C a p í t u l o 5 5

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||Primero que nada, tomemos un momento de nuestro tiempo para hablar de esto.
Por accidente acomodé mal una palabra, entonces la "A" quedó sola, en el capítulo 31.
Empezaron a seguirla, armando el abecedario y estuve pendiente para ver cuando la terminarían.||
||Óle. Mdkdkd es una maravilla. La cadena empezó el 21 de marzo y terminó el 21 de abril.||

Se permite un momento de tranquilidad.
Los murmullos del pueblo son mínimos y aquella oficina le provoca cierta sensación de superioridad.
No puede sentirse mejor.

O vamos, al menos eso desea obligarse a creer.

Auron detesta el modus operandi de su cabeza.
Primero le propone una excelentísima idea y lo abastece con un plan perfectamente armado.
Luego, cuando aquella idea ha sido concretada, su consciencia empieza a gritarle a los cuatro vientos que es una persona sumamente horrible.
Se dice a sí mismo que, ahora que es Alcalde, no tiene tiempo para pensar esas cosas, porque el "pan y circo" no debe esperar.

El autoengaño no funciona demasiado para el psicólogo.

Tontea en su nueva oficina. Sirve una copa de cualquier vino caro que guardaba el pelirrojo.
Degusta este sentándose sobre la mesa. Hace una mueca.

El vino de Luzu siempre ha sido mejor.

Si, ese cabrón y él llevan una relación tensa en su totalidad, pero una cosa no quita la otra.

Cuando ha dejado de beber, baja del escritorio y coloca la copa por ahí. Finge entretenerse con unos archivos, repitiendo una vez más que el autoengaño no funciona con él. Estruja su rostro, da vueltas por la oficina. Abre, cierra la puerta, vuelve a hacer amague de leer, marca números al azar en el telefono interno y finalmente, bufa, dejándose caer rendido en la silla en la que antes se sentaba Lolo.

Karmaland está en la palma de su mano.
Y se siente desgraciadamente vacío.

Las cosas no han resultado como pensaba.
Está... Está seguro de que ya casi toca su límite.
Si es que no ha llegado ya.

○●○

William jadea, aterrado. 

Sale de su cama trastabillando, su frente destila enormes gotas de sudor frío y su corazón late con efusividad.
Observa hacia todos los lados posibles, con aire paranoico. Parece buscar algo entre las hojas que se cuelan por las "ventanas" de su árbol, pero sólo logra divisar los débiles rayos de un sol que apenas se percibe.

Lleva una mano a su cabello, retrocediendo sus pasos hasta caer de nuevo en una cama que de repente siente fría.
Intenta regular su respiración y, apenas lo logra, vuelve ha su realidad.

Sólo fue un mal sueño.

El albino se encontraba en un lugar completamente blanco. La sensación del infinito le causaba cierto mareo insoportable, así que no se movió.
Sus pies no avanzaron ni retrocedieron durante diez minutos. O al menos Guillermo lo percibió así, a pesar de que apenas habían transcurrido unos segundos. 

Era extraño, se sentía lejano a sí mismo y, al principio, le sorprendió el no estar aterrado.
Bajó la guardia.

Dio un paso y su movimiento creó una onda en el suelo, similar a las circunferencias que se expanden hasta desaparecer cuando tocas el agua con un dedo.
Entonces dio otro paso más.
Pronto, se vio caminando; en la nada hacia la nada.

El de rasgos asiáticos comenzó a sentir la necesidad de no detenerse. Antes de poder darse cuenta, estaba corriendo, sintiendo que no avanzaba nada.

Ataraxia | Karmaland | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora