||¿Debería quitar las etiquetas de los shipps? Pregunta seria.
Por otro lado.
A papaUwU no le gusta la polenta. Hay que patearla.||ㅡ¡Tortilla, ven aquí!
El alarido de Fargan retumba en las paredes blancas de su hogar.
La niña suelta una adorable carcajada y echa a correr por toda la casa del castaño. Ha tomado la porra del oficial y ahora mismo va de un lado a otro repitiendo "¡alto, policía!" Mientras ríe.Al hombre le da genuina ilusión saber que la Tortilla se encuentra bastante animada, pero no le hace especial gracia ver cómo toma sus cosas de trabajo.
No porque sea un hombre sumamente comprometido con su labor.Es que su jefe es Alexby.
Y a Ale'by no le gustan los niños.
Ni las estupideces en el cuerpo.Así que...
Definitivamente no es buena idea dejar jugar a la niña con sus elementos de trabajo.La niña ha tomado su gorra de policía. Le queda extremadamente grande, teniendo que usar una de sus manitos para poder alzarla de la visera y así poder ver algo.
En un momento se detiene. Fargan lleva sus manos a su espalda, quejándose de que, diablos, necesita hacer ejercicio porque ya está viejo.
La Tortilla pega un saltito, seguida de una pequeña risita. Alza la porra, el gorro cae levemente hacia un lado, haciéndose con la mitad de la visión de la pequeña.
ㅡ¡Un día seré policía como tú, papá!
Oh.
Una sonrisa triste se posa en los labios del mayor. Al diablo quitarle sus cosas a la niña.
Suspira e inclinandose lleva sus manos a los hombros de Tortilla.ㅡClaro que sí, linda. Serás la mejor oficial de policía de todos.
Un ambiente de quieta nostalgia los inunda.
David se ha propuesto proteger a la muchachita blonda, cueste lo que cueste.Motivos no le faltan.
○●○
El silencio se expande a lo largo de la frívola habitación. Vegetta siente su corazón a punto de desfallecer. Jadea silenciosamente mientras cierra los ojos y repite en su interior "no es posible", "Doblas no".
Rubén, recostado en uno de los tantos ventanales que su casa posee, lleva encima una discusión mental. ¿Qué va a decirle? ¿"Un mensajero de los dioses lo ha hecho para protegerme"? No le creería, maldita sea, ¿cuándo los dioses han levantado dedo contra algún humano? Jamás.
"¿No le dirás la verdad?"
"Confiesa, Rubén."
"No lo hiciste, pero sí que lo deseaste."
"Admite que cuando supiste que Mangel mataría a tu querido Samuel pensaste en hacerlo."
"O, de otra forma, ¿qué hacías en casa de Vegetta esa vez?"
Aprieta su puño libre, marca su mandíbula y la frustración se hace completamente palpable en su rostro. Odia que sea así, pero Resh en realidad sí tiene algo de razón. Porque, si ya le había advertido a De Luque que corría riesgos, ¿por qué empeñarse en "estar alerta por él"? El pelinegro es un adulto e incluso resulta mucho más precavido que otros en Karmaland. Sus intenciones se habían plasmado sutiles en su accionar. Reshef no dice ninguna mentira. Sólo saca a la luz el motivo por el cual el remordimiento de consciencia no ha dejado tranquilo al de gorrito de oso.
El ojimorado no ha dicho nada, tomando el silencio como una confesión indirecta de parte de su amigo, golpetea su mano libre contra su muslo, muerde su labio inferior y no se detiene hasta percibir el sabor metálico de su propia sangre colándose entre sus belfos.
ㅡLo siento.
Las débiles palabras del que ahora luce más castaño que rubio flotan, suben, bajan, se revuelven en los corazones de ambos hombres y se mantienen, impasibles, como una firma que admite en voz alta una realidad.
ㅡ¿Por qué?ㅡVegg susurra la incógnita. Conoce la respuesta.
ㅡÉl iba a matarte, ¿qué se supone que hiciera?
La culpa se le ha ido de las manos al de gorro de Pedobear. ¿Por qué de repente siente que todo aquello lo provocó él mismo? Todo por el egoísta deseo de su corazón. Alma traicionera y sentimentalista. Deseó deshacerse del que alguna vez pudo llamar "mejor amigo" y por eso se hizo realidad, ¿verdad?
El dueño de los grandes ojos violáceos nota cómo su vista se empaña gradualmente. No se supone que esa contestación tenga que agradarle.
ㅡMangel era un compañero.
ㅡ¡También tú! ¿qué tan difícil es entender que no deseo perderte? ¿eh? ¡Dímelo, joder!
Ha sido un grito rasgado, gutural y completamente abrumador para ambos. Un resollo escapa de los labios del menor. Gotas saladas traicionan el temple del dueño de la isla. Ambos notan una falta de aire que no es ni medio normal.
ㅡ¿A qué precio, Doblas?
ㅡAlguno de los dos iba a morir.
Ha sonado mucho más insensible de lo que Rubius deseaba. La mirada de De Luque se pierde en el techo, deseando no desmoronarse. Sabe, sin embargo, que ya lo ha hecho y que en definitiva, no hay marcha atrás.
ㅡ¿Qué lo hace menos importante que yo? ¿Qué me hace más importante a mí?
ㅡTú no planeabas asesinar a nadie.
Vegg ahoga un grito de pura frustración en una de sus almohadas. Retira con cierta vehemencia las traicioneras lágrimas que manchan sus mejillas. Mantiene su ceño fruncido y el corazón hecho un puño.
ㅡSácame del estúpido altar en el que me has puesto, te lo ruego, Doblas. Mis manos no están más limpias que las de nadie. Soy igual de lacra que todos aquí. Así que detente.
ㅡNo lo entiendes. Tú no lo entiendes.
ㅡNo, no lo hago y espero no hacerlo en ningún momento, porque ahora tenemos otro compañero muerto y tal parece que también ha sido mi culpa. Te un buen día, Doblas.
Rubius observa la pantalla de su celular. Samu ha colgado. El menor brama y enronquece su voz, ¿qué coño acaba de pasar? Oh. Vegetta estaba llorando, está demasiado seguro de ello. Ha sido su culpa. Todo esto ha sido su culpa. Observa el aparato que aún reposa en su mano derecha, frunce el ceño y tras volver a vociferar, lanza el teléfono al suelo, ejerciendo tanta fuerza que este no tarda en hacerse añicos.
De Luque está seguro de que Doblas no entiende en absoluto la responsabilidad emocional que conlleva el ser o al menos haber sido el capitán de un grupo como el que alguna vez fue el de los héroes de Karmaland. No ha sido su culpa, pero el compromiso con todos está por encima de todo eso. Ha fallado, una vez más.
Ya nada tiene sentido.
-*-*-*-
Se me metió un poco de angst en el ojo. Uh.
Los amo. ;3

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Ataraxia | Karmaland | Terminada
FanfictionAtaraxia: Imperturbabilidad. Porque en Karmaland hay de todo menos serenidad. Ni un ápice, siquiera. ¿Qué ocurre cuando los errores olvidados y los fantasmas pisoteados por las olas del tiempo se alzan a gran voz? ¿Qué pasa si los oscuros secretos...