Capitulo: 43 ¿Que se supone que hace?

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El ambiente estaba tornándose raro y si no fuera por la risa de Tomas, no me imagino como nos hubiésemos sentido con esa situación.

- Es una buena pregunta -miró a mi novio- dinos Adam, ¿qué opinas de Tn?, después de todo son amigos y compañeros de trabajo.

- ¿Compañeros de trabajo? -estaba asombrado- ¿Tn trabajas en las empresas Jonas ?

- S-Si, bueno, para ser sincera voy ahí para ayudar cuando puedo.

- Se sentía un poco vaga en casa y un día como cualquiera se me acercó, me planteo su deseo de hacer algo productivo y me la llevé a la empresa.

- Vaya, es increíble que ustedes como familia trabajan de modo cooperativo, eso hoy en día se ve poco.

- ¿Qué podemos decir? -Klen ladeo su cabeza juntándola con la mía- Ella nos ha ayudado a ser así.

Deborah y Jonathan nos veían alegres a raíz del comentario que soltó Klen, debo admitir que no sé si era parte de la escena o si era verdad, a ellos siempre los he visto juntos como buenos hermanos, ¿acaso yo fortalecí aún más esa relación?, una sonrisa tímida se dejó asomar por mi rostro, me sentía feliz de que los chicos opinaran cosas tan bellas sobre mí, de pronto sentí mi pecho algo apretado y de la nada mis ojos comenzaron a cristalizarse, era casi imposible para mí contenerme, una lagrima se asomó por mi mejilla dejando a todos sorprendidos, no lo hago por estar triste, no, no, al contrario, simplemente me siento contenta y muy agradecida por estar junto a esta gran familia de hermanos.

- ¿T-Tn?... -José estaba preocupado- ¿estás bien?

-  L-Lo lamento...-intenté secar alguna de mis lagrimas- Sus palabras me conmovieron, fue imposible no emocionarme por ellas.

Todos sonrieron ante mi declaración, Annie no soportó la situación y disimuladamente se fue molesta en dirección al baño, no le di mucha importancia, ella debía acostumbrarse que mi relación con los chicos cada vez iba volviéndose más fuerte y eso no iba a cambiar de la noche a la mañana. Todos seguíamos hablando en la madrugada y cuando marcaron las 4 am. de apoco muchos fueron cayendo, los primeros en dormirse fueron Tomas, Adam, Klen y los dos amigos de Jose, posteriormente cayó él, Bruno, Jonathan , Mario y yo, a lo que me imagino que los demás se habrán quedado conversando minutos después.

Durante el transcurso de la noche, desperté de la nada, aun aturdida pude observar todo en penumbras y a todos los chicos que se hallaban dormidos en los sofás o en el suelo de la sala, al levantar un poco mi vista pude divisar dos figuras en el primer escalón de la escalera, no eran nada más y nada menos que Kevin y Annie que se encontraban besándose allí, fue casi imposible no percatarme como sus manos se movían ocasionado leves gemidos por parte de la rubia, "¿qué se supone que hace?", me molesté al pensar en qué hubiese sucedido si otra persona hubiera sido la que se despertó, lo encontré bastante irresponsable, básicamente nos estaba echando la soga al cuello a ambos por una calentura del momento. Minutos después, no tardé mucho en dar a conocer mi despertar, comencé a moverme en el sofá y a dar un largo bostezo ocasionando que la pareja se asustase y se quedara completamente inmóvil en silencio, me levante de mi lugar y pase cuidadosamente entre los chicos en dirección al baño, dentro del lugar reí bajo al pensar en el actuar que tuvieron ambos, espero verdaderamente que les quede como lección para otra oportunidad y que agradezcan que haya sido yo, cerré el grifo del agua y salí del cuarto de baño, camine hasta mi lugar de partida y al estar cerca pude notar que Kevin ya se encontraba en su ubicación, pero curiosamente Annie no se veía por ningún lado del lugar, mientras me iba acomodando en el sofá mire disimuladamente haciéndome la somnolienta, me acurruque y por fin cerré mis ojos.

-... ¿eh? -de repente sentí una manta siendo depositada en mi cuerpo y unos brazos abrazarme por la espalda, Kevin se había volteado y para colmo me estaba sujetando en una posición comprometedora por debajo de la cobija-.

- ¿Qué se supone que haces?, no hay nadie despierto ni viendo, no es necesario que lo hagas.-susurrando

- No lo hago porque haya gente aquí -imitó mi acción- además, tengo frío y tu estas bastante desabrigada.

- Kevin ese es mi problema.

- Luego me llamaran mal novio por dejar que te resfríes -me abrazó con más fuerza, levanté una ceja.

- ¿No es más fácil que me dejes la manta y te vayas a tu cuarto?

- No, me da flojera moverme, sería incómodo y esto muy a gusto aquí.

- Bien, si tú lo dices.

No me quedo más que resignarme a estar junto a él, si no fuese porque yo igual estaba empezando a sentir frio en la habitación ya lo hubiera sacado de aquí, pero me regañé al sentirme a gusto en esta posición, su cuerpo hermanaba calor y eso me hacía querer apegarme aún más a él. Se acercó a mi Oído.

- No te apegues mucho a mí, recuerda que soy un hombre.

- Lo siento -me voltee quedando frente a él- ¿así está mejor?-me mostró una sonrisa y siguió abrazándome-.

Nuevamente mis parpados comenzaron a sentirse pesados, me sentía muy cómoda en mi lugar y específicamente en esta posición, con el calor de Kevin y su olor no fue muy difícil caer rendida en su pecho a causa del sueño, no recuerdo qué más ocurrió después de eso, ni qué me dijo, ni siquiera qué habrá hecho, solo me quedé pensando en lo feliz que me hacia el hecho de poder dormir a gusto aun en este tipo de situación, solo espero que por la mañana las cosas sigan siendo igual que siempre y que el secreto entre ambos, sobre nuestro arranque de hormonas, siempre quede entre nosotros dos.

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora