41. Solo horas...

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En una de las tantas mesas y de tantos restaurantes en el centro comercial entramos a uno en el que en solo la entradita se encuentra Johana comiendo con un grupito de amigas

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En una de las tantas mesas y de tantos restaurantes en el centro comercial entramos a uno en el que en solo la entradita se encuentra Johana comiendo con un grupito de amigas.

—En cuanto la veo trato de retroceder disimuladamente pero Ariadne no me deja—.

Tu de aquí no te mueves,es más sonríe —me habla entre dientes—. Que ella no te joda el ambiente. "Hay que aprender a sentarse con judas en la misma mesa sin que te robe la paz". —expresa—.

—Asiento con la cabeza—.

—Llega un mesero a recibirnos—.

—Ariadne desde luego elije una mesa que está a solo unos pasos de la de Johana y su grupo—.

—Yo solo la sigo—

Nos sentamos, llevan el menú; aunque a mi la verdad solo de verla se me quito el hambre y se me revolvió el estomago, pues lo recuerdo absolutamente todo, pero ni modo tengo que ordenar sino ni quiera Dios Ariadne.

—Llevan la comida y empiezan sonar unas grandes carcajadas por supuesto de Johana y todo su grupito, trato de ignorarlas y sigo comiendo—

Siguen riéndose, es prácticamente una especie de burla la que se tienen, y obvio se que es por mi.

Ariadne esta que le hierve la sangre, se le nota en la mirada.

Yo por el contrario quiero llorar, en cuestión de segundos los ojos se me ponen llorosos —Ariadne se percata de que estoy a punto de llorar—.

—me ve fijamente y me dice—

No llores, ni se te ocurra, porque si lo haces yo misma me levanto de esta mesa y revuelco a esa maldita perra por todo el local.

—Se de lo que es capaz pues la conozco hace mucho así que a como puedo me contengo las lágrimas—.

Vamonos. —murmuró—

Heaven no, sos más que ella por Dios mirala y mirate no esta a tu nivel, come tranquila y hace como esta cualquier cosa en este lugar.

Le tomé el consejo, pues tiene razón, ya logro lo que quería, ya me lastimó para que permitir que siga?.

Come pues tranquila. —respondo—.

Asi me gusta. —sigue comiendo—.

—Terminamos al fin, pedimos la cuenta y nos retiramos del local, ignorandolas por completo—.

—Subimos al auto, nos colocamos el cinturón y fuimos directo a mi apartamento—.

Por salir apurada había dejado mi celular, así que anduve todo el tiempo incomunicada seguro mi madre me ha llamado —voy pensando en el transcurso—.

Llegamos al apartamento a las 6:00 pm. Subimos, abrimos la puerta Ariadne se quita las sandalias y se tira en mi sofá —empieza a gritar— solo faltan horas para el gran día, oh si, oh si, que feliz estoy pues mi amiga la mejor va directo a su graduación —hasta se inventa una especie de baile mientras trata de hacer esa rima—.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora