Capítulo LXXVIII

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Así que esta es la tan rumoreada "Impea", a simple vista parece una modelo de revista, empero, el aura que hospeda en su interior me pone los pelos de punta. En este momento, gracias a la fortaleza que había ganado y el miedo que absorbo constantemente de la ciudad en caos, soy poco más del doble de fuerte de lo que fue Evilu en su mejor estado.
Más el poder de la mujer joven frente a mí es excesivo, ella ni siquiera está haciendo esfuerzos por librar tan bruta densidad, sin embargo, todavía puede sofocar y minimizar la mía; que en estos momentos es la más alta entre los tres que estamos frente a ella. - No pestañees chico, morirás cuando lo hagas - Dadrev me advierte sobre la oponente que nos planta cara.
- Hablan español... significa que no son de aquí - Su voz suave y de acento noble me provoca de cierta manera miedo, por lo que me es inevitable tragar grueso. - ... ¿Qué razón tienen para estar aquí? - Ante su pregunta el señor Dadrev sigue con el rostro fruncido, más responde a lo que ella dice, poco o nada de sentido tiene el tratar de mentir.
- Venimos por esa copa - Mientras señala el cáliz en la punta del obelisco, la pelinegra lo observa antes de reír. Posteriormente de la cintura saca esa característica espada con filo negro, exclusiva de los cardinales, esta parece algo especial, ya que hay letras rojas brillando a lo largo de la hoja. Tan delgada que podría confundirse con una vara de golf, ella la blande y toma una postura, sujetando el mango con la mano derecha, mientras el filo apunta hacia el suelo.
- Tienen agallas para decirlo, teniendo a "Monarcka VonClowther" frente a ti - Sin romper postura, aquel poder resguardado pareció elevarse por una milésima de segundo, para luego volver a su estado anterior. Más bastó solo esa fracción de tiempo para saber el peligro que corremos.
Como previendo lo que podría pasar, mi cuerpo entero entra en un estado sólido, con placas alrededor. Mucho más duras de lo que pudieron ser alguna vez, fue acertada mi decisión, pues, Monarcka desapareció en un sonido cortante y explosivo; si bien la decisión que tomé fue acertada, no es suficiente. Solo fue una décima de segundo lo que ella desapareció.
Entonces... ¿dónde está mi brazo izquierdo? Un prominente chorro de sangre surge del lugar donde estaba antes mi extremidad. Katerei se exaltó y corrió en dirección mía, sacando del Pandora flask una de sus hojas. Pero, solo la recibí y la guardé en mi bolsillo, para posteriormente regenerarme por mí mismo. ya tengo la fuerza suficiente para hacerlo. Conociendo ahora el peligro todos entramos en guardia, solo un discuido desconcertante me costó un brazo.
Dadrev y yo concordamos en atacar al frente, nuestras velocidades alcanzan el mach 3. La pelinegra ríe antes de desaparecer, antes de que aparecieran profundos cortes en el cuerpo de ambos. En mí hay más de 40 cortes, entre los cuales 5 son gravísimos, no dudo lo más mínimo en regenerarme, mientras que el rubio a mi lado come una hoja. Ambos ahogando el dolor de los ataques que nos provocó, cubiertos bajo un gruñido.
Katerei decidida sacó su estoque, Monarcka decidió aceptar el duelo y cruzaron espadas; la peliplateada en una intrincada maniobra realmente arriesgada, donde expuso su cuello a ser rebanado, logró tocar la piel desnuda de la pelinegra... activando así su habilidad (Steal), una magnánima aura color vino tinto se expulsó bruscamente desde su cuerpo.
- ¡Ahhhhhh! - Sus gritos de dolor me dejaron en claro lo que pasó, una sobrecarga. Dadrev corrió hacia ella, con su alabarda intentó cortar a la Impea, más solo consiguió recibir otra tanda de cortes. Cayó de rodillas inevitablemente, antes de dar un grito hacia su hija en agonía.
- ¡Libera esa energía o morirás! - La peliplateada no dudó un solo segundo y el aura salió de su cuerpo, para regresar hacia Monarcka. Él sacó otra hoja y la comió, dio una vuelta de 180 grados para encarar a la mujer, aproveché estos segundos para reponer mi cuerpo y reformarlo, entrando en una adaptación diferente. Más centrada en la velocidad, de mi espalda surgía lo que parecen propulsores, pero, constituidos de hueso y músculo.
Mientras que mis puños y pies, ahora están dotados de placas afiladas; con las que pretendo generar algo de daño. (Proyección) sigue agotado, por lo que deberé aguantar todo lo que pueda. En un impulso súper-sónico llego hasta la Impea, quien en un movimiento sutil me evade; para dejarme como recompensa una nueva región de cortes pronunciados, es tan rápida que ni siquiera puedo verla.
- Me recuerdas a alguien que una vez pretendió mi mano... obviamente era mucho más fuerte que tú - Dice ella mientras evade ataques por parte del rubio, entre tanto regenero nuevamente mi cuerpo; antes de observar a Katerei reponiéndose lentamente de la sobrecarga. - Era un Bélico nacido en una casa Consterna - Ante lo que ella menciona, recuerdo inmediatamente a Evilu y Himeko. Puesto que comparten el mismo estado que acaba de pronunciar.
Me arrojé al ataque para apoyar, mi puño estuvo a centímetros de tocar su rostro; empero, su puño fue mucho más rápido y terminó por fracturar mi muñeca, esto lo hice al mismo tiempo que bloqueó un corte de Dadrev y lo contra-atacó con una patada, que al tener un tacón le provocó una puñalada certera en el abdomen, muy cerca de la pelvis.
- ... La diferencia es que él si alcanzó el estado de Cardinal antes de intentarlo, tú no eres mucho comparado a eso - El filo de la espada cruzó mi torso, unas ganas de vomitar insoportables me inundaron; mientras sostenía mi cuerpo, para que no se desprendiera de la otra mitad. Al activar regeneración el peligro pasó, más el dolor me dejó un tic abdominal. - Lo desterré cuando estuvo en desacuerdo con mis planes de soberanía, además ordené la supresión de su fuerza... un "Error" bastante poderoso se desperdició ahí -
Dadrev sacó de su recipiente un gigantesco martillo, con el que por poco logra acertar un golpe; más solo pudo aguantar la sorpresa cuando vio a la herramienta caer en pedazos. Al igual que sus manos y piernas, para ser finalmente impactado con una patada al pecho, que lo hizo sepultarse bajo los escombros.
Intenté atacar nuevamente, pero, fui abrumado con cortes mortales que, dejan caer a mis brazos y pies fuera del torso. Por unos segundos mi consciencia se pierde, mientras que otra trata de tomar el control, la sirena me provoca visiones del pasado, mientras trata de moldear mi cuerpo a su antojo, pero, Monarcka instantáneamente detuvo su estancia sobre mí; al propinar docenas de cortes nuevos en mi cuerpo, incluso me cortó el largo cabello que gané, tras ser poseído por la sirena.
Condenando a la sirena a perder el control, le agradezco mentalmente, antes de caer en la semi-inconsciencia, puedo sentir como la sirena me habla, mencionando que ya sabe donde estoy; todos vamos a morir a este paso, con el rabillo de mis ojos alcanzo a ver a Katerei, romper el Pandora flask. Mientras que los hilos se envuelven a su alrededor.

Atrayendo la peculiaridad [Basura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora