Capítulo LI

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Tras abandonar la mansión "Jóvenes estrellas", me monto en el nuevo vehículo y fijo el curso para ir al lugar donde he dormido los últimos días. No sé si Katerei ya está allí, aun así, debo llegar e inmediatamente preparar el plan. Teniendo en mi cabeza la imagen fresca de ese tal "decaclausus" y sabiendo que puedo sacar ventaja gracias al entorno, no dejaré pasar la oportunidad de lograr vencer a Evilu.

Los minutos trascurrían a bordo del poderoso vehículo de dos ruedas, hasta que finalmente llegué a mi destino. Fui recibido por las empleadas, quienes ni siquiera preguntaron por la ausencia de la peli plateada, como si ya supiesen dónde se encuentra. Dejé de fijarme tanto en esos detalles y simplemente me fui al cuarto. Donde inmediatamente contacté con el general Ichinose, por medio de hologramollamada.

- No comprendo qué razón tienes para pedirme este extraño favor - El militar tenía un rostro que refleja pura confusión, eso sí, la seriedad nunca se despegó de sus facciones masculinas. Lo que le estoy pidiendo ciertamente es demasiado extraño, pero espero con total confianza que los favores que hice en un pasado sean recordados. - Si no me das razones sólidas no podré hacer lo que me dices -

- General, no querrá que un video de usted saliendo del hotel donde estaba con la señorita Claudiere, aparezca en el menú principal de recibidos de su esposa - El hombre de inmediato se puso tenso, sabía perfectamente que mi amenaza era real y él no sabe mucho de mí. Como hacker permanezco como incógnito y es difícil que den conmigo a menos que contraten a alguien con el mismo nivel de hackeo que puedo dar. - Como imaginé, estará a mi disposición para este favor que le pido, mañana a la hora de salida, cambio y fuera -

Finalizada la hologramollamada simplemente me dispongo a dormir, el collar me estorba un poco, por lo que lo retiro de mi cuello y lo pongo en la mesita de noche; alisté muchas cosas dentro de la maleta que llevaré mañana, no deseo que las cosas se me salgan de las manos; derrotaré a Evilu como sea, antes era por obligación; pero, de alguna manera ahora es cuestión de orgullo, además si la derroto me podré acostar con ella, premio doble sin ofender.

...

De la nada, el sonar de burbujas inundó el lugar, el chacoteo de las olas del mar llegaba a mis sentidos; el frío de la noche desgarraba mi comodidad y antes de poder reprochar más la situación la sábana me fue arrebatada. Abrí los ojos presurosamente solo para encontrar que la habitación había desaparecido. La oscuridad se encontraba desplegada por todo el lugar y un nauseabundo olor a azufre flotaba allí.

Gotas de agua se escuchaban caer, tras acostumbrarme a la oscuridad pude apreciar el entorno, se trataba de una especie de alcantarillado; apostando a la suerte avancé al frente, sentía que ese sería el camino correcto, escuchaba los chillidos de ratas en las paredes y también el croar de sapos. El agua me llegaba a los tobillos, ocultando mis pies descalzos, pero la repugnancia que me hacía sentir era irremplazable.

Conforme avanzaba el nivel del agua bajaba, un insoportable olor a muerto se intensificaba y en medio de tan escabroso camino, escuché gruñidos y alaridos, no hizo falta que yo volcara la mirada, pues lo que fuese que estuviese a mis espaldas, no sería algo bueno. Empecé a correr temeroso de aquello, el agua bajó tanto, que antes de darme cuenta, estaba corriendo sobre cadáveres; unos más recientes que otros, cada uno merecedor de muertes escabrosas.

Impactado por aquello, no pude evitar ver atrás y vaya sorpresa me llevé, cuando los cuerpos se levantaban del pantanoso suelo; todos queriendo devorar mi ser, sin tiempo de pensar, corrí y corrí hasta desfallecer, en el fondo del túnel podía ver una luz y los muertos ya ni siquiera esperaban a que les pasase por encima, delante de mí ya se estaban incorporando.

Como pude evité la mayoría, pero no todo es perfecto; cuando estaba por salir de allí, uno de mis pies fue agarrado con fuerza, caí estruendosamente rodando mientras veía como detrás de mí se alzaban cientos de monstruos reanimados, me arrastré y me di cuenta de que me encontraba en la escuela, el túnel se había convertido en la puerta a la terraza.

Los hechos no me eran claros, todo era nublado y confuso; me puse de pie y trepé la malla que separaba el vacío con el cielo raso. Pude ver allí abajo, la piscina institucional, viendo a los muertos acercarse sin cesar, di un salto de fe; llegando ruidosamente a las aguas sucias de aquella conglomeración líquida. Parecía no tener fondo, por lo que rápidamente necesité patalear, buscando aire en la superficie, se hizo eterna aquella salida; ya que parecía que me encontraba el doble de profundo de lo que en realidad estaba.

Tras lograr salir a la superficie, la piscina había desaparecido. Me encontraba en medio del rugiente mar, del cielo empezaron a llover cuerpos, de animales y personas por igual; el agua se volvió de un intenso color rojo sangre, el olor a óxido llenó la atmósfera. Los cuerpos empezaron a moverse, chapaleando en el rojo líquido, miles de cadáveres hacían lo mismo y en cuanto se unían empezaban a devorarse entre sí.

La traumante escena se intensificó aún más, cuando un tornado se formó y todos los seres presentes empezaron a aglomerarse en una masa amorfa. Aquello empezó a tomar la forma de una mujer totalmente deforme, conformada por todos los fallecidos en su cuerpo. Con lo que parecía ser una mano me atrapó y separó del agua, me puso al frente de su cabeza e inmediatamente todos los cuerpos emanaron una voz ronca y profunda que me llegaría hasta lo más interno.

- TE QUIEEROOOOO - Y tras ello, procedió a devorar mi cuerpo a mordidas, el dolor se hace insoportable y solo opto por gritar lo más fuerte que puedo, mientras me son arrancados los pies. Los brazos también me fueron desprendidos y justo cuando estaba por tragar mi torso y cabeza; de la boca de esa cosa salió una mujer hermosa, la reconocí al instante; se trataba de la idol de la academia... Himeko.

Con su mano empezó a atravesarme el pecho, el dolor me es más insoportable de lo que fue perder las otras partes útiles... Las costillas se rompen a medida que esa mano se abre paso, hasta alcanzar el órgano vital que descansa allí, acelerado por la presión sanguínea del miedo. Ya rodeado por su mano, mi corazón no podía palpitar y solo esperó a ser extirpado de mi pecho... dándome pronta muerte tras tanto tormento...

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- Te... quiero -

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Atrayendo la peculiaridad [Basura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora