C a p í t u l o 1 0 5

307 58 51
                                        

||Alerta: Situaciones gráficas desagradables(? Se recomienda discreción. Ah, metía cualquiera. bdjdkdn||

ㅡAle'by, me duele todo, ¿puedes soltarme?

ㅡNo.

ㅡOh. Vale.

○●○

Cuatro cuerpos sin vida propia permanecen inertes al rededor del sarcófago que ya todos conocemos.
Finalmente, Muerte, Hambre, Peste y Guerra están reunidos por completo.

Dioses. Llegar aquí ha sido difícil.

Si hay algo que resultó curioso fue ver lo que arrastró a cada uno de los antiguos héroes a este momento.

Luzu, corrompido por los propios deseos de venganza y el dolor de una traición que tarde o temprano, a todos les llegaría.
Rubén, buscando inocentemente acercarse a los dioses, cuando ni siquiera pudo comprender sus advertencias.
Guille, resentido con el mundo. Ansiando el poder que de otra manera, nunca se le habría otorgado.
Y Samuel. Destrozado por su aparente incapacidad para liderar aquél grupo que en un principio le fue encomendado.

La historia de los dos últimos marcados es llamativa. Denota diferencias en sus personalidades de forma increíble.
Vegetta, al igual que Luzu, fue obligado a formar parte del ritual que lo llevaría a la perdición de su propio libre albedrío.
Willy aceptó la propuesta sin pensarlo, con su único ojo funcional inyectado en sangre, arrasado por la codicia.

La vida no es blanco y negro, pero aquí estamos. ¿Se deben juzgar las acciones o las circunstancias? ¿El malo es malo porque quiere o porque su situación lo arrastra a serlo? Y, ¿qué hay de las constantes advertencias? ¿Las señales? Los dioses tienen prácticamente prohibido interferir de manera directa en el destino de los humanos, pero ¿llegado el momento? ¿Pueden los dioses, ignorar sus propios preceptos?
¿Acaso todo esto se trata de una carrera moral?
Como sea, ¿qué importa ya? Después de todo, esto casi culmina.

El día ha amanecido tapizado en nubes espesas y nieve pesada, tan gris como el último mes. La gente tiene completamente prohibido salir de casa. Es algo auto-impuesto, movido por la mera lógica. Hace mal clima. Muy mal clima. Casi no se ha diferenciado la mañana de la noche y todavía hay mobs pululando por muchos lugares.

Khárôn evita hablar. Esta vez no hace falta escupir ningún discurso, ni rememorar la historia de nadie. Todos saben cuál es la parte que les toca hacer, y también son conscientes de las consecuencias de fallar. Guarda silencio, su falta de expresiones es igual de complicada de asimilar que siempre, pero él no tiene problema con ello. Sus cuencas vacías viajan de un lugar a otro. Al transcurrir ya varios minutos, pega un par de palmadas e indica: "ya es momento".

Tic toc.
Los dioses advirtieron.
El tiempo se ha acabado.

De esta forma, el esqueleto permanece en las catacumbas por el momento y los cuatro... Seres, miserables condenados, salen a la superficie.
El desarrollo del designio establecido es paulatino, silencioso y lento. Incluso podría llevarles más de dos días acabar con todo. Mas es la última etapa. La más ágil, productiva y también, la que menor margen de error posee.

La intervención divina siempre es un punto a tener en consideración.

La plaga y el hambre son los primeros en actuar. En la zona norte del pueblo de Karmaland, cualquier alimento, sintético o natural, empieza su proceso de descomposición con alterada rapidez, sin importar en absoluto la fecha de caducidad. Las masas de la panadería se endurecen hasta lucir como rocas, las manzanas se oxidan y pudren y la carne se ve rodeada de larvas, blancos gusanillos que se retuercen a lo largo de las fibras.
Aterrador. Cualquiera que tuviese comida en su mano ha podido contemplar la manera en la que se convertía en basura insípida. Inútil incluso para hacer compost. Un hedor a podrido empieza a reinar en todas los hogares de aquella zona. La preocupación se murmura entre los pasillos helados y llenos de nieve. Pronto, kilos y kilos de comida poseedores de desagradables liquidos amarillentos y verdes paredes de hongos se ven arrojadas por ahí. Ni tan lejos ni tan cerca. La nevizca no deja a nadie moverse demasiado.

El sur no posee un panorama mejor. Ni mucho menos más agradable.
Fiebres y vómitos han sido los primeros síntomas de algo cuyo nombre es inexistente.
Durante el mediodía, el brote de ese no se qué no ha resultado tan preocupante. Después de todo, para muchos podría haber significado una intoxicación o algo así. Nada demasiado serio. De hecho, resuenan más los rumores de la repentina escasez de comida en el norte que el asunto de esos cuantos enfermos en el sur.

Por lo que, cuando llega la tarde (sabido esto por los relojes y no la luz natural, la cual sigue siendo mísera), nadie se ve venir que a los afectados la piel se les empezara a tornar blancuzca, gris, como si se tratara de la mismísima lepra. Dejando entrever venas que lentamente se tornan negras. Y por supuesto, ¿quién habría esperado aquéllas llagas inundadas de pus del tamaño de una mano? Manchas que empiezan a extenderse a lo largo de los pobres cuerpos que han caído bajo la maldición de la Plaga.
Tos. Llanto. Vómito. Sangre y bilis.

Un suplicio salido de la nada.

Llegado el atardecer, los enfermos, ante los ojos de sus familiares y por supuesto, de los propios, notan como cada una de las ampollas crece, inchándose, al tiempo en que la piel destrozada sólo provoca un desesperante escozor. Entonces, revientan, cada bolsa enfermiza explota en una bola de carne sanguinolenta que no hace más que gotear con vomitiva constancia la mezcla del plasma con sangre y pus.

Gritos entrecortados. Gente desangrándose, retorciéndose en su propia porquería. Nieve que no para de caer. El frío cala hasta el fondo, empeorando cualquier panorama.

Ningún muerto. Una tortura abrupta, incurable. Y aún así, no es momento de verlos morir.

Miedo. Los desastres no están hechos a la medida del hombre. Por eso las personas nunca están preparadas para una catástrofe, encuentran estos hechos irreales, imaginarios, imposibles o falsos.

Esa noche se llena de lamentos constantes, olor a podrido, hambre, dolor.
Y una pila de quejas hacia la falta de acción del Alcalde.

Además, de por supuesto, el rumor de un enfrentamiento civil.

-*-*-*-*-*-

Otra actualización. Estamos a tope. Eh.

Hablemos del amor con el que tratan al pobrecillo de Fargan.

Hablemos del amor con el que tratan al pobrecillo de Fargan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Que sutiles son. Como los quiero. Xlgngienfi♡

Los amo. Ay.

Ataraxia | Karmaland | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora