Capítulo LXIV

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Faltan doce días para que la misión caduque, el tiempo de madrugada está frío y no quiero abandonar la cama. No tengo deseo físico de volver a la academia y tener que responder las preguntas de Jin, espero que baste con la palabra de Katerei, si es que ella no ha faltado. Danna me ha notificado que, a los profesores, ya les parece muy extraño que el estudiante de intercambio tenga tantos accidentes; qué podría decir acerca de ello, me metieron casi obligado a un mundo sobrenatural, siempre creí que era especial y resulta que ahora solo soy uno más.
Debería esperar a la tarde para ir a follar con Evilu e ir a fracasar en la dichosa misión, el Amuleto que creí que ayudaba a cambio de pesadillas resultó ser lo peor que pudo caer en mis manos. Fui aparentemente poseído por ese "Monstruo" de las estrellas y casi mato a mi propio abuelo, que aparentemente es súper fuerte, pues pudo derrotar a ese "Monstruo". Tras eso quedé inconsciente por un día entero, me tomé el tiempo de leer el susodicho Best seller y resultó ser un cliché histórico de fantasía.
... ¿Hay alguna otra cosa que quiera joderme el día?
En medio de la ira, uso los comunicadores de los pupilentes para establecer contacto con alguien que ni siquiera sé porqué guardo. Hice un encargo y pasada una hora, finalmente llegó a la puerta, salí personalmente a recibirlo, ya me había bañado y organizado.
Salí de la casa con el paquete en mano, sin embargo, me desagradó lo que me dijo el repartidor del producto. "Amigo, si quiere que sea un efecto placentero póngase solo un centímetro", no quiero que me sigan dando órdenes, nadie más me dará órdenes, ¡es mi puta vida y hago lo que se me antoje!
Monté mi vehículo personal y salí sin rumbo fijo, no tengo deseo de ver la cara de nadie. Casi una hora de haber viajado, llegué a una zona bastante deshabitada, bajé de la moto y observé fijamente el paquete. Al interior de la caja negra había una jeringa con una marca de 10 centímetros y un líquido amarillo brillante. Se trata de una droga, es ilegal en todo el mundo, sus efectos alucinógenos son extremos. Pero, a quién le importa eso.
Extraje 9 centímetros, claramente es una sobredosis mortal para un humano, creo que pondré a prueba mi débil cuerpo; si muero total a quién le importaría, creí ser inteligente y al final soy otro peón del tablero. Recuerdos de todo tipo me llegaron a la cabeza, en especial de las mujeres que me han atraído y con quienes he estado; recuerdo a Helen, mi primera novia, muy hermosa, es quien me enseñó que no puedes ilusionarte con cualquiera, pues cuando menos pensé me dejó por otro chico más musculoso y tonto que yo; a Rachel, mi segunda novia, también demasiado linda para ser verdad, quien me demostró que no se puede confiar a ciegas en nadie, pues me engañaba con un chico que a ella siempre le gustó.
Tras ellas llegó la única que me hizo bien, pues era la que mi corazón necesitaba, no era tan bella como las otras, pero fue la única que dio todo por mí; de ella aprendí la lealtad y la fidelidad, corté con ella porque siempre sentí que era demasiado buena para mí. Y luego están esas dos chicas, Katerei, por quien siento una conexión especial en nuestro ser. Y finalmente Evilu, con ella mis instintos gritan apareamiento; es demasiado en lo que pensar; Delicé con crudeza el líquido en la vena de mi mano izquierda, que antes había tensionado con un caucho, por unos segundos me inundó un sentimiento de satisfacción.
Luego de eso mi cabeza empezó a doler de sobremanera, casi diez veces más de aquello que era normal me puede matar, o quizá no. Los colores empezaron a distorcionarse, las sombras toman formas grotescas, los árboles parece como si se torcieran por voluntad propia, mis manos parecen derretirse; escabrosas figuras se alzan frente a mí, la nariz me sangra, más el color en esta no es normal, está de un color verde.
De hecho, nada de lo que veo tiene un tono cuerdo, aquellas brillantes ideas que solía mantener se esfumaron, al igual que los problemas que desearía olvidar. No entiendo mi cabeza, es como si alguien se hubiera metido allí, tomando un control que deseo delegar; no entiendo ni siquiera porqué me río con tanta satisfacción, ni siquiera puedo detenerme y por momentos siento ahogarme en mi propia carcajada.
Ideas locas me cruzan por momentos, normalmente descartaría todo aquello, más no estoy dentro de mis cabales y sin pensar mucho monto el vehículo; La velocidad ni siquiera es moderada, superando los 150 Km/h, desde mi pespectiva todo se ve lento y los matices se distorcionan. Varias notificaciones me llegaron a los pupilentes, comparendos por exceso de velocidad, empero, a quién le importa.
Llegué a la institución, es hora de salida, por lo que esperé a Evilu en las sombras; en el camino compré una chamarra negra y unos lentes de sol, mis ojos están de un color rojo en las córneas. Los vasos sanguíneos están a poco de explotar, por ello oculto lo que tengo, no quiero tener muchos problemas; de hecho, quiero sacármelos de encima.
La pelinegra apareció por la puerta principal, acompañada por una chica particular de cabello rubio atado en una coleta, de ojos tono azul celeste. Bastante más baja que Evilu, apenas si alcanza el 1,60. Es esa tal idol, Himeko; ¿qué hacen juntas? Da igual, con pasos cautos y tambaleantes me acerco a las dos chicas. La fanthomless me reconoció a la distancia, me miraba de forma extraña, no sé si es por mi forma de vestir actual o por la forma en que estoy caminando.
- ¿Qué tal Evilu? - Mi voz está bastante distorcionada, incluso tratando de actuar normal no puedo hacerlo.
- ¿Quién es? - La que abrió la boca fue esa chica rubia, parece asustada con mi presencia, Evilu también parece levemente sorprendida; de repente, me siento en una situación familiar, todos los estudiantes de salida se detuvieron a vernos. Y como si estuvieran todos los hombres de acuerdo, a viva voz gritaron algo que no sé si revocar o apoyar.
- ¡¡¡UN ACOSADOR!!! - Varios estudiantes intentaron arrojarse sobre mí, más no pudieron tocarme siquiera, inconscientemente estoy usando la telequinesia. La energía me desborda de manera increíble, no hay dolor de cabeza que me afecte, y siento que tengo más libertad para manejar mis poderes.
- Ven conmigo... Evilu... - Extendí mi mano hacia ella, más las palabras que ella me devolvió, se sintieron tan frías que me desconcertaron instantáneamente.
- ¿Quién eres tú? - Estoy seguro de que ella sabe quién soy, pero, no parece quererme reconocer. ¿Acaso hay algo diferente en mí?
- Tú sabes quién soy - Respondí con un deje de desesperación, el pulso se me aceleró ligeramente, más no fue algo que ciertamente importara.
- El chico que yo conozco no emana energía tan corrupta - Sus palabras casi fueron susurradas, ¿cómo tiene el descaro de decir eso? No es nuestra aura algo oscura de por sí, con deseos invasivos hacia nuestro planeta. - Tú no eres quién se ganó mi ser - Mi aura explotó de manera agresiva y sorprendió a todas las personas, es entonces cuando Himeko levantó su mano izquierda, liberando una luz tenue que dejó inconscientes a todos los presentes. Excepto por nosotros tres, que mantenemos miradas afiladas.
- No le eres agradable a mi Evilu, aléjate - Son las últimas palabras de la idol rubia, por lo que la hostilidad entre ambos creció.

Atrayendo la peculiaridad [Basura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora