Capítulo LXVI

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6 días después...
- Jovencito, ¿cómo se siente el día de hoy? - Pregunta el psicólogo que empezó a atenderme hace 5 días, la terapia ocurre todos los días, en las últimas horas del día; aparte de eso, he estado recibiendo medicinas que me dejan medio dormido durante la mayor parte del día. El efecto disminuye después de doce horas, que es cuando llega el hombre.
- Dígame una cosa, ¿cómo se sentiría después de estar dopado doce horas? - Es mi respuesta fría, ni siquiera me digno de observar su rostro, solo permanezco observando la ventana. Mi madre vino a visitarme, solo para regañarme por lo que hice; eso fue hace 5 días y solo ella vino, nadie más ha mostrado interés en venir a verme.
- Debe dejar esa actitud negativa, estoy aquí para ayudarlo - Respondiendo de forma profesional me lo dice, ya que le pagan por eso, me reconfortarían más unas palabras de alguien que yo conozca.
- Aunque me trate de ayudar, no creo que sea útil - El hombre no insistió más y decide retirarse de una vez, minutos después ingresa una enfermera con un vaso de agua y una jeringa con el sedante. - No es necesario tener más dosis, me retiraré del hospital - Tras esas palabras me pongo de pie, usando aún la bata de paciente.
Ella casi instantáneamente usa un audiófono incorporado en el borde de su oreja derecha, a través de este le escucho susurrar unas palabras "Seguridad"; solo para luego intentar sosegarme. - Por favor guarde la calma, es por su bien - La puerta se abre abruptamente, dos hombres ingresaron, no parecen ordinarios; sus ojos brillan en un tenue azul, por lo que he de intuir que son máquinas.
Al verlos, rápidamente saco de entre mis ropas una pequeña esfera, misma que arrojo hacia los recién llegados. Esta explota en un arco de luz que descontrola sus IA, regalándome el tiempo suficiente para tomar mis ropas y arrojarme por la ventana del tercer piso. Esta se rompió inevitablemente, pues no alcanzaron a cerrarse las percianas de acero irrompible que se activan lentamente.
En el aire, teniendo mis cosas en mano, decido ponerme los pupilentes y llamar a GG, con el propósito de que me traiga la moto I.A.T. para huir del lugar. Antes de estrellarme contra el duro concreto levito usando telequinesis, ya en suelo firme; usando otra esfera pequeña, creo una cortina de humo, donde me pongo las ropas que me habían reservado.
Puedo escuchar el escándalo que hay por todo el edificio, no puedo evitar escuchar cosas como: "Un paciente mental se ha suicidado", no estoy loco, solo había perdido mi camino a causa de la desesperación. No puedo olvidar esas palabras de Evilu y Katerei: "¿Quién eres tú?
Ya estando perfectamente equipado, la I.A.T. llega de forma veloz, me siento sobre ella y huyo de la zona con gran velocidad. Mientras tanto, reviso cualquier información útil en los pupilentes y me doy cuenta de los mensajes de Danna.
- <Hola ¿cómo estás?> - // - <¿Nii?> - // - <¿Estás bien?> -
Con algo de pena por no haberle podido responder decido establecer una hologramollamada. La cual es conectada inmediatamente.
- ¡Nii! ¡Qué alivio que estés bien! - Puedo ver su cabello revolcado, las pijamas blancas que viste y su brillante alegría.
- Gracias, dime algo, ¿podríamos vernos esta noche? - Le hablo de forma apurada, casi puedo sentir el sonido de las alarmas en el hospital, en cualquier momento habrá drones monitoreando la ciudad para encontrarme.
- Pues... sí, no hay problema, ¿por qué razón? - Expresa ella confundida, más no tengo cómo responderle, ya que es algo improvisado.
- Te lo explicaré cuando llegue - Su rostro de inmediato se sorprende, pues yo nunca le dije que iría a su hogar.
- ¡Espera qué...! - Corté de inmediato la comunicación, con la cámara trasera de mi vehículo no veo aún actividad rastreadora. Más no significa que sea nula, pues un mensaje de GG me sorprendió.
<Se ha notificado que usted está prófugo, es mi deber regresarlo al Hospital W. Vincent> Al escuchar las palabras de la I.A. De inmediato implanto una usb en su sistema, lo cual hackea las órdenes exteriores. <La notificación se ha cancelado>
Tras llegar a la casa de Danna, en el patio de esta pongo la I.A.T. abro su circuito cerrado y tras unos segundos de busqueda, encuentro el sistema de rastreo, con una maniobra rápida retiro el dispositivo y lo destruyo.
Posteriormente doy un toque un poco fuerte a la casa de Danna, es un poco alejada de la ciudad, casi podría entrar a la clasificación de vida rural. La chica es quien abre la puerta, en un silencio casi sepulcral me invita a pasar, pues probablemente sus padres y hermanos también estén allí. Cruzamos la sala casi a hurtadillas, aparentemente cada uno se encuentra en su propia habitación y estoy de infiltrado.
Ya en su cuarto, ella cierra la puerta y empieza a hablar apresuradamente. - ¿Qué pasa? - Son las palabras que de inmediato suelta ella, en un susurro casi inaudible.
- Necesito saber algo - Fue mi respuesta casi instantánea, Danna se quedó extrañada unos momentos; permaneciendo en silencio mientras aguarda lo que deseo conocer. - Dime algo, ¿qué te gustaba de mí? - Ese es mi dictamen final, ella se mantiene estupefacta y modular palabra no le es fácil, su rostro se pone un poco rojo.
- Pues... - Una intriga se me genera debido a que es algo que deseo saber, no sé si mi personalidad ha cambiado en estos últimos días sin que me dé cuenta.

Atrayendo la peculiaridad [Basura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora