53. A dos días.

58 17 0
                                    

—todos se quedan callados durante varios minutos—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—todos se quedan callados durante varios minutos—.

Yo solo estoy estática, esperando cualquier tipo de reacción por parte de ellos.

—rompe el silencio Ian—.

Bueno Heaven lo mejor es que me vaya, debes de hablar con tu familia, es un momento más íntimo. —se acerca, me da un beso, un abrazo—.

Gracias por venir y disculpa mis lagrimas. —le susurro al oído.

—se despide de todos y se va—.

Si, nosotros también nos vamos mi niña. —dice con la voz entre cortada Doña Sugey—.

Si Doña Sugey, esta bien, gracias por venir y disculpen mis lágrimas. —repito—.

Como se te ocurre disculparte por eso, si en parte todo lo que te esta pasando es culpa de nuestro hijo, más culpables nos sentimos nosotros por tu dolor. Ven acá hija mía. —dice y me abre sus brazos Don Mario—.

Gracias. –respondo—.

—se despiden y se van—.

—seguidamente—.

Nosotros también nos vamos Heaven, creo al igual que Ian que es un momento íntimo para ustedes. —añade Ariadne—.

—se despiden y se van—.

Y al fin me quedo sola con mi familia.

—mi padre sigue sin decir una sola palabra, mi madre llora desconsoladamente y Alexandra solo nos queda viendo—.

—rompe el silencio mi padre—.

vamos al comedor, tendremos una larga charla.

—caminamos hacia el comedor, y nos sentamos—.

De verdad eso es lo que quieres Heaven?.
—pregunta mi padre—.

Si, eso es lo que quiero, ya soy una mujer preparada, tengo mi titulo internacional, mi licenciatura, hablo francés, inglés, español. Que empresa no me contraría de inmediato en otro país?.

—mi madre calla, mi hermana también—.

¿Qué país?.

He pensado en Colombia, hace mucho que quiero conocerlo.

Como crees que un padre dejaría a su hija viajar a un país desconocido? Tu dejarías ir a tu hija acaso? —cuestiona mi padre—.

Si mi hija estuviera como yo de rota, por supuesto que si. —respondo—.

Esta bien, Heaven deseo concedido.

—rompe el silencio mi madre—.

Pero Mateo, no, yo no quiero que se vaya.
—dice con lágrimas en sus ojos—.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora