El tailandés sintió cómo el más alto le pasaba el suéter que traía y se lo ponía, haciéndolo subir su mirada por primera vez y observarlo fijamente, era la primera vez en 6 meses que BamBam veía al coreano sin uno de sus suéteres. Desde que había llegado aquel día al hospital y lo había conocido, el más alto siempre había usado algún tipo de suéter, ya sea de tortuga, una capucha, tejido, de cuello en v, era como si el menor no conociera otro tipo de prendas, pero esta vez había logrado ver sus brazos, su piel blanca hacía contraste con aquella cortada camiseta negra que traía debajo de su suéter, BamBam sintió su labio temblar mientras veía los numerosos tatuajes el la piel del más alto, en sus brazos, sus hombros e incluso sus costados, eran muchos...
Yugyeom arrastró al más bajo hasta su auto y lo hizo meterse en él, inclinándose sobre la puerta y tomando un respiro antes de disponerse a hablar nuevamente.
—Espérame aquí —le dijo y cerró la puerta del auto antes de salir corriendo por donde habían venido.
BamBam se pegó a la ventana del auto e intento abrir la puerta al ver cómo el coreano se alejaba, sólo para darse cuenta de que estaba trabada. ¿Que clase de tecnología era esa? ¿No se suponía que él debería ser capaz de abrir la puerta desde adentro? Maldita sea.
El tailandés se recostó del asiento y suspiró. Había ido con la intensión de adentrarse en el edificio y robar algunos papeles, quería probar a toda costa que aquel proyecto debería ser detenido, que no podían seguir llevando aquella inyección al mercado a menos de que la hicieran más segura de lo que era, pero todo se había ido al diablo cuando su pierna falló, cayó al piso y el guardia de seguridad lo atrapó, de no haber sido por Yugyeom quizás ahora estuviese de camino a un precinto policial.
Los minutos pasaron y la lluvia seguía cayendo, pero Yugyeom no volvía, eso hacía que el tailandés se desesperara, ¿Qué demonios había ido a hacer? ¿Por qué no regresaba aún? Justo cuando estaba a punto de sacar su móvil para llamarlo, sintió cómo alguien golpeaba la ventana del otro lado.
El coreano subió a su auto, empapando todo de agua al hacerlo y sacando una carpeta de debajo de su camisa, BamBam no tuvo tiempo de abrir la boca cuando éste ya había iniciado marcha, poniendo el auto a toda velocidad, obligando al mayor a abrazarse a su cinturón de seguridad mientras él conducía como si tuviera intenciones de matarse.
—¿Por qué...? —BamBam preguntó cuando el coreano estacionó el auto en el estacionamiento de su edificio— ¿Tú...? —observó la empapada carpeta y luego al de piel pálida.
—Estás haciendo esto por tu cuenta —soltó de repente y BamBam apretó sus labios—. Nadie te está obligando a hacer este reporte, ¿No? Ni siquiera es parte de tu trabajo...
—Digamos que es... ¿Extra oficial? —hizo una mueca y tragó fuerte cuando el menor volvió a verlo con expresión seria.
—¿Extra oficial? —suspiró— BamBam, van a meterte preso si sigues haciendo estas cosas, no puedes robar este tipo de información de entes...
—¿Entonces por qué volviste por esto? —levantó la semi destruida carpeta con información clasificada y miró al menor con su ceño fruncido. No entendía por qué Yugyeom había vuelto por eso.
—Porque si te arriesgas tanto por esto es porque significa mucho para ti —soltó firme.
BamBam volvió a agachar su cabeza, mirando los empapados asientos del auto del coreano. ¿Por qué? ¿Po qué debía decir esas cosas? ¿Por qué no podía simplemente mandarlo a la mierda? ¿Por qué no le decía algo malo? ¿Por qué debía tratarlo así?
Yugyeom tomó su brazo con delicadeza y tiró de él para que bajara del auto, guiándolo hasta el elevador y subiendo hasta su departamento, yendo todo el camino en silencio hasta entrar en el lugar. El coreano soltó un pesado suspiro al ver cómo las luces se apagaban casi al mismo tiempo que un fuerte trueno retumbaba y la sala se iluminaba por éste, sólo por unos segundos. Cerró la puerta tras de sí y se desponía a ir a la cocina cuando la mano del mayor lo detuvo.
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Rice Ball (GOT7 - YugBam)
FanfictionDonde BamBam es trasladado a emergencias pero no deja de golpear a los doctores y deben llamar a alguien para controlarlo. -¡Aquí está!. -Hola, pequeño... -aquel alto hombre le dedicó una blanca y perfecta sonrisa- Soy el doctor Kim, de pediatría. ...