Prescripción 61: Mine

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—¡BamBam! —los fuertes brazos de Jackson rodearon su cuerpo en un firme agarre, llevó una de sus manos a su rostro y lo movió con delicadeza, haciendo que el mareado tailandés frunciera su ceño.

—Deja... —quiso empujar al mayor pero tenía tan pocas fuerzas en aquel momento que sólo logró caer sobre sus rodillas— déjame... —dijo entre jadeos y Jackson volvió a levantarlo.

BamBam ni siquiera se molestó en forcejear o patalear para que Jackson lo bajara, no tenía las fuerzas para eso, así que sólo dejó que el mayor lo llevara a una de las tantas habitaciones, sorprendiéndolo al abrir una de las puertas más alejadas de su propia habitación.

—Pedí que prepararan esta habitación para tí —dijo bajo—. Tienes toda la ropa que necesitas en el armario, el baño ya está listo y la cama está recién hecha para que puedas dormir cómodo —asintió, dejando al menor en una esquina de la cama y mirándolo fijamente—... Supuse que lo último que querrías sería compartir habitación conmigo... Lo entiendo... —apretó sus labios— te daré tiempo si eso necesitas —aseguró—, pero es lo máximo que puedo ofrecerte, BamBam —su mirada se volvió un poco dura y el tailandés tragó fuerte—, no voy a dejarte ir otra vez... ¿Quieres tiempo? Lo tendrás, ¿Quieres espacio? Es tuyo, ¿Quieres odiarme? Está bien... Pero eres mío BamBam y en algún momento lo entenderás.

El chino salió de la habitación con lentitud, cerrando la puerta elegantemente detrás de sí y dejando al lloroso tailandés al borde de aquella extensa cama, mirando sus manos manchadas de la sangre de Yugyeom y sintiendo que su mundo se caía a pedazos. No sabía cómo estaba el coreano en aquel momento, no sabía si estaba bien, no sabía si lo lograría, no sabía a dónde lo había llevado Jackson... Lo único que podía hacer era esperar a que el chino mantuviera su promesa y salvara la vida del menor... Era lo único que BamBam deseaba. ¿Qué más podía esperar? Sí, sabía que todo terminaría si al llamar a Jackson, pero... ¿Qué podía hacer? Era su única opción, el chino era la única persona que podía salvar a Yugyeom en aquel momento, si BamBam llamaba a la policía estos tendrían que llamar a los rescatistas, que a su vez tendrías que llamar a los encargados de la unidad médica, que a su vez deberían llamar a los pilotos que a su vez deberían pedir los permisos necesarios para mover aquellas cosas, ¡Él ni tenía todo ese tiempo para perder! ¡Yugyeom no lo tenía!... Jackson, en cambio, sólo debía chasquear sus dedos y en cuestión de segundos estaría ahí, si realmente le hubiera importado, quizás hubiera aparecido hasta con una unidad médica especializada... Pero BamBam no podía pedir más. Había recurrido a aquel número que el chino había proporcionado sólo para él hacía años atrás, BamBam sabía que contestaría, siempre lo había hecho en el pasado y sólo él conocía ese número... Jamás pensó que debería usarlo de nuevo...

Sus manos tocaron la chaqueta de Yugyeom que aún estaba sobre él y se abrazó a sí mismo, apretando la tela entre sus dedos mientras agachaba sus cabeza y seguía llorando en silencio.

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Jackson se dejó caer en el sillón detrás de su escritorio y estrujó su rostro con sus manos, ¿Por qué estaba tan alterado? BamBam era suyo nuevamente, se había deshecho de aquel molesto doctor sin siquiera intentarlo... ¡Pero estaba realmente alterado!

Él no esperaba aquella llamada, realmente no esperaba nada que tuviera que ver con el tailandés en aquel momento. Jackson no era tonto, sabía que BamBam tramaba algo, sabía que tenía intenciones ulteriores cada vez que iba a su oficina y preguntaba cosas extrañas... ¿Es que creían que había nacido ayer? ¿Por quién lo estaban tomando? Aún así, no le ocultó nada al menor, si el tailandés quería ver cada número en su computadora él se lo enseñaría, sí quería que descargase toda la información de su compañía en una memoria USB también lo haría, BamBam sólo tenía que pedirlo y Jackson se lo daría, no le importaba, pero el tailandés sólo seguía yendo cada vez a hacer preguntas extrañas que el podía evadir fácilmente.

No le mintió, jamás lo hizo. Sí, él estaba hundido hasta el cuello en aquel proyecto que BamBam quería destruir. Sí, había invertido en aquel tratamiento que Taehyung le presentó incluso luego de que su difunto padre rechazara a los desarrolladores originales debido a los problemas que esto podría traerle a su empresa a largo plazo... Pero Jackson no se arrepentía, él había aceptado aquel acuerdo incluso antes de que Taehyung abriera su boca. Lo recordaba, había estado allí cuando su padre despachó a aquella pareja que había ido en busca de una inversión, había estado allí cuando aquel proyecto surgió por primera vez como una descabellada idea que sólo podría causar muchos problemas en la sociedad actual, lo recordaba con claridad, así como había recordado la sonrisa del tailandés y su cálida presencia cuando el coreano se paró frente a él con aquella batalla ganada de antemano. Naturalmente, Jackson aceptó, ¿Cómo no iba a aceptar? Aquel hombre le aseguró que podría llevar a cabo aquel proyecto, le aseguró que encontraría la forma de volverlo seguro, le aseguró que trabajaría día y noche en eso, el chino sólo podía escuchar que el coreano le aseguraba poder tener una familia con el tailandés, ¿Quién diría que no a eso?

Pero Jackson lo había arruinado, lo había arruinado muchas veces y lo sabía. El chino había estado tan ocupado asegurándose de poder formar una familia con el tailandés que simplemente había dejado a éste de lado y BamBam no lo había soportado; su afán por formar una familia con el menor había acabado su relación con éste y él no podía superar ese hecho. Por eso no había esperado aquella llamada, Jackson ni siquiera recordaba que aún tenía aquel chip en su teléfono, así que sólo tomó la llamada como si fuera cualquier otra, sorprendiéndose al escuchar la voz del menor salir del parlante y revisando su pantalla con sorpresa. Aquello había causado una reconfortante sensación en su pecho... Hasta que entendió que sólo quería que salvara a Yugyeom. Aún así, iba a aprovechar aquella oportunidad para recuperar al menor.

—¿Por qué no puedes aceptarlo? —suspiró, levantando su rostro y mirando a la puerta.

No entendía por qué BamBam no podía simplemente aceptarlo, no entendía por qué quería seguir yendo hacia aquel estúpido doctor, no lo entendía y jamás lo haría, ¿Los años que habían pasado juntos no valían tanto para el tailandés como para él? Bien... Si valían o no, a Jackson ya no le importaba, se había cansado, no iba a renunciar a BamBam y a sus deseos de formar una familia con él, así tuviera que obligarlo lo haría... En algún punto se acostumbraría y tendría que volver a amarlo.

Luego de un par de horas de sólo meditar, el chino decidió ir a chequear al menor, caminando pesadamente hasta la habitación que había dispuesto para él temporalmente y abriendo la puerta con cuidado, sonriendo levemente al verlo dormido en una esquina de la amplia cama, acercándose a él y sentándose con cuidado de no despertarlo, deteniendo su mano que iba hasta el rostro del menor súbitamente.

Su vista había pasado de su cabello aún húmedo a su mano, el de piel morena estaba acostado, durmiendo profundamente sin nada más que lo cubriera más que la blanca bata de baño, abrazado a la chaqueta que traía puesta anteriormente... Pero lo que llamó la atención del chino fue el anillo en su dedo, ¿No era ese su anillo de compromiso? Sus ojos subieron al rostro del menor una vez más, asegurándose de que realmente estuviera dormido, tomando la mano de éste y retirando el anillo con cuidado de no despertarlo, observándolo por algunos segundos antes de guardarlo en el bolsillo de su pantalón y suspirar, volviéndose a ver el rostro del tailandés, aún tenía los rastros de sus lágrimas en sus mejillas y su nariz roja, su pecho subía y bajaba irregularmente mientras se aferraba a aquella prenda de cuero negro. Jackson llevó sus dedos hasta la chaqueta con intenciones de tomarla y deshacerse de ella, botarla, cortarla, incinerarla, pero BamBam se abrazó más a ella, hundiendo su rostro en la parte interior e hipando levemente. El chino sólo lo observó unos segundos más y se levantó, lo dejaría en paz con eso por aquella noche, debía estar muy cansado.

Jackson abandonó la habitación de nuevo, topándose con una de sus mucamas en el pasillo y notando que esta lo veía alarmada, señalaba una de las manos del chino, éste le hizo caso y notó apenas que se había estado haciendo daño, dejando pequeños rastros de sangre sobre la piel levantada de su palma y un poco en sus uñas. El castaño le sonrió a la amable mujer y siguió de largo como si nada hasta el despacho que tenía en la primera planta, cerrando las puertas y corriéndo las cortinas, comenzado a golpear y tirar todos los libros de la biblioteca en un arranque de rabia. Jackson esperaba que Yugyeom muriera en aquel hospital.

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(CheesyNote: Hi! Hi! Vuelvo más rápido que tiro al blanco, a poco no? Jeje eeeeeeen fin, más Jackson porque sí, porque puedo, porque life is pain, love is pain, pain is pain, todo es dolor es esta wea, ahhhhhhh. Espero que les gustara el cap de esta maratón del dolor, cómo siempre les dejo diez besos sonoros en sus orejitas y diez abrazos aplastantes en cada una de sus rodillitas) Saranghae 💚

Rice Ball (GOT7 - YugBam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora