POV.CHRISTIAN
Me encuentro encerrado en mi estudio hoy no fui a trabajar Ana, a insistió en que me quede ya que es mi cumpleaños, pero igual sigo trabajando y revisando algunos correos.
El olor a bizcocho llega hasta el estudio el aroma me hace salivar, al parecer le fue muy bien a Ana, en la cocina. Anoche se quedó conmigo y hoy en la mañana se le metió en la cabeza de hacerme una torta de chocolate. Al parecer me he ganado la lotería con esta bella mujer, es muy eficiente y hogareña.
Sonrio.
Reviso mi celular y noto que tengo algunos mensajes en el buzón de entrada.
A continuación, repaso los mensajes de texto.
Grace
Feliz cumpleaños mi niño de ojos grises, te quiero mucho.
Carried
Feliz cumpleaños querido hijo.
MIA
Feliz cumpleaños hermanito te deseo muchos éxitos y bendiciones.
Elliot
Feliz cumpleaños campeón
Elena
Feliz cumpleaños querido, tenemos una conversación pendiente.
¡Joder!
Déjame en paz, Elena. Se que en algún momento me tendré que ocupar de ella, pero ahora mismo no tengo ganas, no sé por qué tengo miedo de que ella se encuentre con Anastasia en cualquier lugar. Daria todo absolutamente todo lo que tengo para que las circunstancia sean diferentes con Anastasia, pero lamentablemente no es así.
¡Maldición!
Un movimiento me aparta de mis pensamientos y de la hoja de cálculo que estoy leyendo. Es Ana, parada en la puerta del estudio, ella me sonríe, no sé por qué siento una opresión en el pecho siento un vacío, es como si esta fuera la última vez que la fuera a ver ¿acaso es así?
Aparto ese pensamiento tengo que disfrutar su cercanía, su olor y su manera de tratarme exactamente todo.
El día que la conocí tuve miedo mirarla, el día que la bese tuve miedo de quererla, y ahora que la quiero tengo miedo de perderla. No sé qué sería mi vida si ella se va de mi lado.
Supongo que estaría perdido
Se acerca a mí la tomo de la cintura y la siento en mis piernas, junto mi nariz en su cabello su olor me tranquiliza, pero quiero mas así, que la abrazo y meto mi cabeza en un costado de su cuello, tengo unas inmensas ganas de llorar teniéndola a mi lado. Inhalo hondo su fragancia
Ella se aparta de mí y toma mi cara en sus manos acaricia mis mejillas y reparte besos por toda mi cara al final me besa, su beso es suave y lento, solo a ella la necesito.
Mis temores se marchan cada vez que me abraza y me asegura que todo estará bien.
Se ovilla sobre mí y descansa la mano y la cabeza en mi pecho.
Su peso es reconfortante. Acaricio su rodilla ya que es vestido se ha movido un poco.
—Me agrada este vestido tiene sus ventajas — susurro con una sonrisa, me mira con sus ojos nublados entonces me inclino y la beso mi lengua provoca a la suya y mi libido se enciende como una llama.
Siento que lo mismo le ocurre a ella. Su lengua no da tregua. Se me pone dura y gruño de excitación.
Mi cuerpo responde deseándola. La necesito mordisqueo el cuello, la oreja. Ana gime sobre mi boca y tira de mi pelo. ¡Joder! es muy excitante verla ruborizada.
—¡Christian...!
—¡Ana...!
Me bajo la cremallera de mis pantalones para liberar mi erección y la siento a horcadas encima de mí, remuevo sus bragas de encaje y me hundo en ella, sus manos se sostienen en el respaldo de mi silla. Ella empieza a moverse arriba y abajo. Rápido a un ritmo muy placentero, noto desesperación en sus movimientos, le tomo de sus caderas y la obligo a bajar el ritmo.
¡Oh diablos! Me vuelvo loco.
Ana gime en mi oreja, una y otra vez. Con mi mano hurgo debajo de su vestido para acariciar los senos de Ana. Torturo sus pezones y siento como se contrae por la excitación.
—Tranquila Ana, quiero saborearte— atrapo su boca y la beso ella tira de mi cabeza.
Oh nena se mueve más rápido, cada vez más rápido.
—Ahh... Ahh... Christian.
Esto es lo que quiere sus movimientos ahora ya imparables, siento que su cuerpo se tensa Ana gime moviéndose, mientras oculta su cara en mi cuello. Ella se desmorona en mis brazos y me arrastra junto con ella en un alucinante orgasmo, mientras siento sus dientes en mi cuello.
¡Joder! ha sido muy intenso y placentero.
La vuelvo a besar y permanecemos sentados en nuestra placida y silenciosa unión. Finalmente, se aparta.
—Nena...
—Su pastel estará listo dentro de media hora señor Grey —dice mientras se levanta.
—Me hace mucha ilusión ver cómo te queda, cuando estaba en el horno olía maravilloso
—Me alegra escuchar eso— la veo salir mientras me subo la cremallera de mi pantalón.
Contemplo la vista desde la ventana de mi estudio, es una hermosa tarde.
Ana es la luz que llevo persiguiendo desde siempre ella es una mujer extraordinaria, para comprender bien esto prácticamente Ana, es la luz que me guía, ya no soy aquel niño perdido en sus pesadillas del pasado.
Ana se encuentra de pie en mi puerta con un pastel de chocolate adornado con una vela que parpadea.
Sonrio. Debo ser agradecido.
—Feliz cumpleaños señor Grey— me canta, su voz es dulce y muy musical es la primera vez que la escucho cantarme, es mágico. Soplo la vela mientas cierro mis ojos fuertemente pidiendo un deseo el cual espero que se cumpla.
Deseo que Anastasia, me ame el resto de su vida. Y que no me deje nunca.
—He pedido un deseo— le digo
Sonríe.
—Espero que si se cumpla señor Grey
—Yo, también espero que se cumpla señorita Steele— digo
—Espero te guste el pastel— sonríe
Asiento.
—Estoy ansioso por probarlo nena.
Esta delicioso el pastel, el glaseado es dulce, el biscocho esta esponjoso y el relleno ni que decir.
—Sabe muy bueno eres una excelente cocinera nena, tienes sobresaliente —le digo probando el pastel
—Me alegra que te haya encantado —me dice aliviada, mientras la observo coger un poco de glaseado con su dedo, llevándoselo a la boca.
¡Joder! verla chupar su dedo me enciende. Respiro.
—Por eso me gustas nena eres increíble —susurro con calma—te quiero nena.
—Y yo a usted señor Grey —me inclino y me da un tierno beso en la mejilla. Buena chica.
ESTÁS LEYENDO
Cree en mí
RomansaLa vida te enseña a seguir, adelante sin importar las circunstancias, Anastasia a pesar de ser, tan joven es dueña de una gran fortuna a ella no le interesa el amor es alguien que se dedica a su trabajo, pero el destino le tiene una sorpresa al enco...