POV .CHRISTIAN
—Señor, su maleta esta lista—me dice Gail
Volteo a verla.
—Gracias Gail.
Asiente y se retira.
Antes de ayer recibí una invitación de Vancouver para la cumbre de empresarios ya estoy por marcharme. Posiblemente Anastasia también asista en representación de su padre. No sé qué hare si la vuelvo a ver, cada vez es más difícil resistirme a los encantos de ella.
Porque tuvo que ser ella, porque todo se complica, que puedo hacer si la estoy deseando como un maldito demente.
—Señor Grey, todo está listo, cuando desee nos podemos marchar —la voz de Taylor me hace regresar a la realidad una realidad muy dura.Asiento.
—Está bien vamos— ordeno mientras camino a la salida.
Taylor conduce el auto y yo me dedico a mirar por la ventana. Aun sigo perdido en mis pensamientos. La idea de no saber qué hacer ante Anastasia, me irrita mucho. La paciencia no es mi fuerte.
Llegamos a Vancouver sin problemas, ahora estoy en el recibidor de él Heathman pidiendo mi llave para ir a mi suite.
Ingreso a la habitación, quitó mi corbata y la demás ropa y me meto a la ducha para relajarme al menos por un instante, después de un rato salgo y me coloco ropa cómoda, tomo mi celular y observó la hora son las 12:30 el evento inicia a las 3:00 pm de la tarde, tomó el tiempo que tengo para ponerme a revisar algunos documentos.
Hace 20 minutos que baje de la habitación, y ya me he encontrado a muchas personas conocidas, la verdad que estos eventos me agradan mucho porque puedo trasmitir mis conocimientos a los demás empresarios, y por ahí realizar uno que otro negocio.
Voy al baño de los caballeros y al salir por el pasillo siento que alguien choca conmigo, sostengo sus manos para que no caiga al suelo, observó que levanta la vista y me topo con aquellos ojos azules, los cuales me he hecho adicto a mirar dejo de estar hipnotizado y me recuperó pronto.
—¿Está bien señorita Steele? —pregunto.
Ella me mira y asiente.
—Si gracias, señor Grey. —dice algo incómoda y se suelta rápidamente.No huyas nena.
—Me alegra escuchar eso.
Sonrio.
—Lo lamento venia distraída. —se disculpa avergonzada
—No se preocupe, igual yo— le respondo tranquilo, nos quedamos ahí, uno frente al otro, la observó muy bien esta mujer es muy hermosa, sus ojos son preciosos, dejó el silencio y decido hablar.—Sabe es un placer encontrarla aquí — le digo acercándome a ella.
Sus me mejillas se tornan rojas.
—Lo mismo digo señor Grey. —me acerco uniendo nuestras respiraciones.Me mira con su tierna cara roja. La veo ponerse más nerviosa.
—Respira Anastasia— acaricio su mejilla, sosteniendo su barbilla.
—Por favor señor Grey, aléjese— jadea, pero su boca me pide algo diferente, y la mía también.—¿Y si no quiero...? —me inclino y la beso rápidamente.
La empujó a un costado de la pared con cuidado para que nadie nos vea. La inmovilizo a la pared con mi cadera, ella gime y aprovecho para meter mi lengua y recorrer su boca, mi lengua acaricia la suya, sus gemidos son música para mis oídos la deseo tanto.
La imagino durmiendo a mi lado, suave y pequeña... y mi polla se retuerce con expectación. Su respiración se detiene y sus ojos encuentran los míos. En ellos, veo su anhelo y deseo...
—¡Christian! —exclama, la suelto un momento, para que respire, pero aún quiero más de esos labios, así que nuevamente la beso me estoy haciendo adicto a esos labios. Me alejo de ella y la miro a sus ojos.
—¿Qué me estás haciendo Anastasia...? —acaricio su mejilla.
Niega con un leve movimiento de cabeza.
—No... no lo sé lo mismo me pasa...
Oh, nena.
Tomé su cara en mis manos y la volví a besar, solo podía sentir el flujo de las sensaciones que hacían arder mi piel, la lujuria que nos rodeaba a ambos. Atrevido me separé de ella y repartí besos por su cuello. Mi miembro se endurece más. La acecho como si fuera mi presa.
Oh, nena, quiero enterrarme en ti.
Ella gime.
Regreso a su boca y la empujo contra mí, contra mi erección. Ella gime otra vez. Continúo besándola, y su lengua inexperta explora mi boca, como exploro la suya.
Ella acaricia mi mejilla.
Dejo de besarla.
—Anastasia, su dulce magia me hace perder la razón.
Señor, es tentadora
—Christian—susurra separándose de mí.
Me mira y se va corriendo.
—Anastasia— estoy tentando a seguirla.
¡Joder!
Camino a mi suite, a darme un baño con agua fría mi cuerpo está caliente, estuvimos a punto de tener sexo en un maldito pasillo. Necesito calmar esta maldita ansiedad, mis emociones son confusas siento que Anastasia, está despertando nuevas sensaciones en mí.
Mañana regresare a Seattle tengo que descansar o al menos intentar dormir algo.Cierro mis ojos pensando en Anastasia.
—¿Oh, Anastasia que estás haciendo conmigo? —me dejó llevar por los brazos de Morfeo.
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Cree en mí
RomanceLa vida te enseña a seguir, adelante sin importar las circunstancias, Anastasia a pesar de ser, tan joven es dueña de una gran fortuna a ella no le interesa el amor es alguien que se dedica a su trabajo, pero el destino le tiene una sorpresa al enco...