POV.CHRISTIAN
Me siento tan mal no se si es tristeza, melancolía la verdad no lo sé. Lo único que si se, es que con esto protegeré a Anastasia, de un monstruo como yo. Es lo mejor para ella, y para mí también. No podía seguir alargando esto, sé que la lastimo y eso me hace sentir de lo peor y mucho más. Yo soy el único culpable y ahora puede que lo lamente, pero cuando hace minutos la besaba no lo lamentaba sé que la confundo con mi miserable actitud.
¡Demonios! No quise hacerle daño. Suspiro.
Ella me observa y niega con su cabeza, la espalda tiesa y rápidamente envuelve sus brazos a su alrededor en un gesto protector. Después ella se aleja de mí y me mira desapasionadamente. No lo hagas nena no me mire de ese modo me siento miserable, pero es lo correcto.
—Gracias, por la advertencia la tendré en cuenta señor Grey. —lo dice de forma brusca y enojada.
—Anastasia... yo— las palabras me faltan y no sé qué decir, excepto que lo siento. ¿Por qué esto es trágico? ¿Por qué tiene que suceder de este modo?—¿Qué Christian... falto algo más...? —pregunta y abro mis ojos más de lo normal, ella está enojada conmigo, vertiendo todo el desprecio que puede en cada silaba de mi nombre. Es insólito. Y se está yendo. Y no quiero que se vaya.
—Lo siento mucho — sus ojos parpadean con dolor e indignación.
Su cara se descompone y me siento como una mierda. Me mira y niega.
—Aquí no ha pasado nada— masculla con una sonrisa falsa.
Me acerque a ella y tome su mano.
—Anastasia en verdad yo lo siento mucho. —vuelve a negar y aparta su mano de la mía.
—Creo que es mejor que me retire que tenga buena noche señor Grey.
Cerré los ojos. Esto estaba muy mal. Abrí los ojos.
—Gracias e igualmente para usted— susurre no del todo convencido. Pero era lo correcto dejarla ir y salvarla de esta miseria. Rodo los ojos.
Se da la vuelta y da grandes pasos por el patio dirigiéndose a la casa. La observo irse con la esperanza de que me vaya a dar una segunda mirada, pero no lo hace. Camina decidida y el viento recorre fuerte. Me da alivio saber que al menos está llevando su abrigo. Verla irse oscurece mí ya sombrío humor.
¡Maldición!
Al fin desaparece por la puerta de la casa, dejando a su paso un rastro de arrepentimiento, el recuerdo de sus hermosos ojos azules y el aroma de un huerto de manzanas en el otoño.
Una vez más suspiro sintiéndome tan vacío. A mi edad ya conozco de ausencias y promesas que duran medio segundo, de palabras dulces que van atando hasta encerrar el alma. Y muchas cosas mas. Talvez las disculpas no curan, todo el daño echo... como las curitas, tapan las heridas y aun así siguen doliendo.
Quiero a Ana. Es una tortura no poder estar a su lado, pero es conveniente mantenerla a salvo. Mas adelante podría buscar la forma de pedir perdón y que ella la acepte.
Su decepción, su herido despecho y su desprecio permanecen conmigo. Se alejó sin mirar atrás. Y como nunca eso me ha dolido mucho. Regreso a la casa con la ilusión de verla aun, al entrar a la sala la busco con la mirada, pero, ya no esta se ha marchado. Hay un tipo de tristeza que no me hace llorar. Es como una pena que se vacía por dentro y me deja pensando en todo y en nada a la vez, como si ya no fuera yo, como si me hubieran robado una parte del alma.
Observo a Mia y ella me sonríe. Siempre tiene una sonrisa en su rostro nada le preocupa. Es posible que algún día tenga esa suerte.
—Hermanito donde estabas Ana, tuvo que marcharse le surgió algo muy importante — murmura Mia rápidamente. Supongo que eso les dijo a todos para marcharse, con obvia razón si no quiere verme debería hacer lo mismo, y marcharme ahora a mi departamento.
Quiero olvidar este lamentable episodio con la señorita Steele y poder sacarla de mi cabeza, porque juro que en cualquier momento are una estupidez.
—Christian te encuentras bien— la voz de mi madre me hace volver a la realidad.
La miro por un instante y finjo una miserable sonrisa.
—Si madre estoy bien.
¡Joder! esto es ridículo. No estoy nada bien. Me siento peor que la escoria.
—Me alegra saber eso ya me estaba preocupando —sonríe, mientras acaricia mi mejilla. —Anastasia es una chica muy linda y gentil— dice mi madre mirándome a los ojos y para finalizar me sonríe.
—Claro que si madre —susurre fingiendo alegría.
Quizás no se note, pero la verdad me estoy esforzando mucho para que nadie se dé cuenta de cómo me estoy sintiendo.
—Espero nos podamos reunir más seguido, y así invitar a Anastasia— dice Mia mientras se apega de costado a mí y me sonríe.
—Claro que sí, bueno yo me tengo que retirar buenas noches. —me despido rápidamente de todos y salgo de la casa de mis padres.
Mientras camino al auto siento la briza golpear mi cara, al parecer lloverá. Ahora lo único que necesito es estar en la soledad de mi departamento y reflexionar todo lo que ha sucedió con Anastasia.
Eso es lo único. Tomo un profundo aliento para tranquilizarme.
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Cree en mí
Любовные романыLa vida te enseña a seguir, adelante sin importar las circunstancias, Anastasia a pesar de ser, tan joven es dueña de una gran fortuna a ella no le interesa el amor es alguien que se dedica a su trabajo, pero el destino le tiene una sorpresa al enco...