Capítulo LXVII

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- Pues... algo que siempre me atrajo de ti, fue la perseverancia para alcanzar tus propias metas. Recuerdo que cuando estabas cursando tus carreras universitarias, te esforzabas demasiado; la verdad es que me sorprendí al verte otra vez en una preparatoria, no he dicho nada aún, pero, sé que estás en la academia por algo más... - Dijo Danna mientras que yo la escuchaba atentamente, los dos permanecíamos sentados sobre su cama.
- Sabes, me encantaba que tu forma de ser se dictara por tu intelectualidad, pensando cada acción más de dos veces... ahora veo que te has vuelto imprudente, haciendo cosas arriesgadas y teniendo accidentes todo el tiempo... - Ella se pone un poco más seria, mientras que yo me siento ligeramente herido, ya que al parecer no soy el mismo de hace años, al parecer empeoré.
- ... Es verdad que tus experimentos e inventos eran muy locos, pero... nunca resultabas herido, siempre decías que compensarías tu carencia de músculos con tu cerebro, actuabas cauto, buscando evitar el sufrir lesiones o heridas... me infundiste esas costumbres y sin saberlo terminé por encantarme contigo... - Su ojos miel parecieron cristalizarse por un momentos, entonces ella baja la mirada, yo también oculto mis ojos ante ello.
- ... Eramos muy felices, nunca comprendí porqué me dijiste que debíamos separarnos, estábamos en nuestro mejor momento después de 12 meses de noviazgo... ¡te encerraste en esa casa y solo me hablaste para pedirme recados! ¡si bien me pagaste cada uno de ellos! ¡no era lo que yo deseaba que me dieras!... - Sus emociones se desbordaron instantáneamente, susurraba con un dolor profundo al cual yo no tenía una respuesta clara.
- Yo... nunca me sentí suficiente para ti... - Fueron mis únicas palabras, un incómodo picor me lleno las fosas nasales y los ojos me ardieron; me puse de pie con la intensión de retirarme de la habitación, más no me fue posible cuando la mano de Danna se ató a la mía, deteniendo mi huída del lugar que solo me hace desatar sentimientos, tibias lágrimas me escurren del rostro al igual que a ella.
- Mírame a los ojos... y dime que no sientes nada por mí - Aquella frase fue un impacto doloroso para mí, la época cuando fui más fuerte, fue cuando era novio de esta chica; que se ha convertido en una mujer, es muy segura de sí misma, más la rama de duda en su corazón no la deja crecer más de sí misma.
- Yo... no... lo... - No pude responder más, pues los labios de Danna se plantaron en los míos, cerré los ojos ante ello; la quiero demasiado, eso es verdad, sin embargo, no deseo que ella se involucre en el mundo en que yo vivo. Desaparecer siempre ha sido lo mejor que he hecho por ella. Nuestros dedos se entrelazaron, en ambas manos y prolongamos los segundos.
Tras liberarnos de aquel bello momento, simplemente me sentí indefenso ante ella; continuamos besándonos sin cesar, acariciándonos mutuamente como lo hicimos en antaño, su piel suave me volvió a despertar el deseo reprimido que le oculté. Pues nunca me sentí verdaderamente digno de ella, mi C.I. puede ser de 257, empero, ella probablemente me supere, le temo y la quiero al mismo tiempo... si le atribuyera un número a su capacidad sería un 300.
Con sumo cuidado nos recostamos a la cama, ella por encima de mí; nuestros labios atados en una pasión desbordante que hemos contenido durante tres años. Ni siquiera sé en qué momento me quitó la chamarra, dejándome en la camiseta blanca que me habían dejado en el hospital. La sensación de ser descubiertos solo nos excitó más, descubrí su nuevo cuerpo, ahora dotado de adultez.
Su senos los recuerdo pequeños, casi innecesarios de sostén, ahora redondos y ocultos bajo esa prenda que demuestra el desarrollo voluptuoso que ha tenido. Siendo solo un poco más pequeños que los de Katerei, aún recuerdo nuestra primera vez juntos, sus nervios de sentir dolor me parecían adorables; más no tuvo de qué preocuparse conmigo, hice lo necesario para que el momento le fuera placentero y no doloroso.
Acaricié su cuerpo ahora bastante más desarrollado, y la despojé de sus pijamas; mientras que la besaba con enternecida pasión, ella tampoco perdió oportunidad para examinarme el cuerpo, casi pude escuchar su sorpresa al hacer tacto con mi torso. Algo en lo que no me había fijado, estoy increíblemente marcado. No sé realmente porqué, quizá por el esfuerzo de los últimos días, o tal vez es por las transformaciones que modifican mi cuerpo.
Los minutos se nos escaparon, para cuando mi mente retomó información, ella estaba cabalgando sobre mis caderas, sus movimientos me llevan a recordar los momentos del pasado; ambos aprendimos sobre el sexo mutuamente, mejoramos en conjunto y lo aprendimos a disfrutar de la mejor manera. Nuestros gemidos se ahogaban entre nuestros labios, mientras que con nuestro tacto palpamos el cuerpo del otro.
La sensación es muy diferente a cuando lo hice con Katerei, ya que la pelicastaña no es pasiva, entre los dos aprendimos a manejar los roles en las relaciones sexuales; en este momento quien domina el encuentro es ella, por lo que yo solo realizo movimientos pélvicos para aparejar las entradas. Podríamos estar así durante varios minutos e incluso horas, más el lugar no es del todo apropiado.
- ¡Hija, ven a cenar! - Ante aquella exclamación al otro lado de la puerta, por poco nos ahogamos, se trata de su madre, si bien no podemos terminar el acto, se sintió muy bien; en un incómodo silencio ambos nos vestimos, le hice una señal tratando de despedirme, más lo que ella hizo no lo esperaba. Un beso robado que posteriormente correspondí, casi leí el mensaje detrás de esa conexión: "Hablaremos luego, te quiero".
Ella abrió la puerta y salió de la habitación, mientras que yo salí por la ventana, levité hasta el suelo; de allí me escabullí hasta el lugar en que se encuentra la moto I.A.T. la encendí y me fundí con la penumbra nocturna camino al templo de mi abuelo. Despertaré otra vez a ese "yo" perseverante que pasaba cualquier obstáculo sin ayudas y sin compasiones.
Soy perfectamente capaz de terminar cualquier tarea que se me encomiende, siempre y cuando me den el suficiente tiempo para prepararme; terminaré con esa misión y luego haré lo que quiera con mi vida. De alguna manera siento que esa encomienda es ahora un desafío personal, puedo auto-exigirme e ir hasta el límite de mi propio ser. No necesito fuerza pura o poder bruto para completarlo, usaré la cordura para robarme la "execración de la incoherencia".

Atrayendo la peculiaridad [Basura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora