Prescripción 13: Gorgonzola

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BamBam movió sus lapiceros de lugar una vez más y sin querer pateó a Youngjae, por quinta vez, con su inquieta pierna debajo de la mesa.

—¡Deja de hacer eso! ¡Estás volviéndome loco! —su mejor amigo explotó luego de aquella patada, aunque ni siquiera era eso lo que lo tenía tan estresado, era el hecho de que el tailandés no dejaba de reorganizar su escritorio ¡Llevaba horas haciéndolo!

—Lo siento... No... Lo siento —se disculpó al tirar los lapiceros una vez más y suspiró al ver que Youngjae se los quitaba de las manos y los ponía en su propio escritorio. No iba a dejar que el de piel morena los tocara otra vez.

BamBam tomó un gran respiro y vio su agenda de trabajo, repasando con su vista las bonitas pegatinas que Yugyeom le había regalado en su segundo día en el hospital y mordió su labio. Genial, había vuelto a pensar en el coreano

El tailandés había pasado todo el día tratando de pensar en otra cosa que no fuera Yugyeom; organizando sus marcadores y bolígrafos, cambiando sus documentos de lugar, moviendo la papelera que tenía al lado de su escritorio en todas las posiciones posibles, abriendo y cerrando gavetas... Incluso había organizado el escritorio de Youngjae en un ataque de ansias... Pero estaba bien porque todo se había ido a la mierda por unas cuantas pegatinas en su agenda.

La tarde pasó lenta para BamBam, quién ya no sabía si volverse loco pensando en Yugyeom o si volverse loco observando a la vaca lechera que exitosamente discutía sobre sus últimos reportajes con su estúpido y apuesto novio... Los odiaba, eran hermosos, exitosos y BamBam los odiaba.

—¿Vienes a comer? —preguntó Youngjae mientras salían de la oficina, deteniéndose para hablarle a su distraído amigo.

—Paso por hoy... —negó con su cabeza— tengo algo que hacer...

—¿Tu terapia? —preguntó y BamBam asintió— ya caminas bien, ¿cuál es el punto?

—Hoy es la última —se encogió de hombros y ondeó su mano en forma de despedida mientras se alejaba.

BamBam normalmente tomaba un taxi hasta el hospital, el primer motivo era porque no podía caminar hasta allí con la condición de su pierna, era incómodo, y el segundo es porque quedaba algo lejos de su trabajo, pero, por algún motivo, sentía que necesitaba aquella caminata.

El frío viento golpeaba su rostro mientras él maldecía internamente por haber salido aquel día con ropa ligera. BamBam se detuvo en seco al darse cuenta de algo y soltó un pesado suspiro... Era eso o congelarse de camino al hospital por culpa del frío viento de comienzos de invierno, así que llevó sus manos a su bolso y sacó el oscuro suéter de Yugyeom.

Lo había lavado al llegar a su casa y lo había llevado consigo al trabajo, pretendía devolvérselo aquel día y disculparse por todo lo ocurrido la noche anterior... Aunque realmente no lo sintiera en absoluto.

BamBam no tenía el más mínimo remordimiento por lo que había ocurrido en el departamento del coreano, no se sentía culpable y eso estaba mantándolo... Es decir, ¡Él ya tenía un jodido novio!

Pero BamBam no podía sentirse culpable, lo intentó, pero no pudo. Fin del asunto.

No podía mentirse, no podía simplemente engañarse y tratar de obligarse a sentir algo que no sentía... Si bien pensar en eso lo hacía sentir extremadamente nervioso, agitado y avergonzado, no iba a decir que se arrepentía o que no lo había disfrutado... Porque no era así. De alguna manera, él sentía que después de tantos años estando enamorado de un hermoso recuerdo que le robó varias noches de sueño, Yugyeom se lo debía... Al menos debía besar a su primer amor una vez. Al menos eso.

Rice Ball (GOT7 - YugBam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora