Prescripción 20: Hurt

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Por enésima vez, Yugyeom escribió un mensaje al tailandés pero no recibió respuesta. Era miércoles y el pelinegro había ido a trabajar como todos los días, estaba preocupado por BamBam, no había tenido ni una señal del mayor y comenzaba a sentir que se volvía cada vez más paranoico. No podía confiar en aquel sujeto, simplemente no podía.

Dejó su móvil en una esquina de su escritorio y subió su mirada al ver que la puerta se abría suavemente.

—¡Doctor Kim! —gritó con alegría una dulce voz de niño y Yugyeom sonrió.

—Te ves muy bien —Yugyeom chocó su puño con el pequeño niño que se acercó a él para luego mirar a la madre con una sonrisa—. Puedo ver que el tratamiento ha funcionado —dijo feliz y vio a la mujer asentir sonriente.

—A la perfección —admitió—, Jung ha salido todos los días a jugar con sus amigos.

—Supongo que pronto ya no tendrás que volver más al hospital —apretó la mejilla del adorable niño y este hizo un puchero.

—¡Siempre vendré a visitar al doctor Kim! —dijo con convicción y Yugyeom apretó más sus mejillas, moviendo su cara levemente de un lado al otro.

—Uhm, más te vale, si no Hyung tendrá que tomar represalias —lo molestó—... Lo próximo será quitarte los dulces si no vienes más seguido...

—Aggg, Hyuuuung —el niño bufó y Yugyeom rio.

Luego de su consulta rutinaria y de otros cuantos chequeos, Yugyeom dejó ir a la mujer con su hijo con unas cuantas indicaciones nuevas, no sin antes darle una paleta de fresa al niño para que comiera por el camino y guardar otra en su bolsillo sin que la madre se diera cuenta, guiñándole un ojo y ondeando su mano en señal de despedida cuando ambos dejaban el consultorio.

El pequeño Jung y su madre habían ido al hospital desde su primer día como interno, Yugyeom había desarrollado un gran cariño hacia el pequeño, no sólo había sido su primer paciente, aquel niño había llegado tan asustado y vulnerable el primer día, era un gran caso que se le había sido asignado sólo porque el pediatra del momento no había podido llegar a tiempo... Una gran responsabilidad para un novato que acababa de llegar al hospital, pero lo había visto tan nervioso que se obligó a sí mismo a hacer su mejor trabajo para ayudarlo.

Aquel niño se había sentido tan calmado con Yugyeom que no había querido ver a otro doctor en toda su estadía. Casi tres años después, seguía yendo cada mes con una sonrisa a los brazos de su pediatra favorito.

Yugyeom observó el elegante bolígrafo que Jung le había regalado hace unos meses y sonrió, de verdad esperaba poder ayudarlo. Quería mucho al niño, casi como su pequeño hermanito, pero esperaba que pudiera mejorar rápido y que sus únicas preocupaciones fueran las de salir a jugar con sus amigos al parque.

El de piel pálida dejó el bolígrafo en la gaveta de su escritorio y se levantó, dejando su bata médica en la silla y tomando las llaves de su auto, caminando rápidamente hasta el vehículo y alejándose del hospital sin siquiera haber informado que saldría.

Manejó sin pensar en nada más hasta el departamento de BamBam, estaba preocupado, ya había pasado mucho tiempo y no había tenido respuesta a ninguno de sus mensajes o llamadas... Tenía miedo de que aquel sujeto... No, no iba a pensar demasiado.

Al llegar a la puerta del departamento del tailandés lo pensó un poco antes de comenzar a golpear mientras lo llamaba en voz alta; no quería meterlo en problemas si aquel sujeto estaba allí, es decir, no quería dejarlo con ese tal Jackson, pero tampoco quería causar más estragos en la vida del mayor.

Nadie respondía, no importaba cuánto golpeara a la puerta ni cuánto llamara al nombre del tailandés, nadie respondía al otro lado. Estaba comenzado a perder la esperanza.

—¿Qué haces tú aquí? —una irritante y conocida voz habló y él suspiró.

—¿No es evidente? —alejó su mano de la puerta y se volvió a ver a Jackson— ¿Qué haces tú aquí?

—Bueno... —Jackson chasqueó su lengua y se volvió a verlo con una extraña sonrisa— Bamie no quería toparse contigo así que me envió hasta aquí solo para buscar algunas de su cosas... —se encogió de hombros— pero supongo que podemos olvidarnos de eso... Incluso de este departamento... —se dio la vuelta y comenzó a andar— Sólo olvídalo.

Yugyeom observó la espalda del castaño mientras se alejaba y apretó sus puños. Había sido estúpido, de nuevo se había metido en una pelea que no podía ganar y, como siempre, había perdido. Vaya...

...

Apoyó su rostro en sus manos y suspiró una vez más, no podía creer lo tonto que había sido, no podía creer que de nuevo tuviera que pasar por lo mismo, la verdad es que ya estaba cansado de eso, era exhaustivo terminar enamorándose de alguien y que...

Levantó su rostro y se reclinó en su asiento. Sí, había caído rápido por BamBam y había caído bastante duro, pero ya no le servía de nada, ¿No? Tomó su bolso y sus cosas y se dispuso a salir del hospital, ya había terminado su turno y no tenía intenciones de quedarse más del tiempo necesario, no estaba de humor para nada, sólo quería llegar a casa, tomar una copa de vino y dormir.

Yugyeom se detuvo a la mitad del pasillo y apretó sus puños, no podía hacerlo, de verdad no podía hacerlo. Quería hacer lo que Jackson le dijo, quería simplemente olvidarlo, si BamBam ya no quería verlo no había nada que él pudiera hacer, incluso había evitado ir a su propio departamento para no tener que toparse con él, ¿Que más señales quería? ¿Qué otra respuesta estaba buscando? BamBam no sentía lo mismo, él amaba a Jackson y eso era todo. Debía olvidarlo y seguir su camino... Pero no quería hacerlo... Algo en su interior no quería dejarlo asimilar todo eso. Estaba negado.

—Doctor... —una de las enfermeras lo vio con preocupación— Doc... ¡Doctor! —se alarmó al ver cómo golpeaba la pared con su puño e hizo señas para que alguien se acercara— ¡Detengase! —pidió al ver las pequeñas manchas rojas que dejaba en la pintura blanca— ¡Doctor Kim!

—¡Detente! —Jinyoung lo empujó y lo miró con su ceño fruncido— Ven conmigo —empezo a tirar de su brazo.

Jinyoung arrastró al apático pediatra hasta su consultorio y cerró con llave, miró sus nudillos y, luego de soltar un pesado suspiro, comenzó a buscar entre sus cosas algo para limpiar las pequeñas heridas y vendar su mano, guardando silencio mientras el más joven apretaba sus ojos con fuerza.

—¿Quieres hablar de eso? —preguntó y el pelinegro negó levemente— ¿Quieres hablar de algo más? —levantó su rostro y apretó sus labios al ver sus ojos llorosos. Yugyeom negó una vez más— Puedo tolerar muchas cosas... —dijo suave— pero verte llorar no es una —Yugyeom intentó bajar su mirada una vez más al sentir que no podría contener sus lágrimas por mucho más tiempo, pero Jinyoung no lo dejó—... Olvida todo lo que te dije el otro día, no quería abrumarte, sólo necesitaba que lo supieras... Yo... —respiró hondo— Si necesitas a alguien, estoy aquí, lo sabes, ¿no?

Yugyeom llevó sus manos a su propio rostro y tomó las del mayor, separándolas de sus mejillas con lentitud. Jinyoung estuvo a punto de ir de nuevo hasta su escritorio para guardar todos sus utensilios, pero Yugyeom tiró de él y lo obligó a acercarse a su cuerpo, quedando a una distancia peligrosamente corta de sus labios. El pelinegro besó la boca del mayor con rapidez y se aferró a la cintura de éste al sentir cómo correspondía a sus labios con la misma intensidad. Él lo sabía, Yugyeom entendía que aquello sólo podría hacerle más daño, que en la mañana se sentiría, quizás, más miserable de lo que ahora lo hacía, pero él sólo necesitaba una noche. Sólo necesita aquella noche para olvidar, o al menos intentarlo.

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(CheesyNote: Último cap de la actu de hoy! Espero que hayan disfrutado todos y nos vemos muy pero muy pronto. Les dejo diez besos sonoros en sus orejitas y diez abrazos aplastantes en cada una de sus rodillitas) Saranghae 💚

Rice Ball (GOT7 - YugBam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora