C a p í t u l o 9 4

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Nieve.
Mucha nieve.

Malos augurios.

El pueblo se ha desatado, una vez más. Cuando creyeron haber superado la etapa de atentados por parte de Lolito, otro pecado se ha añadido a la extensa lista del pelirrojo.

Alguien ha filtrado toda la documentación correspondiente a la gestión del pecoso. Cada informe. Cada archivo.

Raúl sabe quién ha sido. La cicatriz en su mano le recuerda fervientemente que fue Borja quien le arrebató toda la información que ahora, se ha vuelto pública.
Masajea sus sienes en un intento fallido de encontrar tranquilidad, algún atisbo de templanza, serenidad. Lo único que logra es sopesar la idea de quemar Karmaland como buena.

Llegar al poder le ha supuesto un jodido dolor de cabeza, pero mantenerlo... oh, está siendo mucho más rompe pelotas que cualquier otro asunto.
Creía tenerlo todo claro, pero debe admitir que ahora mismo, sólo está improvisando. Bastante bien, cree, pero no quita el hecho de que esté aferrándose con garras y dientes al propósito por el que ha hecho todo esto.

También debe admitir que ha empezado a consumirle una paranoia terrible, la cual no le permite dormir por las noches.
Desde hace unos días, la sensación de que alguien lo sigue u observa ha persistido.
Se dice a sí mismo que sólo siente eso porque hay parte del pueblo que está descontento. Procura funcionar como psicólogo para sí mismo, pero no cree estar haciendo bien su estúpido trabajo.

Su trasero descansa en la silla que le corresponde al Alcalde (él, ja), mientras que sus manos descansan sin tensión alguna por sobre el escritorio de madera. El mismo ha vuelto a estar repleto de hojas, las cuales ni siquiera se molestan en estar redactadas con formalidad.

"Hijo de perra" e "inútil chupasangre". Son los adorables mensajes que la mayoría le ha dejado.

"¡Bien!" Se dice en un sarcástico pensamiento.

Sin embargo, un pequeño brillo de esperanza se asoma entre todo el cúmulo de papeles.
Una carta perfectamente doblada.

"Karmaland, xx de agosto, xxxx"

"Al señor Alcalde:"

"Gracias.
Las fichas que me ha regalado me han permitido ganar un par de veces en el casino."

Es el mensaje más superficial que ha tenido la posibilidad de leer, pero en eso mismo está la solución al problema con la gente.
Por ahí debe de haber más sujetos anónimos como el de la carta. Oh sí. Ellos harán frente por él a la oposición.
Además...

Aún no ha hecho lo que debe con Lolito.

Oh, y hablando del pelirrojo.

El mismo se había despertado, temprano por la mañana. Antes de desayunar atravesó al último de los secuestrados con un barrote de metal por el estómago y luego de asearse, salió de casa, sí, la misma que hacía un par de semanas atrás permanecía con la fachada destrozada. Se las había ingeniado para arreglar algunos elementos y poner una cama, una cocina y el resto de cosas primordiales. Volvía a ser tan modesto como en el principio.
Abrió el buzón y encontró una carta. Se prometió leerla después y siguió su camino, hacia el pueblo.

Ya en la zona "urbana", sonrió sintiendo las miradas de repulsión sobre su nuca. El miedo tras cada paso dado. Entonces pensó que ese era un buen día para solicitarle a Auron que le devolviera lo que le pertenecía.

El poder.

Después de todo su mano derecha había hecho un excelente trabajo, pero ya estaba extrañando sentarse en su cómoda silla a contemplar las vistas desde el inmenso ventanal.

Con este pensamiento, se encaminó al Ayuntamiento.

Por tanto, se encuentra ahí, con la postura erguida y la sonrisa maníaca que siempre le ha caracterizado. Silente ante la atenta mirada de Raúl, el cual también sonríe.

ㅡ¿A qué vienes, guarro?

ㅡAuron, lo que pasa es que yo quiero mi alcaldía de nuevo.

Nota que, ante su petición, los hombros del dueño del piercing se tensan, aunque esto sólo es el resultado del inicio de una estruendosa y amigable carcajada, la cual le provoca ampliar su expresión... cantarina.

ㅡEn buena hora vienes. Justo iba a citarte. Porque de hecho, en dos días es la ceremonia de re-entrega del poder.

Una "o" se dibuja en los labios del pelirrojo. Sus ojos reflejan emoción y como siempre, la bonita codicia que lo carcome desde que tiene memoria aflora una vez más en su mente.
Frota sus manos en un acto infantil y asiente.

ㅡ¿Necesitas algo más, Lolito?

ㅡ¡Ah! No.

ㅡVale, yo te estaré mandando la información oficial de pasado mañana. ¿Va?

ㅡPerfecto.

Satisfecho con aquella conversación, Lolo ha dado media vuelta, regresando sus pasos por donde vino en primer lugar. ¡Su mano derecha es...!

Definitivamente la persona más increíble que ha conocido.

Su humor definitivamente sólo puede mejorar.

Cuando ha vuelto a lo que puede llamar... mmh... su casa provisoria, divisa por segunda vez aquél buzón. Masculla un par de cosas que ni él comprende por completo y toma de aquél lugar el único sobre que han metido allí.

Palpa el papel que envuelve el mensaje. Se hace con su contenido. De por sí, la presentación de la carta resulta descuidada. A primera vista, la letra luce rígida y la hoja manchada de tierra. Espeta un "hay mucho loco suelto" a causa del aspecto de la misiva y se da a la tarea de leer.

Si bien dijo que su estado de ánimo sería imperturbable, cada palabra escrita parece un yunque cayendo sobre su cabeza.
Esos trazos desprolijos, pero con palabras tan correctamente usadas- ¡Ah! ¡Maldita sea! ¡Nada de esto puede ser cierto! Se niega a aceptarlo rotundamente.

Sólo se trata de un agitador, ¿verdad?

Porque, eso de que Auron lo ha traicionado, es una completa falacia, ¿verdad?

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/Risa sádica.

Voy a repetir el mensaje del prólogo porque que pereza variar. Si al final la noticia es la misma. Xd

GUAAAPOS. Tengo el honor de informarles que Ataraxia participará de los #PremiosKarmaland2020, organizado en principio por Tofumxfu- esa personita.

Tengo que agradecerles porque si no fuera por el apoyo que le han dado a la historia no me habría animado a meter la misma a los premios.

Los amo mucho. <3

Ataraxia | Karmaland | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora