Capítulo L

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- Toma asiento, tenemos mucho de qué hablar - Me dice Idhelia mientras me señala un cómodo juego de sofás, no las cejas le hace una señal al hombre que actúa como su mánager; para que nos deje solos por unos momentos, pues los temas que vamos a abarcar no son aptos para el oído humano. En cuanto el hombre cerró la puerta tras de sí, ella se limó un poco las uñas, para posteriormente soplar el polvo hacia las paredes; este tomó una coloración púrpura mientras se expandía y pegaba a las paredes. - Ahora sí podemos empezar -

- ¿Qué fue lo que hiciste? - Es inevitable que la curiosidad me inunde tras presenciar un hecho tan poco usual.

- Aislé esta habitación, nada entra y nada sale - Menciona Idhelia mientras acorta la distancia conmigo, antes de quitarme el parche; no pude moverme o evitarlo, porque ¡estaba paralizado!. -Ahora mismo este cubículo es un receptáculo de mi dominio, debes obedecer lo que yo desee - Habla ella, haciendo lo que quiere conmigo. Tras quitarme el protector ocular vuelve a tomar la distancia que tenía antes; mientras que yo nuevamente puedo volver a moverme. - Sé de la misión que se te encomendó, y estoy dispuesta a ayudarte -

Las palabras elegantes que ella dice me sorprenden, pues esperaba todo, menos que me quisiese ayudar. - ¿Qué razón tienes para ayudarme? - Las palabras que digo surgen con dificultad, ya que mi ojo derecho ejerce presión contra voluntad. Mi prima es poseedora de una belleza abrumadora, después de todo, es la cara principal de la revista más codiciada en la farándula; verla a través de este ojo me hace casi perder el control, pero, todo con qué fin.

- Mi razón es simple, no deseo ser la sucesora de la familia, por ello no he aceptado las pruebas que por lo general realizan contigo y con mi hermano - Esas palabras me llenan de una incertidumbre algo incómoda. - Mi cumpleaños será primero que el tuyo, aun así necesito ser descartada de esa línea sucesiva - Ellas de repente se acerca a mí, mientras abre el escote de su vestido de princesa, quedando al descubierto aquella prenda que oculta tras de sí sus atributos femeninos. - Te diré algo que puedes hacer para derrotar a la chica Rapisu -

Su última oración me deja sin habla, sin embargo, mi mente se pierde por momento en su sostén. Prestar atención este estado es verdaderamente difícil; por más que intento cerrar ese ojo no puedo y mis manos no responden a causa del dominio que tiene ella sobre este espacio. - Eso me interesa bastante, pero a cambio de tal información, ¿qué quieres a cambio? - La desconfianza crece en mi pecho como un árbol encerrado en un pequeño espacio, rompiendo todo a su paso; nadie da nada sin querer nada a cambio.

- Solo te pediré algo a cambio, si lo que te diré da frutos; te comunicaré lo que deseo en el momento oportuno - De nuevo ella toma distancia y esta vez cierra su escote, posteriormente me desvuelve el parche. Conociéndola desde hace tanto, sé que solo estaba jugando conmigo. Es entonces cuando ella parece adoptar un semblante más serio, posteriormente sus ojos empiezan a brillar de color violeta y entonces la habitación libera polvo del mismo color que de repente adopta figuras.

Yo solo me quedo en silencio, mientras observo aquello con atenta mirada, tres siluetas aparecen mientras que Idhelia señala la primera de estas figuras. - Los Fanthomless beligerantes son los más poderosos, sus instintos violentos los hacen ser bastante terribles en batalla, se han instalado en la cúspide de la élite por sus capacidades; mientras más emocionante es la pelea, más fuertes se vuelven y si están al borde de la muerte, dan lo mejor de sí mismos - La figura se distorsiona, haciéndose más grande y adoptando un estado más amenazante.

Idhelia da paso a la segunda figura, tras un ligero suspiro continúa. - Los Fanthomless de tipo avidez son por así decirlo, la clase plebeya y los más normales entre los de nuestra raza. Sus... no, nuestras habilidades surgen con nuestros deseos, las ambiciones cumplen el rol de detonantes; pero, también podemos cumplir las ambiciones ajenas, por ello, casi siempre somos los que ejercemos de apoyo - Me quedo unos segundos en silencio, tras comprender mejor todo me doy cuenta de que, Idhelia es de este tipo, y su ambición es ser la más bella. Por eso cuando la comparan con el resto de los miembros de la familia, se sorprenden por la falta de parentesco.

- Por último, están lo de tu tipo, Famthomless con afinidad consternación, en el mundo del que viene nuestra especie son lo más débil. Pues es muy difícil que alguien sienta miedo en ese lugar, ya que el peligro de muerte siempre está latente y temer no es una opción; por ello quedan en lo más bajo, siendo por lo general los sirvientes de todos - Ella toma un respiro, mientras que yo por poco pierdo la esperanza, me será muy difícil vencer a alguien que no siente tal cosa como miedo. ¿Cómo podría ganar entonces?

- Y... ¿cómo podría sacarle ventaja a lo que me dices? lo único que estoy entendiendo es que no puedo vencerla - Simplemente yo no tengo qué hacer en este lugar, parece que solo estoy perdiendo el tiempo. Me puse de pie con la intensión de irme, pero el control de Idhelia me hizo volver al asiento. Ella se acercó y tocó mi rostro.

- No te aceleres pequeño, no he terminado con lo que tengo que decirte - Su mirada clavada sobre mí, como deseando que simplemente no me retire aún; esos ojos rojos intimidantes, solo me hacen permanecer congelado. - No niego que posiblemente ella no sienta el miedo tan fácilmente, pero los humanos si pueden temblar con cualquier cosa - Ante aquella mención, mi mente se despeja, debí asentir cabeza antes. Mis capacidades se enlazan al miedo que puedo olfatear cuando estoy en "esa forma". - Para ganar la pelea, debes ser un tramposo -

- Ya entiendo, te lo agradezco mucho - Esas son mis palabras, pero cuando estoy por retirarme, nuevamente mi cuerpo se paraliza.

- Puedo sentir que hay una pregunta hacia mí - Su tono serio me impresiona de la nada, me silencio unos segundos antes de dar mención a aquello.

- Tú que conoces más de ese mundo, ¿qué es un decaclausus? - Idhelia pone una mirada seria, mientras se queda en un silencio pensativo. El humo púrpura toma forma nuevamente y enseña un monstruo que se asemeja a un cien pies en conjunto con una araña. Ese monstruo posee diez patas, con una boca llena de afilados colmillos.

- Los decaclausus son el enemigo natural de nosotros los Fanthomless, el depredador más fuerte de aquel planeta, carentes de inteligencia y raciocinio -

Atrayendo la peculiaridad [Basura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora