Rice Ball (GOT7 - YugBam)

Prescripción 5: Friend

Yugyeom dio vueltas a la copa en su mano una vez más y soltó un pesado suspiro; Aún escuchaba cómo Chaeyoung decía algo sobre su novia y él asintió sin darle mucha importancia.

—Ah... No estás escuchando —dijo de repente y Yugyeom subió su mirada.

—Lo siento —sonrió con pesadez.

—Dime.

—¿Qué quieres que te diga?

—¿Qué es lo que te tiene tan distraído?

—Uno de mis pacientes me preocupa un poco, no sé si...

—Va, no mientes pero no es eso —Chaeyoung lo miró fijamente y él titubeó para volver a ver su copa de vino.

Aquella mujer realmente lo conocía; no, no estaba mintiendo, sí le preocupaba uno de sus pequeños pacientes, el niño estaba muy enfermo y él no encontraba una manera de ayudarlo rápido... Pero no era eso lo que lo tenía tan distraído.

El pelinegro había pasado una semana entera merodeando la habitación de BamBam, sin realmente entrar, sólo para verificar si era el mismo BamBam de su infancia. Las coincidencias eran muchas, el parecido era increíble y la verdad es que estaba 99.9% seguro de que era la misma persona... Pero no quería creerselo.

Para Yugyeom era más fácil fingir demencia y hacer como si el tailandés no estuviese allí, pero se sentía mal por eso. Casi como si fuera un niño otra vez y volvieran a obligarlo a dejar Seúl.

El coreano hubiera querido despedirse de su único y mejor amigo en aquel entonces, pero todos los cambios en su vida habían sido muy repentinos, él era muy pequeño y no sabía qué más hacer además de abrazar su frazada y llorar fuertemente. Un día se encontraba jugando felizmente con el tailandés y al otro esperaba a su padre afuera del colegio, mojándose bajo la fuerte lluvia, desesperándose al sentir las horas pasar, ver el cielo oscurecer y notar como el director se acercaba a él con una sombría expresión luego de incontables horas de inútil espera.

Aquel día el padre de Yugyeom había muerto en un accidente de tránsito de camino a la escuela, se había retrasado debido a un paciente y no había podido pasar por su hijo a tiempo, sintiéndose especialmente mal y apurándose todo lo que podía al estar libre. No vio el camión de carga que venía a extra velocidad y se descarriló peligrosamente hacia un poste de luz. El golpe sólo lo había dejado inconsciente, pero los paramédicos no fueron lo suficientemente rápidos como para sacarlo a tiempo, antes de que el auto explotara.

Yugyeom había tenido que irse de Seúl con sus tíos ya que eran su única familia restante, tan solo un día después del entierro de su padre, el coreano se encontraba cargando todas sus cosas en una maleta en un tren de camino a Sokcho.

Sus tíos había sido especialmente amables e indulgentes con el pequeño Yugyeom, le había proporcionado todo tipo de comodidades y se habían esforzado en hacerlo sentir cómodo, pero, por algún motivo, eso no parecía ser suficiente. 

El pelinegro no quería ser malentendido, amaba a sus tíos y a sus primos, también estaba agradecido por todo lo que hacían por él, pero no podía evitar sentir que algo faltaba.

Sus tíos eran personas amables y divertidas pero también eran muy estrictos, si bien le permitían a Yugyeom salir y divertirse, aunque éste no lo hiciera, también le exigían un rendimiento impicable en la escuela y una exuberante participación en algún club deportivo, haciendo que el pelinegro quedara demasiado exhausto como para considerar hacer otra cosa que no fuera dormir en sus ratos libres.

Para cuándo Yugyeom llegó a la secundaria y la pubertad alcanzó su cuerpo, ya había perdido todo el peso extra que tenía cuando era pequeño, sus adorables y regordetas mejillas y se había vuelto más alto que sus primos, incluso más que sus tíos y sus compañeros de clases, además de haber ganado una gran popularidad por su apariencia entre todas las personas del instituto, popularidad que lo hacía sentir descompuesto.