27. Él perfecto mentiroso...

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Pero me controlo

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Pero me controlo.

–¿Cómo te sientes?. —le pregunto—.

Muy bien mi amor,—acaricia mi cara con su mano—

Siento asco de sus caricias pero me lo trago lo más que puedo para disimular mi ira y asqueo hacia él.

Que bueno, que te sientas bien, de verdad que ya era hora de que despertarás no tienes idea de la cantidad de cosas que han pasado y he descubierto. —expreso con un tono de voz serio—.

De verdad mi amor?. —pregunta—.

Claro que sí, 8 meses te ausentaste de mi vida y la de los que te rodeamos, cosas interesantes pasaron. —respondo—.

Tienes que contarmelo todo mi Reina. No recuerdo mucho del accidente solo se que veníamos de una fiesta yo conducía, platicaba con Eit y un carro nos golpeó. Y ahora solo recuerdo despertar aquí. Es increíble que me haya ido por 8 meses. —cuenta—.

Si que lo es, sino te hubiera pasado esa tragedia. ¿Cómo crees que estaríamos.  —cuestiono—.

Obvio de maravilla mi amor si lo sos todo para mi, y yo lo soy todo para vos. —responde—.

—sonrio sarcasticamente—.

Ya me siento bien, desperte a las 10:00 am y que hora es? —pregunta—.

Las 5:00 pm. —respondo—.

Ya me siento bien amor, me quiero ir. —expresa—.

—sonrió sarcásticamente y le respondo—
Estas pasado Gabriel. Acabas de despertar y ya quieres irte. ¿Que sucede? ¿A quien deseas ver con tanta impaciencia que ya quieres salir de aquí?.

—responde tratando de hacerse él desconcertado, como si tal no entendiera el porqué de mi pregunta—.
Pues a nadie mi amor, si aquí están todas las personas que quiero y amo. ¿Cómo se te ocurre preguntarme eso? Es solo que sabes bien no soy muy amigo de los hospitales, los odio.
—frunce el ceño—.

Yo en mi mente solo podía repetirme una y otra vez
—maldito, eres un maldito Gabriel, demonios como mientes carajo, con tanta facilidad que me la creería sino supiera la realidad, duele saber que estuve ciega durante tanto tiempo—.

Ah bueno mi amor, si tu lo dices es porque así es no? Tu siempre has sido honesto conmigo así que porque dudar de ti mi vida.—respondo sarcásticamente—.

Exacto mi amor, siempre te he sido honesto.
—responde con tal seguridad que parece cierto—.

En el fondo sólo puedo sentirme más destrozada al descubrir que ni siquiera parece dolerle o afectarle en lo más mínimo ser tan patán, cínico y mentiroso.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora