La situación no podía ser más extraña, Katerei se acercaba como si fuese una leona frente a su presa, con cada paso desabrochaba los listones de su vestido, pero, sin retirarlo totalmente. Yo por otra parte solo terminé arrinconado con la cama a un lado; ella me agarró de la chamarra y haciendo uso de su fuerza me arrojó a la cama.
Los nervios de la situación se me quitan lentamente y simplemente me dejo llevar por la situación. Se sienta sobre mi vientre, frotando con su trasero mi entrepierna, su boca se posiciona muy cerca de la mía, por lo que, sin pensar más la situación, conectamos un beso.
No somos pareja ni algo por el estilo, más la atracción que siente mi cuerpo hacia ella es innegable y por lo que ocurre, su caso es el mismo; Las prendas superiores me fueron arrebatadas en algún momento, en el medio de suaves caricias y salvajes besos. Explorando el paladar y embriagándonos con las salivas del otro.
Retiré el vestido de Kate para saborear más su cuerpo, rozando cada poro de su piel, cruzando en una travesía traviesa, mi lengua se hacía camino por su ombligo, avanzando su abdomen y llegando a sus senos. Con ambas manos acaricié los atributos, realizando masajes circulares en estos, para posteriormente terminar jugando con los pezones.
Entre tanto me centraba en besar su cuello, mientras que ella hacía lo mismo conmigo, presionando puntos sensibles en mi abdomen y espalda. Ocasionalmente me mordía las orejas de manera seductora, me retiré lentamente de su parte superior buscando la zona más húmeda entre ambos, allí se hallaba unas blancas bragas ocultando la intimidad que se bañaba en sus propios líquidos.
Con su permiso, liberé la pureza en ella, la dejé a un lado y procedí a rozar los labios externos, ella no podía evitar dejar salir leves gemidos, sin exagerar, pues lo que sentía era algo genuino. Yo no podía evitar la erección que se alzaba tras mi pantalón, más aguanté; pues el acto sexual y las relaciones en sí no se basan solo en el coito mismo, el jugueteo y el deseo tienen mucho que ver en esta situación.
Como un intrépido explorador ingresé un poco más, toqueteando los labios internos y externos en conjunto. Nuevamente la besé, mientras que ahogaba los gemidos, su espalda se arqueaba constantemente, ella misma empezó a tocar este lugar sagrado. Realizando movimientos circulares sobre su clítoris, intensificando el momento y haciendo que sus movimientos de expresión placentera se acentuaran mucho más.
Posicioné mi cabeza en medio de sus piernas y procedí a succionar su clítoris, bañándolo con mi lengua y generándole un mundo de placer diferente. Me es inevitable el querer observar su rostro sonrojado, es curioso que antes del acto sea ella quien tome la iniciativa, pero, en este momento es totalmente sumisa.
Decidí penetrar con mi lengua, estimulando sus paredes internas, en especial el lugar en donde creo que se encuentra el punto G. Dado un momento ella me tomó de la cabeza, una clara señal de que me encontraba en el punto exacto de más placer; no dudé en memorizarlo, si es que se presentan más oportunidades.
La humedad es enorme en este punto, ya es hora de realizar la segunda parte. Libré la parte inferior de mi cuerpo del pantalón, buscando hacer el coito; ella me miraba con deseo y yo también a ella, su respiración entrecortada me hacía sentir una leve satisfacción. No he perdido mi toque, la última vez que tuve relaciones sexuales fue hace tiempo, tal vez antes de encerrarme en mi casa.
Mi miembro tiene un tamaño bastante promedio, sin embargo, no he presentado demasiados problemas durante el sexo. Pues el movimiento y estimulación la llevo a veces a un grado diferente a un hombre con un gran pene; quien se centra en ocasiones solo a penetrar sin descanso, lo mío es algo diferente y de cierta manera divertido.
Introduje la cabeza, y observé el rostro de la Kate, ella lo estaba sintiendo todo; hasta me parecía que era su primera vez, al menos de una forma tan placentera. Esta vez puse la mitad de mí en ella, liberó un gemido adorable y sin poder resistir más, mordí su cuello imprimiendo algo de fuerza; nuevamente penetré y esta vez hasta el fondo, nuestras carnes chocando generaban sonidos que inundaban la habitación, el sudor en ambos no había aparecido aún. Más cuando lo hiciera, sería porque lo que hacemos es satisfactorio.
Levanté sus piernas, me las puse en los hombros y con una de mis manos estimulaba el clítoris, con la otra le generaba sensaciones en los senos. Su rostro no tenía descripción correcta, estaba en otro mundo, su mirada perdida en el placer y su respiración ahogada me hacía excitar todavía más. Los movimientos se volvían cada vez más frenéticos, casi agresivos de alguna manera, ambos gemíamos sin cesar, disfrutando el momento.
Tuve que reprimir por unos segundos el movimiento, por poco termino dentro de ella y no me gusta ser el único en terminar. Prefiero que solo ella sienta el orgasmo, es una de las cosas que me provoca más placer, llevar a una mujer al éxtasis; sus piernas de repente empezaron a temblar, también se tensionaban y hacían movimientos erráticos.
Hasta que un grito me llegó a los oídos, solo terminé por pensar en que había logrado mi cometido, la tensión se liberó y terminé dentro. Mientras que mi abdomen era bañado por el líquido de su orgasmo. Descansé sobre ella y a su lado, ocultos en una azul sábana, fueron alrededor de treinta minutos de placer mutuo, no es necesario que haya más; no somos personas deseosas de placer irracional, ella no es una ninfómana y yo no soy un profesional en la perversión sexual.
Simplemente fue un acto entre jóvenes, conocimos nuestros cuerpos y nos transmitimos sensaciones. Liberamos las tensiones que nos atrincheraban mentalmente, Katerei quizá sabía que yo estaba nervioso, es posible que ella se sintiera de la misma manera. Podríamos morir en lo que haremos y el estar en calma nos ayudaría a repensar las situaciones de una manera más apropiada.
Solo puedo observar a esta chica, con sentimientos que aún desconozco en su totalidad, más irradiando pureza en un áureo estado que me maravilla y encanta de alguna manera. Tan poco sé de ella, que solo me atrae de forma única, mi corazón late de forma calma, como si se hubiese despertado algo en este.
- Gracias... Kate... - Tras mis palabras beso sus labios, que descansan en un sueño hermoso, al igual que ella. El momento se acerca.
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Atrayendo la peculiaridad [Basura]
Science FictionTras un acontecimiento que dejó a la raza humana al borde de la extinción, nos embarcamos en la historia de Nii Katase, el heredero de su prestigiosa (Pero tradicional) familia. Si bien él se mantuvo alejado de sus responsabilidades, la diversión se...