Capítulo 14

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POV.CHRISTIAN

Es de madrugada y las malditas pesadillas no me han dejado conciliar el sueño. Mis dedos presionan las teclas de mi piano, y mis ojos se mantenían cerrados mientras las notas de la música inundaban la solitaria habitación.

A estas horas la música era lo único que me salvaba de mi desafortunada vida. Me ayudaba a no pensar en todas las cosas malas, buscaba soluciones a mi melancolía. Aunque ni así ya que me encontraba entonando un tema que me agrada mucho, pero era muy triste, una melodía muy melancólica, la transcripción es de Bach, pero originalmente es un concierto para Oboe de Alessandro Marcello.
Me pierdo en el sonido y no me doy cuenta de que ya van a ser las 6:30. Esto ha llegado a su fin detengo mis dedos y cierro la tapa del piano me levanto del banco para dirigirme a mi habitación. Al ingresar voy directo a la ducha tiempo después salgo ya vestido y arreglado para empezar otro día, otro día lleno de trabajo.

Estoy en mi oficina revisando unos documentos muy importantes, veo mi reloj y sé que ya debo irme. Como quedé con mi hermana de encontramos en el centro comercial para escoger el regalo de Elliot tengo que ir.
Llevo 10 minutos esperando a mi hermana y aun no se digna en aparecer, pienso en marcarle, pero veo que ya ha llegado.

¡Al fin!

—Hola hermanito disculpa mi tardanza— susurra con una sonrisa.
—Hola Mía pensé que me dejarías plantado aquí— le reclamo serio.
—No nada de eso hermanito. —se defiende mientras beso su frente.
—Bueno y dime ya pensaste ¿qué le vas a comprar a Elliot de regalo? —pregunto. 
—No estoy muy segura de que comprarle, pero podemos observar que hay en las tiendas y luego escogemos. —dice mientras caminamos a las tiendas del centro comercial.

Suspiré y contesté rápidamente.

—De acuerdo andando.

Hemos entramos a algunas tiendas observando muchas cosas, pero a mi querida hermana nada le gusta. Todo le resulta muy llamativo o simple. Esto está resultando muy difícil no sé en qué momento ella encontrara el regalo adecuado.
—Mía ya le hemos dado tres vueltas al centro comercial y aún no decides que comprarle —reclamo.
—No hay algo que me convenza o que me agrade. —murmura torciendo su labio.

Pero hasta donde sé el cumpleaños es de Elliot no de ella y por decirlo el tendrá que usar lo que Mia le regale. No sé porque mi hermana se empeña en conseguirle algo que le guste a ella. Si se lo dará a Elliot.

Dios no debí aceptar venir quién diría que esto iba a ser muy aburrido y agotador.
—Mía vamos por un café ahora yo invito de acuerdo— masculló irritado
—Bueno Christian, vamos por el café y por mi jugo. —sonríe

Mía y yo nos encontramos en una acogedora cafetería disfrutando muy tranquilos hasta que somos interrumpidos por mi celular.

¡Genial!

—Con permiso voy a contestar— me disculpo levantándome de mi silla
—Ok, pero no demores si— advierte Mía —hoy estás conmigo hermanito— añade.
—No lo are —contesto mientras camino a la salida de la cafetería.

Aún no puedo creer lo que me ha informado Welch esto no puede ser posible, Elena es hermanastra de la madre de Anastasia todo esto es muy extraño. Porque ella le quiere quitar el dinero a Anastasia, que hizo su madre. Sin importar lo que Elena me a dicho no le pienso creer actuare a mi manera are las cosas menos difíciles.
También hay algo que me tiene en duda Welch, me dijo que el accidente de los padre de Anastasia fue provocado esto me pone a pensar muchas cosas será posible que Elena tuvo algo que ver en ese accidente y si lo así entonces solo lo hizo por el dinero.

!Joder!

Cosas como estas me hacer creer que uno nunca debe de confiar ni en su propia sombra.

Estoy por ingresar a la cafetería de vuelta, pero en ese instante una chica tropieza todo sucede muy rápido pero aun así consigo ver a tres jóvenes ciclistas que se dirige directamente hacia donde ella.

Me acerco muy rápido y tiro de la mano de la chica con fuerza y ambos caemos al suelo ella encima de mí. Espero que no se haya lastimado.

Para cuando comienzo a darme cuenta de lo que ha pasado me encuentro abrazándola contra mi pecho. Siento un cosquilleo extraño tras la nuca que desciende por mi espalda acompañado de un sudor frío. Me siento como un adolescente tembloroso de 14 años a punto de recibir el primer beso de su vida.

¡Mierda! ¿Qué me sucede?

Me gusta la sensación que me produce sujetarla entre mis brazos. El olor que desprende su pelo es embriagador. Con un brazo la sostengo contra mí.
—¿Está bien señorita? — pregunto.
Ella levanta su cabeza y nuestros ojos se encuentran. Puedo verme reflejado en esos preciosos y brillantes ojos azules, grandes e inocentes.

¡Diablos!

Poco a poco comienzo a notar como el peso de su mirada me oprime el pecho. Puedo sentir como sus ojos escrutan mi alma y llegan a lo más profundo y oscuro de mí ser.

¿Qué está sucediendo? ¿Por qué, siento que es así?

La observo bien y me doy cuenta de que  tengo frente a mí a la señorita Steele aun no lo puedo creer. Tenía que ser de este modo. Tan pequeño es el mundo. No lo sé. Pero me fascina.

Le ayudo a levantarse. La sostengo de los hombros durante unos instantes para evitar que vuelva a caerse.
—Gracias, por salvarme. —susurra avergonzada y nerviosa.
—Esos idiotas iban contra dirección. —digo serio mirándola me alegro de haber estado aquí. Me dan escalofríos de pensar lo que podría haberle sucedido.

¿Qué estoy diciendo? Concéntrate Grey me reprendo, pero me es difícil teniéndola tan cerca. La dulzura de su rostro me tiene  fascinado, que me resulta complicado dejarla de admirar.

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