C a p í t u l o 2 1

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||Actualización: No se, acá había un mensaje, pero Wattpad lo borró y ya no recuerdo qué era. En fin, los quiero. Xd||

Vegetta observa su alrededor con más sensación de descontento que de conformidad. Murmura un "uis..." para sí mismo y carga entre sus mamadísimos brazos aquella pesada caja.

La habitación secreta de Lobo nocturno ha quedado completamente desmantelada.

Sí, es secreta.
Sí, nadie puede ni sospechar en dónde se encuentra.
Sí, su sistema de seguridad nunca falla.
Sí, tiene tropocientos lobos custodiando toda la guarida.

No hay margen de error.

A no ser...

Y, joder, ese "a no ser" cambia completamente la ecuación. Las palabras de Lolito en el último encuentro le habían incómodado demasiado, al punto de dejarle paranóico.

Hasta entonces, nadie había querido meterse con el casi-dios que resulta Vege ante los ojos de los demás. El Alcalde consideró cruzar una línea para muchos, peligrosa. Y eso le intimida. No tener el control. Sentir que este se resbala de sus manos por causa de lo que bien podrían ser, errores propios.

Baja por sus ascensores con suma prisa. Siendo la primera vez, maldice por tener tantas escaleras. ¿¡Por qué leches le pareció una buena idea!? Sus labios espetan oraciones ilegalísimas, palabras de las cuales no está orgulloso, pero la presión lo está superando.

Aquella caja pesa bastante. Ahora mismo esa es la menor de sus preocupaciones. Todavía tiene que quemar un par de escudos y reubicar a sus lobos.

Agradece que, al menos, vive medianamente cerca del lugar al que destina su andar. Pasa por el riachuelo que divide su parcela del resto de las tierras y continúa andando, agradeciendo que nadie suele andar por ahí a esas horas.

Un par de pequeños prados después, el azabache se encuentra caminando cuesta arriba, en dirección a la fortaleza de su amigo castaño, el único que conoce su pequeño secreto. O al menos, eso espera.

Hace una mueca de confusión al notar que todas las torretas han sido desactivadas. En fin, tampoco es un detalle demasiado grande. Él es un "tiquismiquis" y ya.

Camina por entre el raramente descuidado jardín de Borja y toca la puerta, a patadas porque sus manos están ocupadas, por obvias razones.

Espera unos segundos. A pesar de poder oir a Manolo haciendo sus típicos soniditos, no parece haber rastro de su compañero por ningún lado. Frunce el ceño, bordeando la casa.

ㅡ¿Qué leches...?ㅡ murmura, alzando las cejas.

En el suelo yace un boquete que conecta con la sala en la que el chico guarda todos sus objetos.
De Luque encoje los hombros, no estando menos extrañado. Baja con cuidado por la notoria irregularidad del suelo y, localizando el asensor, él y su enorme caja son teletransportados al piso de arriba.

Deja a un lado lo que ha traído encima.
Los animales del castaño se notan inquietos.

ㅡEsto me da un mal rollo...ㅡ farfulla, buscando a su amigo.

¿Se lo habrá tragado la lava?
Es tan posible que aterra.

Sin embargo... ¡sin embargo! Hay destinos peores que la muerte (¡oh! Desearía no tener que utilizar esa frase). Luzu durmiendo alrededor de un montón de botellas es la prueba viviente de ello.

Vegetta lo remueve con su pie izquierdo. Vale, sí está vivo.

ㅡEs que eres tonto.ㅡ le acusa, sabiendo bien que el otro no le escuchará ni con un megáfono atravesado en los tímpanos.

Ataraxia | Karmaland | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora