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—No creo que sea buena ide...
—Vamos, no seas tan aguafiestas, ¿estás muy asustada? Siempre puedes volver a casa, Chaeng —Jungkook sonrió y la menor del grupo rechinó sus dientes.
—¡Pues sí me voy a casa! —bufó— Y no porque tenga miedo sino porque es una idea estúpida y terminarás en prisión —le sacó la lengua y se volvió a ver a su mejor amigo—. Vámonos, Gyeom...
—De hecho... —Yugyeom mordió su labio y miró fuera de la ventana del auto— realmente quiero quedarme... —se volvió a su mejor amiga y tragó fuerte al ver su expresión de molestia.
—Pero, Yu...
—Ya dijo que quería quedarse —Jungkook suspiró—, deja que haga lo que quiera, no eres su mamá —miró a la más baja y esta apretó sus puños, su rostro se puso rojo de la cólera y dio un pisotón para luego abrir la puerta.
—No me llamen en la mañana para pagar su fianza —los miró con su ceño fruncido, azotó la puerta y se fue de aquella estación de gas.
—Es peligroso que se vaya sola... —Yugyeom observó a la pelinegra alejarse e intentó seguirla, pero una mano se posó en su pierna.
—La estación está cerca, a sólo una cuadra de aquí, podrá esperar un bus hasta su casa sin problemas —Jungkook lo tranquilizó—. Si no quiere estar aquí entonces debes dejarla ir, Yugs.
Yugyeom frunció su ceño para luego soltar un pesado suspiro, era la verdad, así como él había decidido quedarse, Chaeyoung había decidido irse y él debía dejarla volver, lo que decía Jungkook también era cierto, la parada de autobuses estaba muy cerca y no debería de tener mayor problema en llegar allí y esperar uno por su cuenta. Eran todos lo suficientemente grandes como para al menos volver a casa solos... ¿No?
—Oh, vamos, quita esa cara... —Yugyeom sintió cómo Jungkook movía suavemente la mano que tenía en su pierna mientras reía— Vinimos a divertirnos, ¿no es así?
Yugyeom se volvió a ver al mayor y sonrió al ver cómo lo miraba, con una tonta sonrisa y su rostro muy cerca del suyo, tanto que podía percibir el aroma de su shampoo.
—Tienes razón —asintió y cerró sus ojos suavemente, aproximando su rostro hacia el del contrario y uniendo los labios de ambos.
Jungkook se inclinó un poco más sobre el más alto, apoyándose en las piernas de éste, ladeando su cabeza para intensificar aquel beso, empujando levemente al menor contra la puerta del auto mientras una pequeña sonrisa se posaba en sus labios.
Un alboroto comenzó a armarse afuera de la estación de gas y ambos abrieron sus ojos bruscamente, Jungkook volvió a su lugar luego de que sus amigos golpearan las puertas del viejo Scottsdale del 82 y subieran con apuro al compartimiento de la parte trasera, instándolo a que arrancara mientras el encargado de la gasolinera corría hacia ellos con un bate en su mano.
Yugyeom asomó su cabeza por la ventana luego de que Jungkook lograra alejarse del encolerado anciano y lo vio detenerse para luego volver a la estación soltando maldiciones e improperios, el menor de aquel grupo se recostó sobre su asiento y no pudo aguantar su risa luego de escuchar a su novio reír con fuerzas por el botín que sus amigos ondeaban a través de la ventanilla trasera.
...
—Con permiso, con permiso... —Jungkook quitó una cerveza de la mano de su mejor amigo y se alejó hasta la otra esquina mientras le sacaba la lengua— Te encontré —picó el brazo de su novio y éste se volvió a verlo con una sonrisa—, se supone que vienes conmigo y ya andas abandonándome por otros —señaló a Taehyung, que estaba al lado de su novio y éste sólo lo miró fijamente.
—Ya me iba —se dio la vuelta y ambos lo vieron alejarse.
—¿Qué le...? —Yugyeom intentó preguntar pero Jungkook se abrazó a su cuello y le sonrió.
—Olvídalo —le restó importancia mientras se encogía de hombros—, divirtamonos por nuestra cuenta —sacó su lengua y le enseñó el pequeño cuadro de papel que tenía en la punta de esta.
—¿Qué...?
—Sólo bésame —torció sus ojos y atrapó los labios del más alto entre los suyos.
Yugyeom no entendía lo que pasaba pero, como siempre, no se resistió a los deseos del mayor, si Jungkook quería algo él lo hacía, era como un extraño imán que lo atraía con una fuerza monstruosa, no estaba seguro si era bueno o malo pero no veía sentido en oponer resistencia. Sí sentía bien debía ser bueno, ¿no?
Aquel pequeño y colorido cuadrado de papel que antes estaba en la punta de la lengua del mayor, pasó a la del más alto cuando el beso se intensificó y sus lenguas bailaban dentro de sus bocas, al ritmo de una tonada que sólo ellos conocían y con movimientos que habían practicado tantas veces que ya era algún tipo de coreografía que sus cuerpo ejecutaban cada vez.
Su corazón comenzaba a acelerarse cada vez, podía sentir los latidos en cada parte de su cuerpo, podía sentir la suavidad de los labios de Kook con mayor precisión, era surreal, era extraño... No sabía cómo explicarlo.
Jungkook tiró de su mano y comenzó a caminar en dirección a las escaleras, volviéndose a verlo con una hermosa sonrisa mientras entrelezaba sus dedos y comenzaba a caminar de espaldas, haciendo que las mejillas de Yugyeom se pusieran más calientes, no sabía a dónde iban pero seguiría a Jungkook hasta el infierno si lo llevaba.
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—¡Vamos! —Jungkook hizo su mejor esfuerzo para quitar toda la nieve de la entrada de aquel almacén, no llevaba su chaqueta y sus brazos estaban expuestos, el frío había hecho que su piel tomara tonalidades fría y azuladas, acompañadas de un contrastante enrojecimiento que había ver cómo éste mismo lo quemaba por el tiempo que llevaba en aquella actividad— ¡Maldita sea, sólo quítate! —bufó al ver la nieve no cedía y apretó su quijada, la imagen de Chaeyoung cubierta de sangre había aceleró su pulso, dijo que estaba con Yugyeom, que estaba lastimado... ¿Eran sus heridas tan graves?
Sus brazos dolían y ya casi no podía sentirlos, el frío comenzaba a calar en sus huesos mientras más sumergía sus extremidades en la espesa nieve que no quería ceder y dejarlo pasar. Dejó escapar otro gran bufido mientras retomaba la marcha, ahora con más fuerza y desespero y comenzaba a aparta la nieve lo más rápido que podía, logrando abrir un espacio para poder pasar, golpeando con fuerzas la puerta y notando que algo más impedía su paso. Sus brazos ya adoloridos se posaron sobre las enormes puertas de metal y empujó con todas su fuerzas, escuchando como algo pesado al interior del almacén se movía lentamente.
—Yugs... —jadeó y corrió hasta donde se encontraba el menor— Yugs... Yugs... Oye... —palmeó su rostro y mordió su labio al ver toda la sangre que se esparcía por el piso— Vamos, despierta... —se puso nervioso— ¿Yugs...? —tomó la muñeca del más alto y revisó su pulso— oh, no, no, no...
Jungkook abrió la chaqueta del menor y llevó sus manos hasta el pecho de éste, poniéndose de rodillas y comenzando a presionar con fuerzas repetidas veces, tratando de hacer que su corazón latiera. Los segundos pasaban y Jungkook seguía presionando el pecho de Yugyeom con la fuerza necesaria, deteniéndose sólo para tomar su quijada, abrir sus labios y posar los suyo sobre los de él, mandando aire a sus pulmones.
El pecho de Yugyeom comenzó a subir y bajar levemente una vez más y Jungkook suspiró aliviado, apoyando sus manos sobre el frío piso, se sentía aliviado.
—Lo decía en broma aquella vez... Pero te dije que no murieras antes de que te encontrara otra vez... —llevo su mano al rostro del menor— ¿Cómo es que ni siquiera puedes cumplir eso? —Yugyeom respiró con dificultad y Jungkook apretó sus labios, no sólo su pierna, sus brazos, su cuello y su cabeza también parecían lastimados— Bien, hora de irnos, grandote —se inclinó sobre el más alto y besó sus labios rápidamente—. Te cobraré cuando estés despierto —sonrió.
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(CheesyNote: ¿Les he dicho que amo a Jungkook? Supongo que ya lo saben pero bueno, amo a Jungkook y lo voy a meter siempre en mis fics JAJAJAJAJAJ como el mal tercio, como el mejor amigo, como el odioso, como la piedra en el zapato, como lo que sea pero de qué va a estar va a estar, punto y final. En fin, no me odien, yo las amo. Espero que les gustara el cap y como siempre, les dejo diez besos sonoros en sus orejitas y diez abrazos aplastantes en cada una de sus rodillitas) Saranghae 💚
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Rice Ball (GOT7 - YugBam)
FanfictionDonde BamBam es trasladado a emergencias pero no deja de golpear a los doctores y deben llamar a alguien para controlarlo. -¡Aquí está!. -Hola, pequeño... -aquel alto hombre le dedicó una blanca y perfecta sonrisa- Soy el doctor Kim, de pediatría. ...