Atrayendo la peculiaridad [Basura]

Capítulo LXIX

Decidí que lo mejor sería tomar un descanso en el templo del abuelo, no hablé mucho más con él, pues parece un poco resentido por lo que hice; decidí no prestarle mucha atención a ese hecho, y solo decido descansar, mañana tengo unas cuantas conversaciones importantes, me es necesario el pensar bien lo que diré o haré, tratar con chicas es algo bastante difícil.
Cambio...
Tras probar la resolución de mi nieto decido retirarme, no deseo alarmarlo o hacerle saber cosas innecesarias; es mejor que continúe con la seguridad que ostenta, decirle que su cuerpo se fortalece por la "Sirena" sería contraproducente. Le contamos un poco sobre lo que le pasó hace diez días, puedo sentir como su energía crece mientras consume los restos de aura que dejó ese monstruo.
No hay inconveniente desde que sea su energía la que crece, pues si la que se hiciera más grande fuera la "otra energía" podría ser algo grave realmente. Puedo ver al pequeño Nii ingresar a la zona de huéspedes, la determinación que tomó es mucho mayor de lo que pensé, antes consideraba la misión como una obligación, más ahora la ve como un reto para sí mismo y creo que eso es lo mejor.
... Me conformo con que haya podido esquivar mis golpes, eso le será útil si en verdad luchará usando la consciencia.
Cambio...
Las pesadillas se fueron, ahora puedo dormir totalmente tranquilo; me levanto de la cama y antes de que me pueda retirar del templo aparecen dos personas frente a mí, aparentemente ayudantes. Ambos me son conocidos, el hombre de cabello café fue quien me entregó las prendas deportivas para el encuentro con Katerei; mientras que la chica rubia de ojos azules es a quien le pregunté si me quedaba bien la ropa, recuerdo que se puso bastante nerviosa en esa ocasión.
- Señorito Katase, se le suplica que tome un baño antes de irse - Dice el hombre de aparentes 30 años, mientras me ofrece un cambio de ropas, al estar dobladas no puedo diferenciarlas correctamente, más en ellas prevalece el negro.
- Está bien, pero... ¿podrían recordarme sus nombres? Creo que los olvidé - Son mis palabras un tanto nerviosas, al hombre le da risa, mientras que la chica... podría jurar que está haciendo pucheros por ello.
- Me presentaré como se debe... - El hombre se pone una mano en el pecho y se inclina levemente. - ... George Kurty, un gusto servirlo - Tras sus palabras me doy cuenta de que tiene el mismo apellido que el representante, ¿son acaso familia? Por otro lado la chica, al tener su vestido de mucama, extiende los lados de sus ropas y se inclina ligeramente.
- Laura Cerille, es un p-p-placer servirle - Fue una presentación adorable, ella aparenta entre los 21 y 23 años de edad. Tras escucharlos, les doy una respuesta sencilla: "Es un honor recibir sus servicios", hace mucho no hablaba con modales, no está mal de vez en cuando, después de tener el cambio de ropa, me voy hacia los baños termales; donde me relajo durante varios minutos antes de salir.
El tibio líquido me ayuda a relajarme, con si yo pudiese flotar entre las aguas, desnudo y calmo; falto de preocupaciones que me hagan pensar mucho, son valiosos segundos en donde puedo auto-encontrarme. La brisa del viento me hace compañía, el cantar de las aves residentes, las hojas de los árboles cayendo serenamente.
Tras abrir los ojos me doy cuenta de que, varias gotas de agua flotan a mi alrededor, también hay hojas suspendidas en el aire de la misma manera, como si flotaran por obra de algún líquido, de una forma diferente a mi levitación, pues el mismo aire parece haberse convertido en este elemento transparente; tras sorprenderme todo vuelve a su estado natural, siendo arrollados por la gravedad.
... ¿Qué fue eso?
Sacudo la cabeza con prontitud, y después me retiro de la fuente; mientras retiro el líquido en gotas de mi cuerpo, pienso en lo que acaba de pasar, estoy seguro de que transmuté el aire mismo en una especie de líquido con la suficiente densidad para dejar flotando gotas de agua y hojas.
Me visto como tratando de olvidar aquello, tal vez es otra capacidad que me puede ayudar en el reto; tras verme al espejo me doy cuenta de que me veo increíblemente más maduro, la mirada que tengo parece más segura y las ropas me transmiten la misma sensación. Una camiseta roja por debajo de una chamarra negra de cuero, un pantalón de tela jean igualmente negro, zapatillas oscuras sobre calcetines azules opacos.
Le doy una sonrisa a mi reflejo y escapo del lugar corriendo, tras llegar a las escaleras doy un enorme salto, podría matarme con esto, sin embargo, al activar levitación desciendo lentamente entre ciertos puntos de las escaleras, bajando en un total de tres saltos que hice mientras me divertía en el aire. Al montar la I.A.T. me pierdo en las curvas de la carretera, dirigiéndome al sitio donde está la peliplateada, con su padre.
Los kilometros se vuelven largos, pues me encuentro algo ansioso por verla y demostrarle que soy mejor que antes. Varios cruces después llegué a la mansión, en la entrada estaciono mi vehículo y toco el timbre, un sistema de seguridad se activa inmediatamente, la última vez no tuve que pasar por esto, pues entré directamente con el dueño del lugar.
- < Nombre y objeto de llegada > - Bastante seguridad para mi gusto, no me agradan mucho las máquinas, pero son notablemente útiles en ocasiones.
- Nii Yggdra Katase, vengo a hablar con Katerei Tsubanekko - Mis palabras con bastante serias, mostrar mi nueva actitud es lo que deseo.
- < Aguarde un momento > - Tras unos 10 segundos, lo que probablemente tardó la confirmación, hubo un agudo sonido y la puerta se abrió de forma automática. Pasé al terreno perfectamente decorado, había algunas personas trabajando en las formas de los pinos, puliendo las imperfecciones.
- Hola, Nii - Es Katerei quien llega a mi encuentro inmediatamente, un picor me provoca la sensación de querer llorar al verla, más aguanto y me dispongo a hablarle.
- Hola, Kate... -