Capitulo 67

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POV.ANASTASIA

Mis lagrimas no dejan de rodar por mis mejillas. Me escondo en el cuello de Christian, mientras mis espasmos se hacen presentes. Sus cálidos brazos me envuelven mientras su mano acaricia mi espalda. Tengo miedo de perderlo miedo a que esta reconciliación solo sea uno más de mis sueños. Justo en este momento ya no sé qué sería mi vida sin él.

Ahora puedo decir que cuando lo conocí supe lo difícil que sería si surgía una relación. Pero decidí arriesgarme. Y creo que de eso se trata el amor verdadero, de conocer los riesgos y aun así tomarlos y dejarse llevar por aquellos momentos.

Christian me aparta de él y me mira a los ojos, toma mi mano y besa mis nudillos. Lo veo dedicarme un tierna sonrisa.

-Eres mi tabla de salvación nena -susurra. Y brevemente con los ojos muy abiertos y llenos de miedo, tira suavemente de mi mano y noto que la dirige a su pecho en la zona prohibida, siento que se le acelera la respiración.

No aparta los ojos de mí. ¿Por qué hace esto? No, no es necesario.

-Christian, no detente por favor -suplico intentando retirar mi mano antes de tocarlo.

Niega con un ligero movimiento de cabeza.

-No -dice inmediatamente y vuelve a tomar mi mano sobre la suya presionando mis dedos con los suyos.

-¿De verdad quieres hacer esto? -Pregunto tragando saliva.

Asiente.

-Lo necesito -dice con la voz quebrada, me duele verlo así no es necesario esto no quiero obligarlo. Se el miedo que tiene de ser tocado, pero no soporto hacerlo, no de esta forma.

Estira su mano y toma la mía colocándola sobre su pecho lo miro y sé que se ha armado de valor para hacer esto. Posa su otra mano sobre la mía para impedirme que la retire. Él ha cerrado los ojos con fuerza, pero no se ha movido.

Entonces le acaricio con los dedos el pecho y el corazón, con mucho cuidado. Abre sus ojos su mirada es abrazadora, retira su mano y con la cabeza me hace un asentamiento de que prosiga entonces vuelvo a pasar mis dedos por su pecho.

Jadea y no sé si es por miedo.

Me detengo y retiro mi mano y los remplazo por mis labios, reparto besos cuidadosamente. Me detengo. Espero no asustarlo con esto. Lo observo por un segundo.

-Otra vez por favor -susurra

-Está bien- me inclino nuevamente y lo beso, pero esta vez sus cicatrices.

Me agarra del cabello y me levanta con mucha brusquedad hasta que mis labios se unen a su boca muy insistentemente. Mi cuerpo arde y enredo mis dedos en su cabello.

-Oh, Ana- gime y me tumba en el suelo ahora estoy debajo de él. Ya es de noche y solo se refleja la luz de luna por toda la habitación. Deslizo mis manos por su rostro y, en ese momento noto sus lágrimas.

Él está llorando. Es mi culpa no debí seguir tocándolo.

¡Maldición!

No quería lastimarlo.

-Christian por favor no llores en verdad lo siento no debí continuar -susurro angustiada.

-Ana... -hace una pausa, buscando las palabras con gesto de dolor no entiendo ¿Qué demonios pasa? ¿Qué está mal?

-Soy un sádico, Ana. Me gusta azotar mujeres menudas como tú, el motivo es que todas os parecéis a la puta adicta al crac... mi madre biológica.

¿Qué es lo que está diciendo? Oh no esto no me lo esperaba.

-Tu dijiste que no eras un sádico- musito intentando entender lo que acaba de decir.

Lo veo negar y sus lágrimas aún siguen rodando por sus mejillas.

-No, yo dije que era un Amo. Te mentí lo siento mucho, no quería que huyeras de mí. Cuando me hiciste esa pregunta sabía que nuestra relación sería muy distinta. -susurra con dolor.

-Christian...

-En verdad lo lamento tanto Ana yo... -él se detiene y se aferra a mi cuerpo.

Intento comprender lo que me acaba de decir, pero no estoy segura si soy la indicada para el yo no puedo darle lo que el necesita. Yo no quiero dejar de amar a Christian.

-Yo no puedo darte lo que necesitas Christian, yo no podría darte la sumisión que quieres yo no soy así como ellas. -susurro mientras acaricio su espalda.

-No, no, no, Ana. -se aleja de mí y me mira a los ojos- Tú me das todo lo que necesito. - aprieta sus puños -Cree en mí, por favor, yo ya dejé todo lo relacionado al mundo del BDSM. Por eso mismo desmantele el cuarto rojo. Ya no necesitó nada de eso. -dice con desesperación.

-¿Y si lo llegas a necesitar después? -pregunto

Niega. Y acaricia mi mejilla

-Ahora solo eres tú, lo que necesito, en mi vida. Ya era el momento de contarte cierta parte de mi vida. -susurra.

-Pero cuando nos conocimos querías hacer eso conmigo ¿verdad? -Pregunto es el momento de saber más. ¿Es lo correcto?

Niega rápidamente.

-No, claro que no, nunca se me paso por la cabeza aquella idea -murmura mirándome a los ojos. Posa sus labios sobre mi oreja en mi cuello y en mi boca, sus dientes tiran suavemente de mi labio inferior.

Sus manos recorren mi cuerpo de la cadera al pecho arrastrando mi vestido hacia arriba. Gimo cuando su mano agarra mi seno.

-Oh... Christian...

-Te deseo mucho nena.

-Yo a ti.

Se incorpora y me ayuda a levantarme llevándome al pie de la cama, me despoja de mi vestido dejándome solo en bragas de encaje.

-Así que sin sostén señorita Steele, me gusta -sonríe. Y yo me ruborizo. Me besa apasionadamente, con fervor. Ciento como un cosquilleo recorre mi cuerpo, me siento caliente.

Observo que lentamente desabotona su camisa y se la retira. Me mira a los ojos y con sus manos acaricia mi cara y me vuelve a besar y caemos en la cama.

Nos reímos.

-Christian -acaricio su mejilla y dejo un beso húmedo en sus labios. Esta medio tendido sobre mí, reparte besos en mi vientre y se apodera de mis senos dándoles la atención que se merecen.

-Eres mía nena -susurra mientas sigue torturando mis senos.

-Soy tuya siempre seré tuya Christian. -dije jadeante.

-Sabes nena, yo no pedí sentir esto que siento por ti, pero, te fuiste metiendo poco a poco y ahora no sé qué hacer con eso, con esta necesidad de saber de ti, de pensarte, de sentirte, de amarte.

Las palabras de Christian me dejan muy asombrada. Sonrio y me levanto lanzándome sobre el para luego llenar de besos su cara.

-No te dejare huir de mi lo has escuchado- beso sus labios.

-Tengo la intensión de encerrarte en esta habitación y de poseerte todos los días- acacia mi mejilla y me dedica una sonrisa pícara.

Asiento.

-Me parece perfecto señor Grey.-sonrio.

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