Capitulo: 54 Linda pijama.. nueva? pijama!

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Los minutos fueron pasando y por la puerta llegaron Tomas y Mario , ambos con un recipiente con agua cada uno y tras de ellos venía Jose con unos pequeños paños, como mis nuevos vigilantes llegaron a la habitación Klen se despidió de mí y salió para encontrarse con sus hermanos, Tomas y Mario no querían molestar así que me dieron un beso en la frente y me dejaron junto a Jose, en parte entiendo que quizas pensaron que me sentiría incomoda ya que les contaría lo ocurrido, pero ese tema no tiene que ver directamente con este, si bien se originaron por la misma persona no fueron por las mismas razón, probablemente salieron para charlar sobre lo que me pasó y ver que podían hacer al respecto.

Jose es muy cuidadoso y atento conmigo, no tuvo ningún problema para hacerme compañía y cambiaba mis paños mojados a medida que se iban calentando en mi frente. De a poco y con el tiempo la fiebre fue bajando, mi cabeza ya no me dolía como antes y me sentía algo mejor, por lo menos ya podía conversar fluidamente con él y así finalmente pasamos el tiempo. Estaba muy atenta a las historias familiares que me contaba, no había nada que me distrajera de mi foco de atención, estaba tan metida en su historia que no me percaté que la puerta de mi cuarto estaba abierta y con un Kevin Jonas apoyado en el marco de la puerta escuchando divertido el relato.

- Creo que hasta aquí llegó nuestra charla - José rió- te veré mañana, así que ni se te ocurra empeorar esta madrugada.

- Lo prometo -le sonreí feliz-.

- Bien, te la dejo a ti -fingió querer hacerle cosquillas, se acercó a él mientras Kevin se alejaba divertido de su hermano- Nada de estupidez Kevin, me enteraré si le haces algo -bromeo y salió del cuarto cerrando la puerta-.

-  Y bien...-se sentó a mi lado sobre mi cama- ¿cómo te has sentido?

- Ahora bien, por lo menos ya no siento que la cabeza me explotará.

- Eso es bueno -me sonrió- ¿qué tal va tú fuerza?, antes no podías ni mantenerte en pie.

- Eso sigue igual... me cuesta trabajo moverme y me canso rápido.

- Eso debe ser por tu resfrió mal cuidado -me regañó- ¿Por qué no le dijiste a nadie que estabas enferma?

- No quería preocupar a los chicos, no quería... ser una carga para ellos, no soy su responsabilidad y lo que menos quería era molestar.

- Hey, tu nunca podrías ser una carga para nosotros -estaba extrañado por mi comentario- ¿Por qué pensaste todas esas cosas?, siempre que pasa algo mis hermanos están para ayudarte, ¿Por qué... -se quedó callado por unos segundos, no sé si halla procesado la información correcta, pero finalmente cambió él tema a lo que le importaba realmente- ¿Por qué saliste de casa?

-¿Eh? -*no, no, no, esto esta mal*- Yo...realmente no lo sé, fue un impulso.

- Todo estaba bien, me refiero a que estábamos todos juntos compartiendo y no me cabe en la cabeza que salieras así de la nada.

- Quería salir -dije casi en un susurro inaudible-.

-¿Con qué propósito?

- Y-Yo no me sentí cómoda, ya me sentía algo mal en ese momento y puede que la fiebre haya afectado a mi decisión de salir.

- ¿No te sentiste comoda?, pero si pasamos buenos momentos, todos compartimos, lo tienes todo acá y...-me quedó viendo algo avergonzado- Tú... no lo tienes todo aquí -es mi primera Navidad junto a la familia Jonas , sin mi novio y además con una anexa a la familia, si, fue un tanto triste e incomodo pese a lo feliz que estaba siendo junto a los chicos- Perdón, tienes tus motivos y eso debo respetarlos.

- Gracias.

- ¿Por qué? -cuando escuche su pregunta levante el collar y él sonrió-.

- Por el regalo, por salir a buscarme y encontrarme, por estar aquí cuidándome en vez de estar con Annie y sobre todo... por hablarme.

- Sobre eso -tragó grueso. Era cierto, hace mucho que no hablábamos cómo antes, éramos como el primer día que llegue, me evitaba y casi ni siquiera me hablaba. Sus palabras habían sido duras esa mañana y jamás volvió a hablar del tema luego de lo ocurrido- Tal vez debería-

- Deberías hacerle compañía a tu novia, sé que soy tu esposa -respire hondo- pero no tienes que sentirte obligado a estar aquí, ya me encuentro mejor -me siento tonta al mentirme de esta manera sabiendo que lo que más quiero es que él esté aquí, ¿por qué es tan complicado decirle cómo me siento?-.

- "Si estoy aquí es porque quiero, nadie me dice que hacer y si tengo un lio con mi novia por cuidarte a ti me vale, en este momento quiero estar aquí haciéndote compañía y si eso significa pasar la noche aquí en tu habitación, lo haré."

Escucharlo decir eso provocó que el nudo que tenía en mi pecho sé deshiciera en ese aquel instante, aunque parte de mí se sentía mal por la preocupación que había causado en los chicos, fueron muy tiernos al cuidarme y al atenderme, ahora les debo una a cada uno y jamás lo olvidaré. Esa noche fue cálida pese a la ventisca y a la nieve que caía fuera por montones, Kevin esa noche cumplió lo que dijo y se quedó conmigo hasta el día siguiente, durante la madrugada la fiebre volvió y mi estado fue de mal en peor, Kevin hizo lo posible por ayudarme, llamó a Tomás para que lo apoyara y fuera a buscar algo de agua mientras él se quedaba cuidándome, entre los dos estuvieron haciendo relevo atendiéndome hasta que nuevamente la fiebre fue bajando. Por la mañana abrí de a poco mis ojos, me senté en la cama y lo primero que vi en la habitación fue a Kevin junto a Tomas durmiendo sobre las cama a mi lado, me asombró verlos allí, fui cuidadosa para no despertarlos y me bajé de la cama, los quedé viendo con ternura por unos segundos, "en verdad están durmiendo profundamente, debían de estar muy cansados", caminé hacia la puerta de mi habitación sin dejar de contemplaros y la abrí para salir al pasillo.

- ¡Tn! Que bueno, luces mejor -Mario me abrazó con fuerza-.

- Shhhh -intenté que bajara la voz- No hables tan fuerte, Kevin y Tomás están dentro descansando.

- ¿Se quedaron toda la noche dentro? -Jonathan se incorporó el mayor en nuestra conversación-.

- Al parecer si -sonreí agradecida- creo que pasaron toda la noche cuidando de mí.

- Me alegro de que hayas quedado en buenas manos, con todo lo de ayer más lo de papá quedamos exhaustos, fue mucha información para una sola noche.

- Cierto -mis ojos se abrieron al hacer sinapsis- ayer recuerdo algo, como que debía hablar con el Sr. Jonas, ¿Pasó algo?

- No tienes idea -me levantó contento en sus brazos y me bajó- pero no te podemos decir aún.

- ¿Eh? ¿Por qué? Soy parte de la familia -fingí indignación- no es justo.

- Tranquila -Jonathan rió bajo- ya te enteras, queremos que estén los que faltan para darles la noticia.

- De acuerdo -sonreí- esperaré.

- Buena chica -acaricio mi cabellera despeinada- Por cierto, linda pijama, ¿Es nueva?

- Gracias, si -reí- lo has notado.

- Te queda bellísima, me alegro de haberla elegido ayer para ti, te ves tierna.

Luego de unos minutos finalmente dejamos de charlar, Jonathan debía salir a buscar un encargo que le había hecho Klen y Mario estaba por bajar para hacerse el desayuno, lo pensé bien y lo mejor era acompañar a Mario , me giré y me afirmé de la baranda para bajar con sumo cuidado cuando de la nada unas palabras vienen a mi mente, "Linda pijama...nueva...pijam- ¡¿Pijama?!", baje veloz pero con cuidado las escaleras y me fui corriendo al baño de la primera planta, al verme en el espejo un montón de dudas comenzaron a aparecer en mi cabeza, "¿En qué momento se supone que me lo puse?", no entendía lo que estaba pasando ya que hasta donde yo recordaba nunca me quité el vestido y me lo cambié a la prenda de dormir.

mi peligrosa obcecionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora