Hace tiempo, cuando el planeta aún era joven, un grupo de humanos, deseosos por aprender del mundo y sus maravillas, se embarcaron con un sólo ideal: aventurarse en lo desconocido.
La curiosidad les carcomía los huesos y le euforia que les provocaba conocer nuevos biomas y comprender otros mecanismos era imparable.
Les resultó muy fácil abandonar la ignorancia para convertirse en grandes sabios, conocedores de todos los misterios e incógnitas de su mundo.
Se volvieron expertos en leer las estrellas, forjar caminos, navegar por el mar, hablar lenguas incluso más antiguas que ellos mismos. No había nada que no supieran controlar.O bueno. Casi nada.
...Pronto tuvieron sed. Querían más, mucho más.
Porque, en su sabiduría, supieron que no tenía sentido poseer la sapiencia del todo si el plano espectral se les escapaba de las manos.La arrogancia y la codicia empezaron a consumirles de forma imperceptible pero peligrosa.
El conocimiento absoluto significaría obtener el poder absoluto. ¿Verdad?Ese fue el inicio del fin.
Viajaron a los lugares más recónditos de la tierra con el único propósito de llegar a los templos.
Esos lugares eran capaces de revelarles a través de pictogramas ciertos métodos de comunicación con el otro plano, ese en el cual los moradores son espíritus y dioses.Ellos le llamaron 'Época de plenitud', más, realmente fueron años donde mucha sangre resultó derramada por la más pura vanidad.
Sacrificio tras sacrificio, las personas estaban dispuestas a perder su humanidad si era necesario para alcanzar tanto poder como soportaran. Después de todo, ¿de qué valía ser un débil humano frente al dominio que conseguirían?Una idea ambigua, lejana. Muy remota, pero que los impulsó a seguir, a entregarse al fuego, a beber de la sangre de sus hermanos sacrificados, a cortarse en pedazos mientras proferían monosílabos sin sentido.
Entonces, hubo un quiebre. Un ligero espacio que juntó ambos planos.
El plano espiritual se saturó de ofrendas y el plano terrenal se llenó de muertos.
Se había destruído el equilibrio. Y los humanos pagarían por su altivez.
De repente, cuerpos sin vida despertaban en busca de sangre fresca.
De repente, nadie permanecía fuera por las noches.
De repente, cualquier torpe forastero que durmiera a campo abierto, era destrozado.Vaya necedad.
Sí, conocían todo de todos.
Sí, eran demasiado sabios.
Y también, sí. La magnitud de su idiotez fue enteramente proporcional al nivel de conocimiento que poseían.Puesto que acabaron de destrozar sus ya ignorados valores morales.
Todo se fue a la porra cuando, no sólo destruyeron sus propios seres, sino que tambien empezaron a utilizar a los monstruos nocturnos como parte de sus rituales.
Una noche de luna carmín, simplemente les despertaron. Aquellos dioses oscuros, siempre presentes pero en reposo, notaron el límite del ser humano.
Ninguno.
La maldad había tomado gran parte de la tierra sin las deidades mover un sólo dedo. ¿Qué ocurriría si interferían?
La búsqueda del conocimiento había dejado de ser primordial, se había convertido en una maldita excusa para destruir. Nada resultaba como prueba y error. No. Sólo desfilaba una seguidilla de "error" "error" "error" que nadie estaba dispuesto a detener. La curiosidad se había convertido en un presuntuoso experimento del cual nadie se veía beneficiado.

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Ataraxia | Karmaland | Terminada
FanfictionAtaraxia: Imperturbabilidad. Porque en Karmaland hay de todo menos serenidad. Ni un ápice, siquiera. ¿Qué ocurre cuando los errores olvidados y los fantasmas pisoteados por las olas del tiempo se alzan a gran voz? ¿Qué pasa si los oscuros secretos...