ¡¿Por qué tanto misterio?! -no podía aguantar las lágrimas, no saber absolutamente nada me estaba poniendo cada vez peor-.

- Mira, lo mejor será que te calmes -me sostuvo entre sus brazos- no hay necesidad de ponerse así.

Una vez más el teléfono volvió a sonar, mi vista instantáneamente se quedó fijamente sobre aquel aparato electrónico. El móvil se encontraba sobre la pequeña mesita del lugar, intenté ir hacía él, pero Tomas lo tomó en sus manos.

- Tomas pásamelo, por favor.

- Tn debes descansar, estas demasiado agitada y no te hará bien.

- Puedo llevarte a tu cuarto, puede darte algo en ese estado de hiperventilación.

- ¡No quiero ir a ninguna parte! Por favor entiendan.....

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora