Capítulo 49

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Jos tenía razón, mi padre acepto que me mudara parte de mi tiempo al lago. Volví a ver a todos mis amigos frente al lago, el lugar que solo era mío y de Jos, ahora es de todos. Todos nos ayudaron a construir lo que fuera que Jos tuviera en mente. El mismo diseño la cabaña y organizo todo.

No me dejaba hacer nada, pero me dijo que en la decoración podía hacer todo lo que quisiera sin reparar en gastos.

Me gusta ser mimada, pero no que lo hagan por lástima. Mi opinión quedó en segundo lugar y acepté que fuera así, la única que debe cargar con el dolor soy yo. Yo soy la de la enfermedad, no ellos. Aunque no sé por cuanto resista tanta presión.

Aceptaba todo lo que ellos sugerían, si esos los hacían felices por mí estaba bien.

A veces los dolores podían más que mi resistencia por aguantarlos. Solo mi padre lo sabía, no quería que nadie más se preocupara, estaba dispuesta aguantar cualquier dolor con tal de no verlos sufrir.

Fuimos con Ariel a la tienda de decoraciones. Todo era maravilloso, por un momento volví a sentirme yo misma, entusiasmada y sin preocupación. Compre muchas cosas, cada cosa que veía la compraba.

Freddy y Jos llegaron a recogernos.

-¿Segura que no olvidas nada? -me pregunto Jos

-Sí -respondí con una gran sonrisa.

El camino fue silencioso. Tomada de la mano de Jos sentía que podía contra cualquier dolor. Él me hacía sentir completa y no necesitaba de nada más, más que solo este momento a su lado.

-Mañana será tu primera quimioterapia -menciono con su voz aterciopelada tratando de sonar dulce para no darle tanta importancia al asunto.

-Si- solté un suspiro mientras me enfocaba en la carretera.

Nadie volvió hablar.

Al llegar al lago bajaron las cosas y las metieron a la caballa.

Por la hora decidieron que era mejor que fuera a descansar.

Jos cambio su motocicleta por un auto de 4 por 4 que Freddy le presto.

Ahora manejaba a una velocidad moderada. No me molestaba, pero estaba acostumbrada al antiguo Jos.

(***)

-¿No quieres que me quede? -volvió a preguntar con esa mirada y esa voz que me decía que quería que dijera que sí. 

Desde que los dolores en las noches se han vuelto más intensos, decidí tomar distancia con Jos, quiero que me siga recordando como lo era antes y que no se preocupe por cuanto esté sufriendo.

Quiero dejarlo al margen de mi sufrimiento.

-No -quería con toda el alma que se quedara. Pero tenía que hacer ese sacrificio por los dos.

-No trates de apartarme.

-No lo hago.

-Lo he notado, en las buenas y en las malas -tomo mis manos y reposo su barbilla en mi cabeza -siempre estaré a tu lado - tomo mi rostro en sus manos y junto sus labios con los míos -no importa cuantos besos nos hemos dado, yo siempre sentiré como si fuera el primero y todas las emociones que me hace sentir.

-No me harás cambiar de opinión -volvió a besarme y cada vez se me hacía más difícil resistirme.

-Debes irte -solté de pronto con mucho pesar.

-Bien -dijo soltándome -sabes que cualquier cosa solo debes llamarme y aquí estaré.

-Lo sé.

-Mañana iré contigo

-Prefiero ir sola.

-Mañana estaré aquí.

-Jos.

-Sé lo que pretendes, pero nada va a cambiar solo porque te acompañe o no a la quimio -mordí mi labio para no romper en llanto y disimular que todo estaba bien, como siempre lo hago. Se acercó a darme un beso en la frente -descansa- salió de mi habitación, y todo volvió a sentirse vacío.

Odio haber leído bajo la misma estrella, ahora me siento parte de ella.

El sueño llegó rápido y con él se alejó el dolor y el sufrimiento.

Desperté muy temprano, ahora siempre me despierto antes que suene la alarma. Eso me deja más tiempo para hundirme en mis pensamientos. Me alisté para ir a mi primera quimio aunque antes ya las había tomado sin que yo recordará

Al bajar noté que Jos estaba sentado en el sofá muy agotado, le dije que no viniera.

-No debiste venir.

-Estás muy hermosa -lo miré preocupada.

-Estoy bien.

-Vamos -indico mi padre -subimos al auto, Jos tomó mi mano, nadie decía nada. Así fue durante todo el camino.

Al llegar Jos me ayudo a bajar del auto.

Entramos al hospital.

Al llegar al área de oncología me hicieron preguntas previas a la quimioterapia: tipo de cáncer y ubicación, edad, estado de salud general, entre otras.

Ya que todo estaba en orden, entre en un pasillo, había varias personas sentadas también en sus quimioterapias.

Temozolomida, es una de las más fuertes que ayudan aún al cáncer más mortal. Por lo tanto, sus efectos secundarios son más fuertes, pero ya nada de eso me importa, solo quiero acabar con este maldito dolor.

Nuevo capítulo.

¿cómo van con la novela? ¿Ya asimilaron el giro de la historia?

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Hasta que las estrellas se evaporen (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora