El viento que nos pegaba por la fuerza de la moto ayudó a que nos secáramos un poco, la noche comenzaba a ponerse muy fría, los dientes me temblaban junto con todo mi cuerpo.
Jos se estacionó frente a unas ventas ambulantes, se bajó y me ayudo a quitarme el casco.
-Si no te cambias te resfriaras.
-Estoy bien, cuando llegue a casa.
-Ahora, ven -me cargo y me bajo de la motocicleta, tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia una venta de ropa.
-En serio no es necesario -hizo caso omiso a mis palabras y siguió caminando, tomo un sudadero con la mano izquierda y luego lo puso frente a mí.
-Te queda bien - rodé los ojos, luego tomo otro y lo llevo hacia la caja, se lo empacaron y me llevo hasta los vestidores -puedes meter aquí la ropa mojada -me dio una bolsa plástica, la tomé junto con el sudadero.
Para ser franca no era feo para haberlo tomado sin ver otras opciones, no estaba mal, era negro con capuchón y tenía un alíen en la parte superior derecha, él tomó uno igual así que creo que estoy usando un sudadero de hombre. Me quité la blusa y me puse el sudadero, es muy abrigador y ahora puedo darle la razón a Jos. Salí y él ya estaba esperándome afuera.
-Casi entraba, para ver si podía ayudar en algo -sonrió con picardía.
-Que gracioso eres -se acercó a mí y paso sus manos por detrás de mi cuello, levanto el capuchón y lo subió hasta ponerlo en mi cabeza.
-Mucho mejor, así no te enfermarás -me deposito un beso en la frente, me tomo de la mano y comenzamos a recorrer el lugar.
Llegamos a una pequeña cafetería. Pedimos dos capuchinos y un pastel de tiramisú- Aún tengo mojado el trasero -se retorció en su asiento y luego me vio muy apenado -Lo siento a veces olvido comportarme bien -reí ante sus gestos.
-Me gusta que seas tu mismo.
-Quiero ser mejor.
-Eso también es bueno siempre y cuando no pierdas tu esencia y yo también tengo mojado el trasero -reí, y él hizo lo mismo.
-Creo que no soy una buena influencia.
-Pienso que ambos debemos aprender algo del otro.
-No sé que podrías aprender de mí.
-Tal vez tu sentido del humor, tu espíritu aventurero y relajado.
-Eres muy buena.
Llegaron a dejarnos los capuchinos y el pastel.
-Mmm nunca me cansaré de comer este pastel.
-Puedes comerte mi parte.
-No, quiero que tú también lo disfrutes -tome una cucharada y se lo acerque a la boca él la abrió y le introduje el pedazo de pastel -¿Y?
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Hasta que las estrellas se evaporen (Terminada)
Teen FictionEl dolor que sientes no es como el fuego que puedes apagar con un poco de agua. El fuego se extiende por todo el cuerpo dejándote vulnerable a él, no puedes pensar en otra cosa más que en el sufrimiento mismo. Dejándote derrotado en el suelo mientr...