Capítulo 65

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POV.ANASTASIA

 
El día comienza igual de doloroso como el resto de ellos. Me levanto de mi cama y la imagen de Christian viene a mi como un cortometraje. Es doloroso recordar los momentos que estuvimos juntos en esta habitación. Respiro hondo conteniendo las lágrimas. Basta Ana no te tortures con los recuerdos. Los recuerdos duelen y duelen mucho.

De lo ocurrido en el bosque ya han pasado tres días. Termino de arreglarme, tomo mi bolso para ir a desayunar, me detengo un momento a esperar que mi celular suene y que sea Christian quien me envié un mensaje como lo solía hacer todas las mañanas. Descarto aquella idea y voy directo a la cocina al ingresar me encuentro con Lupita, ella me ha obligado a alimentarme muy bien, ya que tengo rotundamente prohibido saltarme alguna comida.

Llego a la empresa y me abro poso al elevador al llegar Jhanna, me sonríe con su agenda en mano.

—Buenos días, señorita Steele

Asiento

—Hola Jhanna, dime ¿Qué tenemos para hoy?

—Tiene tres reuniones, una video conferencia y un almuerzo con el señor Thompson.

—Está bien, mañana en la mañana tenemos una reunión con los Benson, ¿no es así? —pregunto ella solo asiente. —Cámbiala para la tarde.

—Está bien, como usted ordene señorita.

La mañana a pasado muy rápido me he concentrado en revisar muchos documentos, y ya solo queda el almuerzo con el señor Thompson, él quiere que seamos socios la verdad es que no me agrada, la última vez que estuvo aquí en la oficina se me insinuaba demasiado. Pero preferí reunirme con él para aclarar las cosas de una vez.

Llego al restaurante e ingreso, el señor Thompson, me espera en una mesa al fondo, me acerco y me saluda, extiendo mi mano. Él lleva mi mano a su boca y la besa, pero rápidamente la retiro de él.

Odio esto.

—Señorita Steele, hoy se ve muy guapa —dice mirándome más de la cuenta.

—Como le va señor— digo intentando ser amable. ¡Dios ayúdame!

Hemos estado conversando y ya le dije que no are negocios con él, que por el momento no me interesa, que tengo otros proyectos.

—¿Usted tiene novio? —pregunta, pero no contesto —sabe yo puedo ser una buena compañía señorita Steele —dice el cerdo este mientras bebe de su copa de vino.

—Señor le agradecería que no me cambie la conversación —respondo seria. No tiene derecho a hacerme preguntas personales.

—Mujeres con tu necesitan un hombre que la amanse —murmura siento ganas de vomitar. ¿Qué se cree?

—Ya es momento que me retire que tenga buena tarde señor Thompson —mascullo me empiezo a levantar, pero el me sostiene de mi brazo muy fuerte, impidiendo que me marche. Intento forcejear para liberarme.  

—No sabes que bien la pasarías en mi cama—sonríe el asqueroso.

Niego.

Pero en segundos él está en el suelo con el labio partido y la mano que ahora sostiene mi brazo es la de Christian. Me quedo muy sorprendida. Toda la gente se alarma y nos observan.

—Escúchame muy bien, en tu puta vida le vuelvas a poner una mano encima a mi mujer... que te quede claro Thompson —gruñe Christian resaltando la palabra mi mujer muy enojado. Lo observo y su rostro esta rojo, las venas de su cuello se ven muy pronunciadas ahora.

El me saca del restaurante y examina mi brazo muy cuidadosamente. Me observa detenidamente. Me siento muy pequeña a su lado. Aun no puedo creer que Christian este aquí ¿De dónde salió?

Observo a Taylor sostener la puerta del auto, abierta. No sé qué hacer ni que pensar me he quedado paralizada.

—Sube —dice muy serio Christian.

—Christian... —intento oponerme, pero me interrumpe.

—Has caso Anastasia —él está enojado y sé que arde de rabia en silencio.

Suspiro. No se vería bien discutir en frente de tanta gente.

Me subo al carro, voy observando por la ventana para no mirar a Christian, ya que estoy muy nerviosa. Me percato que hemos llegado a un subterráneo.

Christian baja del auto y abre mi puerta y me doy cuenta de que estamos en Escala. Bajo del auto he intento marcharme. No sé qué hago aquí. Y no sé para qué me ha traído.

—No iras a ningún lugar o acaso piensas volver con Thompson — masculla enojado.

Me paralizo por un segundo. Me ha dolido cada palabra dicha por el.  Me volteo.

—¿Qué te hace pensar eso...? —pregunto mirándolo a los ojos.

—Vamos, tenemos que hablar —dice Christian un poco más tranquilo sin responder a mi pregunta. Estoy  enoja de que el piense que quiero volver al restaurante. Yo solo deseo marcharme a casa y encerrarme en mi habitación.

—No, yo me voy —digo dándome la vuelta.

—Ana, te he dicho que tenemos que hablar —murmura y sin que lo vea Christian me monta en su hombro.

—No, bájame...Christian —le digo, pero a cambio recibo una nalgada de su parte. Llegamos a la sala y Gail, mira como Christian, me carga y solo sonríe ¿Por qué nadie me ayuda? !Maldición¡

Dejo de batallar en su hombro ya que por lo visto no sirve de nada negarse. Christian, lentamente me deposita en el suelo y me acorrala en la pared de su habitación. Sujeta mi cara entre sus manos, obligándome a alzar la vista hacia sus ojos.

Me mira fijamente.

Sin esperármelo me besa violentamente, nuestros dientes chocan en un segundo yo jadeo y mete su lengua en mi boca juntándose con la mía. El deseo estalla en todo mi cuerpo y respondo a su beso con idéntico ardor. Christian, desliza la mano por todo mi cuerpo, hasta la parte de arriba de mi muslo y sus dedos hurgan a través de mi vestido. Pero el interrumpe el beso, jadeante.

—¡TU. ERES. MIA...! —gruñe el enfatizando cada palabra mientras intento recuperar mi respiración. Y de golpe todos los recuerdos de los últimos días vienen a mi mente.

—¡No es verdad! — bramo

Lo veo asentir.

—Si, lo eres he intentado evitar cualquier emoción intensa. Y sin embrago tú, tu... me provocas sentimientos que son totalmente ajenos. Es muy— arruga su frente, buscando la palabra — perturbador, me gusta el control Ana y contigo eso —me mira al instante —simplemente se evapora.

Niego.

—Ya no digas nada por favor —cubro mi cara.

—Te he extrañado... te he extrañado realmente, Anastasia. —susurra, trago saliva y siento crecer un nudo en mi garganta, las ganas de llorar vuelven, pero no me permito llorar.

No quiero que me vea llorar. No quiero derrumbarme frente a él. No lo quiero.

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