POV.CHRISTIAN
Christian tu eres el indicado en decidir si quieres abandonar todo lo que refiere al BDSM yo solo te hago las preguntas, ya está en ti hallar las respuestas. ¿Por eso te pregunto estas dispuesto a dejarlo todo?
En mi cabeza aún sigue rondando la pregunta que Flynn me hizo. Estoy dispuesto a dejar el BDSM. ¿En verdad lo estoy? Recuerdo que, al terminar el contrato con Leila, me sentí liberado y a la vez me sentí extraño. Esa fue una de las causas por la que decidí ir al consultorio de Flynn para charlar. Es tedioso tratar este tema a la ligera justo ahora que Elena me insiste con la nueva sumisa.
¡Maldición todo es frustrante!
Debería tomarme un tiempo, y pensar las cosas con claridad, aunque sé que será difícil ya que Elena suele ser muy persistente con el tema de las sumisas. Ahora si le menciono lo que me está sucediendo posiblemente me fastidie con sus recriminaciones. No suelo tolerar que Elena se meta en mi vida, a pesar de ser de que es una buena amiga. Antes cuando era su sumiso las cosas eran diferentes pero todo eso ya cambio.
—Señor ya hemos llegado— la voz de Taylor me saca abruptamente de mis pensamientos. Lo miro y asiento.
—Gracias —le digo y bajo del auto tomando camino hacia a la puerta, toco el timbre y me recibe la sirvienta de Elena.
—Buenas noches, señor Grey la señora Lincoln lo espera en la sala. — dice amablemente y se hace a un lado para que yo pase.
Al llegar a la sala observo a Elena, lleva puesto un vestido negro como de costumbre y unas cuantas joyas.—Christian buenas noches —se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
—Buenas noches, Elena— le contesto un poco frío.
Ya había terminamos de comer y Elena me había ofrecido vino entonces nos encontrábamos en la sala. Hasta ahora solo me habla de las nuevas sumisas que ya había entrenado y de su sumiso la cual comenta que no se parece en nada a mi cuando lo era. ¡Joder! Lo que me faltaba.Sigo creyendo que ella sigue obsesionada por mí.
—Vamos a mi despacho ahí podremos conversar mejor —Vuelvo mi atención a Elena.
—Entonces dime de que es de lo que quieres hablar— mascullo mientras me siento en la silla. Ella me mira por un instante hasta que decide hablar.
—Está bien, hace años antes de conocerte tenía una amiga, ella era mi socia en un negoció todo estaba muy bien, entonces ella decidió robarme y se fue con su marido y crearon su fortuna con mi dinero. Ahora supe que ellos murieron y quiero lo que es mío, ellos tuvieron una hija y aquí es donde entras tu Christian— preste atención a cada palabra que me decía y no lo podia creer — quiero que seduzcas a la chica, y que te ganes su confianza, para que ella este rendida a tus pies, simultáneamente de poco a poco le aras firmar documentos donde estipulen que todo lo que ella pasee pasa a ser mío. —escupió con malicia eso último.
No entiendo porque quiere que haga eso, además tiene mucho dinero cuando se separó de su esposo a ella le toco una muy buena fortuna. En verdad cree que le pienso ayudar en semejante cosa, no puedo creer hasta dónde llega su ambición. Porque hacer eso ahora. Me rasco la barbilla, debatiéndome entre ceder ante su petición.
—Y bien Christian, dime vas a ayudarme— pregunta mientras me observa —si no lo quieres hacer entonces yo lo aria a mi manera. —murmura sin importancia. Que estúpida idea tendrá, nada es seguro con ella.
—¿Porque tengo que ser precisamente yo quién haga eso? – pregunto con tono serio. Ella bien pudo buscarse a otra persona para que le haga el trabajo sucio.—Porque eres un hombre atractivo y muy inteligente, sé que no te enamorarias de esa ridícula chiquilla, el amor no se hizo para ti. — Le frunzo el ceño mientras me mira con una sonrisa.
—No tenías alguna excusa mejor —espeté con enojo. Ella niega con la cabeza.
Aun no lo puedo creer esto es una estupidez.
Maldita sea.—Mira esta es la chica— Elena me extiende una fotografía y al momento en que la miro me doy cuenta de que esta chica es demasiado joven. Me pierdo en su mirada, sus ojos son azules ella es muy hermosa parece un ángel.
¿Qué estoy diciendo?
Siento como un frío recorre mi espalda, y mi corazón late muy deprisa es como si hubiera corrido un maratón. En verdad no tengo palabras para definir mis emociones. De repente me llega un pensamiento, tal vez Elena la esté siguiendo y en verdad tenga planeado hacerle algo muy malo. No me agrada la idea, pero siento que debo protegerla, cuidarla, no sé por qué, si no es nada mío. No debería preocuparme por una completa desconocida.
Y aun así me siento mal por ella. ¡Diablos! Odio lo inesperado.—Decidiste Christian ¿Me ayudarás o no? —salgo de mis pensamientos por la pregunta insistente de Elena.
La miro mientras me debato en hacerlo o no, solo por proteger a la chica. Sé que saldré mal de esto algo dentro de mí me lo está diciendo. ¡Maldición!
Se que está mal pero ya no hay vuelta atrás ya lo he decidido.
—Si acepto —respondo firme.
—Gracias Christian, yo sabre recompensarte muy bien. —dice de forma tosca y con una mirada oscura.–No es necesario–le respondo de mala gana, ya no aguanto más estar aquí así que me despido de Elena y salgo de su casa. Aun no me lo puedo creer, yo participando en algo despiadado. Pero ya está echo, solo espero poder ayudar a la joven.
—Taylor podemos marcharnos ya— digo con fastidio mientras me subo al auto.
—De acuerdo señor.Voy pensando en lo que Elena tiene en mente hacer y todo es por el maldito dinero, pero yo no me trago su cuento algo más debió de suceder para llegar hasta tal punto en querer quitarle hasta el último centavo. Ahora ya es muy tarde para arrepentirme de mi decisión, pero que todo sea por ayudar a esa chica que posee algo especial. Suspiro.
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Cree en mí
RomantikLa vida te enseña a seguir, adelante sin importar las circunstancias, Anastasia a pesar de ser, tan joven es dueña de una gran fortuna a ella no le interesa el amor es alguien que se dedica a su trabajo, pero el destino le tiene una sorpresa al enco...