C a p í t u l o 2 4

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|| Hay cuarentena, así que a menos que corten los servicios, significa que voy a actualizar más seguido. :3 Por cierto, ¡ya casi llegamos a las 10K en lecturas! Estoy asombrada. ¿Quieren algún capítulo especial? ¿Varios? ¿Sobre qué o quienes? ¡Diganme, que no muerdo! A menos que me lo pidan. (? Ah, nada. Los amo. <3 ||

||Actualización: todavía debo los capítulos. Y sí. Seguimos en cuarentena. Y no. No han cortado servicios.||

La paz no parece querer llegar a la golpeada Karmaland.
Aquella noche, Vegetta ha tenido un muy mal presentimiento.
Desea creer que sólo se debe a la paranoia por las palabras de Lolito, pero esa "pequeña" conversación le había generado una molesta monomanía*.

Así que, no pudiendo dormir, llama a la única persona de la cual tiene certeza, no se ha ido a la cama aún.
Y es que por cosas así Rubén se despierta tan tarde.

ㅡBueno, Doblas. ¿Podrías venir?

Un par de comentarios en doble sentido por parte del nuevo boomer hacen que Vege se pregunte porqué leches lo llamó.
O más importante, ¿cómo es que se soportan?

Son preguntas que nunca obtendrán respuesta, ¿está claro?

Sin mucho más preámbulo, Rubius se presenta en la isla del ojimorado, montado en Tupac quince minutos después de haber hablado. Los mobs están especialmente molestos en estos últimos días. En fin. Debe de haber surgido algún spawn cerca.

Sí... seguro.

Al hacerlo pasar, Vege le dedica una sonrisa agradecida, la cual Doblas aprecia bastante, sin comprender, sin embargo, el porqué de todo esto.
Es decir, pocas veces ha estado con el mayor durante la noche y esos momentos han sido de puro bobeo. Ahora mismo, en cambio, el pelinegro luce agobiado.

ㅡHombre, ¿qué pasa?

Vegetta no contesta, ignorando aquella pregunta a drede, muy a drede.

Prefieren subir por las escaleras. La noche es clara pero sofocante, no ayudando demasiado con la situación de Vege. Ni siquiera sabe qué más hacer.
Suspira, sentándose en el último escalón antes de llegar a su isla. Observa hacia abajo, no siente náuseas.

Este no resulta el caso de Rubén, el cual se aferra al mayor como niño pequeño.
Esas escaleras no tienen ningún tipo de barrera.

ㅡEstás loquísimo, estás loquísimo.

De Luque le acusa soltando un "cobarde", por el cual Rubius se ha puesto a gritarle improperios.
Lo normal entre ambos.

El de gorro de pedobear supone que es mejor no preguntar acerca de lo que ocurre y el dueño de la mansión agradece silenciosamente por esto, decidido a disfrutar de la compañía del otro mientras pueda.
No conversan de nada en específico. Evitan hablar de la Alcaldía, la seguridad o cualquier cosa que los lleve a querer tirarse de las escaleras para acabar con sus vidas.
Tontean bastante, el de cabello teñido buscando entretener a su amigo y el ojimorado obligándose a no pensar en otra cosa que no sea en su compañía.

ㅡHe contratado un nuevo aldeano.ㅡ le cuenta el de cabellos en punta, orgulloso.

ㅡ¿Llamas "contratar" al secuestro de pueblerinos?ㅡ indaga, más que todo, divertido ante el rostro de indignación que le ha regalado Vege.

ㅡQue cosas dices, chiqui. Soy un hombre de negocios, no un secuestrador.

Pronto entran en un dime que te diré, como de costumbre. Se levantan de aquél escalón, procurando no caer. Vegetta repone, apasible a las palabras del otro.

Ataraxia | Karmaland | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora