Capitulo: 55 Pequeña Tn revivio de entre los muertos

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"¿Acaso podría ser que...?", mis mejillas poco a poco comenzaron a tomar color, definitivamente yo no fui la que se cambió y recuerdo perfectamente que cuando escuché a Tomas entrar al cuarto aún traía la ropa que utilicé para la cena, entonces tenía dos posibles opciones, la primera en donde Kevin durante el trascurso de la noche me cambio de prenda o la segunda, la cual implicaba que ambos lo tuvieron que haber hecho. Ambas opciones me daban vergüenza ya que implicaban en sí lo mismo, pero bueno..., no tardé mucho en sonreír, el gesto al fin y al cabo fue lindo, no le di más vueltas al asunto y me fui a la cocina para desayunar junto a Mario, al llegar allí seguimos hablando y se nos ocurrió la brillante idea de cocinar galletas para compensar puesto que las que hice para la noche anterior se habían acabado y era un lindo gesto luego de lo que han hecho por mí.

- Realmente huelen muy bien -comentó mientras olfateaba la comida- estarán muy agradecidos por tu gesto.

- Espero que les guste, francamente me siento muy agradecida con todos -apunté a las nuevas galletitas que acababa de hacer, las cuales estaban repartidas por igual en siete recipientes de vidrio distintos- por lo menos estas galletas me quedaron más dulces que las anteriores y los detalles se ven monos.

- Eso se lo puedo asegurar -rió- muero por comerme las mías con algo de leche caliente.

- Ah, Mario se me olvidaba -le entregué un plato con un par de hotcakes que tenía en el montoncito de los que estaba preparando para los dormilones- también hice unos para ti, me ayudaste bastante en hacer todo esto.

- ¡Awww que linda! -me abrazo con fuerza- te lo agradezco muchísimo, no tenías por qué.

- Es un detalle, tenía que hacerlo luego de lo de ayer, ponles un poco de manjar, miel, mermelada o mantequilla -sonreí- Con cualquiera de ellos sabrán deliciosos.

Cuando terminamos de comer nuestro desayuno, Mario se ofreció a ayudarme con una de las dos bandejas que tenía para subir con el desayuno de los chicos, así que las arregle colocando los hotcakes y el café además de un pequeño regalo para cada uno, las tomamos y nos fuimos a las escaleras para subir a la segunda planta con destino a mi habitación, al llegar a mi cuarto giré la perilla con sumo cuidado para no despertarlos aún, dejé a los pies de la cama la bandeja que traía y mi compañero imitó mi acción, luego de eso se despidió de mí y se fue dejándome a solas con los dos chicos que yacían durmiendo plácidamente en la cama. Debo admitir que me daba algo de pena el tener que despertarlos después de haber pasado una noche entera encargándose de mí, pero debían comer y no permitiría que se pasarán toda la mañana así sin nada que comer, y que les diera energía.

- Hey, Kevin -lo tomé del hombro y lo mecí. Traté de no hablarme muy fuerte para no asustarlo- despierta, ya son las diez de la mañana -me dirigí al otro chico a su lado- Tomas tú también, despierta.

- Mmm -cambio de posición, encogió sus piernas quedando en posición fetal- Solo cinco minutos más.

- Nada de cinco minutos, deben comer algo y luego podrán seguir descansando.

- ¿Qué...pasa? -Kevin restregó sus ojos, se notaba que se encontraba muy adormilado aún-.

- Les preparé el desayuno, no es mucho, pero espero que les guste.

Al escuchar lo anterior ambos se levantaron velozmente quedando sentados sobre la cama, todo rastro de sueno desapareció, sus estómagos sonaban y era demasiado obvio como para que no me diera cuenta. Fui hasta las bandejas y se las entregué a cada uno, los dos chicos se veían sumamente emocionado por probar su desayuno, el cual contaba con un café como les gustaban, unos hotcakes y una cajita sorpresa.

-¿Y esto? -pronunció casi inaudible. Con la pequeña caja en sus manos se dirigió a mi- Tn, ¿Qué hay aquí dentro?

- ¡Oh, cierto! -Tomás también la cogió- Me concentré tanto en la comida que no me fije en esto.

- Ábranlo, es un mini regalo, si quieren más díganme, abajo hay unos frascos para ustedes.

- ¡Yuju! Más galletas - Tomas se veía realmente agradecido- Las de ayer estaban deliciosas, casi me da un pre infarto cuando Pedro dijo que se habían acabado.

- ¿Esto...lo hiciste tú en la mañana? -Kevin podía ver qué le gustó el detalle, sin embargo, su tono de voz sonaba a preocupado- ¿No te hizo mal levantarte de la cama?

- No, no, me encuentro bien. Si me hubiese sentido mal probablemente no hubiera bajado, me levanté y me sentí mucho mejor, lo que seguramente fue gracias a ustedes al estar toda la noche en vela cuidándome, por esa razón quise hacerles algo...para agradecerles.

- Pues fue un lindo gesto, en verdad te lo agradezco y me alegro mucho de que te encuentres mejor, nos tenías preocupados.

- Me lo imagino -agaché mi cabeza- Lamento mucho eso.

- Bueno -acaricio cuidadosamente mi cabeza- lo más importante es que te encuentras bien. Gracias por el desayuno, de verdad se ve apetitoso -me sonrió- Ahora ven, siéntate con nosotros y come unas galletas.

- N-No es necesario, son suyas.

- Y como son mías te digo que pruebes unas, ¿Qué dices tú?

- Por mí no hay problema, no tengo drama compartir -rió-.

- Bien, ustedes ganan -reí. Me hacía gracias lo hecho, me puse en medio de los dos y me senté allí- Por cierto, Jonathan mencionó que tenía una noticia que dar y que esperaría a que todos los que faltarán estuviesen despiertos para decirlo.

- Bien, en ese caso desayunaremos tranquilamente y luego nos vestiremos para bajar, pero antes de bajar -me miró fijamente- Usted señorita debe ir a hablar con Klen para que le diga a qué hora vendrá el doctor.

- Ayer lo llamó y dijo que la primera paciente en ver serías tú, así que es importante saber la hora, no vaya a llegar ahora y nosotros aquí muy relajados.

Era cierto, recuerdo que la noche anterior Klen mencionó que hablaría con el doctor, así que comí un par de galletas junto a ellos mientras conversábamos y luego salí de mi habitación para poder hablar con Klen. Me paré fuera de su cuarto y toqué la puerta, no tardó mucho en abrirme y en sonreír al verme, si, al parecer todos se alegran de verme bien y no es para menos, ayer sentía que me estaba muriendo y por fin siento que renací, confieso que fue la peor noche que he pasado en mi vida hasta ahora, fue horrible.

- Así que la pequeña Tn revivió de entre los muertos.

- Muy gracioso -reí por su comentario- yo también me alegro mucho de verte dormilón.

- Fuera de broma que bueno que estés mejor, tienes buena pinta.

- Si, ayer lo único que quería era morir, sentía que mi cabeza en cualquier momento explotaría.

- Y no es de sorprenderse, tenías 4.2 de fiebre.

- ¿Qué? -me sorprendí lo máximos que he tenido es 3.7-.

- Lucias muy mal así que te tomé la temperatura, ¿Lo recuerdas?

- Si te soy sincera no me acuerdo para nada de eso, tengo muchas cosas en la cabeza, cosas que recuerdo perfectamente y otras cuyos recuerdos son borrosos.
Suga: Bueno, para que te quedes más tranquila un doctor me dijo que vendría a verte como a las 11 u 11:30 am. y a decir por la hora ya debe estar por llegar.

-Gracias Klen, de verdad te debo una -le regalé una tierna sonrisa-.

- No hay de qué, siempre que algo te pase no dudes en qué haré lo posible por ayudar -me devolvió la sonrisa-.

Cuando terminamos de hablar sentí la voz de Jonathan por la primera planta por lo que se me ocurrió que lo mejor era volver a mi cuarto y avisarles a los chicos, empecé a caminar por el pasillo rumbo a mi cuarto, estaba por girar la perilla hasta que una mano en mi hombro me quita completamente de mi objetivo.

- Te crees muy lista, ¿no?...

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora