Ataraxia | Karmaland | Terminada

C a p í t u l o 4 7

Azota fuertemente la puerta, de modo que esta retumba contra la pared de aquella clínica (la única en Karmaland, la verdad sea dicha). El doctor a cargo le entrega una mirada cansada y molesta.

A Auron le da completamente igual.

Apenas le han dado de alta y ahora tiene que volver a ese lugar. ¡Que aún tiene tremendo cuerno en la frente, joder!
Observa a Lolito; parte de su ropa está carbonizada, tiene pocas quemaduras a simple vista, pero el médico le ha mostrado las que posee en la espalda y son enormes y espantosas. 
¿Cómo las llamó el experto? Quemaduras de segundo grado. Eso definitivamente dejaría una horrible cicatriz.
El Alcalde está conectado a una máquina, la cual Auron no tiene ni idea para que sirve, pero el constante "pi" que genera, le está tocando un poco los cojones.

Frota tus ojos, es temprano aún.
En la sala reconoce la mochila de Mangel. Supone que se ha quedado toda la noche con el pelirrojo. Murmura un "no me sorprende". Él había decidido retirarse ni bien Ángel hubo entrado por esa puerta, la cabeza le dolía como el demonio y no tenía ganas de nada.

Ahora tampoco tiene ganas de nada, pero como mano derecha debe hacer acto de presencia, al menos por un rato. Por guardar las apariencias. El chisme viaja volando en un pueblo diminuto como Karmaland y la tendencia a inventar historias de la gente desocupada no es algo que pueda beneficiar a Raúl.

Lolito respira tranquilamente, pero su cuerpo se niega a responder de alguna forma.
Estado de coma por contusión craneal. Ninguno se habría esperado esto. ¿Quién lo pudo haber previsto? Nadie.

Auron fue el primero en enterarse, puesto que algún hijo de perra había decidido que era buena idea joderlo en su propia casa.

La puerta sonaba con tanta insistencia que Raúl tuvo que colocarse tapones en los oídos para evitar que el tañir metálico le rompiera el encéfalo en dos. Jodido Luzu y jodidos barrotes.

No disimuló su rostro de molestia al atender. El pueblerino retrocedió unos pasos, temiendo caer a alguna de las piscinas de agua del dueño de casa.
Es que la mano derecha del Alcalde lucía fatal.

Titubeó al hablar. La mirada inquiriente del chico del piercing resultaba intimidante.

ㅡE-estaba talando en, en... ¡en la zona del bioma de otoño! Y-y ha habido una explosión... creí que el Alcald-

Raúl echó a correr, poco importándole dejar a aquél leñador con la palabra en la boca.
Maldijo que la casa de Lolo estuviera tan lejos.
No se detuvo sino hasta que sus pulmones ardieron y sintió su garganta comprimirse. Cinco minutos caminando después, llegó a destino.

ㅡ¿Qué cojones?ㅡ espetó, atónito.

No había casa.
No había costa.

En su lugar, un boquete inmenso se abíra espacio hasta el mar.
Trozos de madera flotaban por ahí sin rumbo alguno y de los bonitos muebles que el pelirrojo poseía sólo restaban... ¿pero qué digo? ¡Si todo estaba destrozado!

Siguió perforando con la mirada todo el lugar. Se acercó a... dioses, no había costa. Sus pies llegaron al lugar en el que hasta hace poco había un lindo muelle. 
Escudriñó las lejanías, logrando divisar un par de cuerpos atravesados por flechas.

¿Quienes usaban comúnmente el arco?

Vegetta.
Y Borja.

El culpable llegó a él en un chasquido: Samuel es mucho más analítico que Luzu, quien, tal parece, se ha empezado a mover por los planes tácticos.
Estrujó su rostro con sus manos, debió haber matado al castaño ni bien tuvo oportunidad.

La situación de Lolo le tenía sin cuidado; es más, le facilitaba las cosas, pero si Borja se había avivado, pronto vendría a darle caña a él también.

Metido en el agua, logró encontrar un par de cadáveres más. Poseían un golpe certero, como de espada.

Una de dos. O el castaño mutó hasta tener cuatro brazos más, o había un cómplice de por medio.
Espera por los dioses que sea la segunda opción.

Decidió por adentrarse a aguas un poco más profundas, sin demasiada preocupación, puesto que aquella pequeña porción de mar nunca fue demasiado hostil.

A partir de ese punto, no tardó en encontrar al pelirrojo, interte, flotando boca arriba a la deriva.
"Ojalá estuviera muerto". Pensó ni bien tomó su pulso. El cabrón tenía mucha suerte.

Llamó a Mangel, llevó al Alcalde a la clínica y se fue a dormir, sin ánimos de que nadie le toque las pelotas.

Eso nos devuelve a la actualidad.

El doctor parlotea cosas que sólo él logra entender y Auron no puede sentirse más desinteresado.
Parte de su mente canta canciones en un pésimo inglés y el otro lado se ocupa de pensar que, vaya, si el coma se extiende, él tendrá que asumir como Alcalde hasta que Lolito despierte.

También podría colarse en la clínica durante alguna noche y asfixiar al pelirrojo con una almohada.
Nadie sabría nunca que no ha muerto a causa de su actual condición. O quizá sí. ¡No tiene idea! ¡El es psicólogo, no neurólogo!

Mejor no arriesgarse.

ㅡ¿Cuándo va a despertar?ㅡ indaga, contándole el rollo al profesional.

El hombre revisa un par de cosas que ha escrito en una libreta. Niega con la cabeza.

ㅡPodría ser mañana, o en treinta días. No hay un diagnóstico seguro. Podría pasar a estado vegetativo o directament-ㅡ Raúl sale de la consulta con tan poco cuidado como cuando ha entradoㅡ...Morir.

Baja las escaleras, pasa la recepción. No se da a la tarea de analizar su comportamiento borde con todos, no le importa, porque ante los demás, su humor está mal por culpa del reciente accidente con el político al mando. Antes de poder abrir la puerta, alguien más lo hace.
Ángel luce cansado. Trae un café en su mano derecha y acaba de tirar la colilla de un cigarrillo al suelo.

Auron alza la barbilla a modo de saludo. El pelinegro sonríe ladinamente en forma de respuesta.

ㅡ¿Cómo e'tá él?

"Ni idea". Raúl no dice eso.

ㅡEstable, pero no saben cuándo despertará.

ㅡOh.

Una idea aflora en la maquiavélica consciencia del dueño del piercing. Esconde una sonrisa y aflige levemente su expresión facial. Lleva una mano al hombro derecho del de la bandana y se acerca levemente hacia él, entonces habla con tono confidencial.

ㅡAquí entre nos, el culpable de todo esto es el cabrón de Luzu. Sólo quería que lo supieras, nunca creí que haría algo tan repulsivo.

Le palmea el hombro a Mahe y sale parsimoniosamente del lugar.

Auron ha tirado la moneda. Conoce la mentalidad débil de Mangel. Unas cuantas palabras son todo lo que se necesita para causar un desastre. Después de todo, Rogel al fin había empezado a sentirse cómodo estando con Lolito.
Al fin se había separado por completo de Rubius.
Al fin había mordido el cebo.

La moneda ha caído en favor de Genes.

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Buenas noches, preciosidades.

Los amo. <3

Actualización: Jaja maldito Auron te odio :(
Editado 18032021