Prescripción 26: Boyfriend.

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El oscuro pasillo de la imprenta era solamente iluminado por la blanca luz de la luna que se colaba levemente por las numerosas ventanas, BamBam gateaba por el piso, tratando de no dejarse ver por las ventanas, maldiciendo bajo mientras buscaba un lugar para esconderse, o mejor, una manera de salir de aquel lugar sin ser visto.

¿Era sólo aquel viejo hombre?

¿Habían más?

¿Por qué demonios Jackson seguía vigilándolo?

¿Qué pretendía hacer si lo atrapaban?

—Maldición... —BamBam se detuvo al ver que estaba temblando y se recostó de la pared. Aquello no tenía sentido.

¿Por qué demonios se encontraba gateando en los pasillos de su lugar de trabajo? ¿Es que Jackson no planeaba dejarlo en paz? ¿Tendría que huir toda su vida?

—¿Uh? —su teléfono comenzó a sonar fuertemente y él se atragantó con su saliva. Era otro mensaje de Yugyeom.

El tailandés apagó su celular rápidamente y mandó su sigilo al diablo cuando escuchó fuertes pasos aproximándose en su dirección, poniéndose de pie y comenzando a correr con todas su fuerzas por aquel lugar. Resbaló al dar vuelta en la esquina del pasillo y chocó contra la pared, aún podía escuchar aquellos pasos así que siguió su camino, retrocediendo lentamente por el pasillo de las oficinas de edición y comenzando a hiperventilarse. No había una salida allí.

Tomó desesperadamente una de las perillas y trató de abrirla, fallando por sus temblorosas manos que no parecían querer hacer lo que su cerebro les ordenaba, maldiciendo nuevamente, a sus nervios, a Jackson, al chófer y a la vaca lechera de Jihyo por cerrar todo antes de irse. ¡Cómo odiaba a esa maldita mujer!

Casi pudo sentir cómo su corazón se detenía por unos segundos cuando una mano se posó con fuerzas sobre su boca, ni siquiera necesitaban hacer aquello para impedirle gritar, el terror en su cuerpo se había encargado ya de hacer un nudo en su garganta lo suficientemente grande como para no dejar pasar sonido alguno.

Con el último gramo de fuerza y valor que quedaba en su cuerpo, el tailandés cerró su puño y, con toda la rabia que pudo acumular en su extremidad, golpeó fuertemente hacia atrás. No creía que sirviera de mucho y quizás igual lo atraparían, pero al menos castraría a aquel hijo de puta, iba a...

—Uhg... Maldición, Bam... —una suave voz se coló por sus oídos y él se dio la vuelta luego de que aquella mano abandonara su boca y de que la persona a sus espaldas cayera de rodillas al piso.

—G...Gyeom... —BamBam observó al coreano con sorpresa mientras éste apretaba su quijada y sobaba su entrepierna.

—Buen golpe... —dijo casi sin aire.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, arrodillándose frente al menor, sintiéndose mal por el golpe que acababa de propinarle.

—Esos sujetos... Rayos, creo que moviste algo de lugar... —hizo otra mueca y sacudió su cabeza— Estaban dando vueltas al departamento, eran varios... Tenía miedo de que te vieran llegar —asintió—. Luego intenté comunicarme contigo pero no respondías nada así que vine hasta aquí...

BamBam apretó sus labios y bajó su cabeza, aquel no era momento para sonrojarse como una colegiala, pero no podía evitarlo, por alguna razón, aquello había hecho que su corazón latiera incluso más fuerte, ¿por qué debía sentirse así por cada cosa que Yugyeom hacía? ¿Por qué parecía que el coreano sabía qué hacer y qué decir exactamente para hacerlo perder la cabeza? Es decir... Sólo había ido a buscarlo, pero... Rayos.

—No tenías que venir hasta aquí...

—Veo que tienes todo cubierto con ese gancho —se burló—, pero aún así estaba preocupado.

Rice Ball (GOT7 - YugBam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora