38. Sin animos.

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–A vos no puedo mentirte si, tiene que ver con mi salida de ayer

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A vos no puedo mentirte si, tiene que ver con mi salida de ayer. —respondo con la voz quebrantada—

–Pero que paso? ¿Qué te hicieron? No me digas dejame adivinar otra vez él imbecil de Gabriel.

—lloro—.

Ves lo sabia, ¿Que hizo ahora el hijo de p*? Sin ofender a su madrecita ella no tiene nada que ver aclaro. —expresa Ian molesto—.

Lo encontré. —balbuceo—.

Lo encontraste que? ¿Ya lo dieron de alta?.

Si, ya lo dieron —respondo— lo encontré en la cama con la tipa, en su casa.
—añado y lloro aún más—.

Eso sí es mucha basura —responde encabronado Ian— lo único que se merece es que le parta la cara.

Ya no importa —expreso—.

Claro que importa, ve como estas, ven aquí. —abre sus brazos y me abraza fuerte—.

Gracias por estar aquí. —le susurro al oído—.

Siempre que pueda. —responde y me da un beso en la frente—.

Bueno ya, a trabajar se ha dicho. —digo—.

Si, esta bien —sonríe— tranquila. Tenes que estar bien, ya el viernes te Graduas. Tengo listo mi mejor traje, aguas cuando me veas que vas a caer muerta, aunque no te voy hacer caso soy difícil, así que ni se te ocurra coquetearme. —ríe a carcajadas, me guiña un ojo y camina a la puerta—.

Payaso. —le digo antes de que cierre la puerta—.

—Respiro profundo, me siento en la silla y empiezo a trabajar—.

6 horas después...

—Tocan la puerta—.
Toc... toc...

–Pase —respondo—.

Es el Gerente General

Hola Don Lucas, dígame en qué puedo ayudarlo?.

–Hola Heaven, el viernes es tu Graduación y mañana es jueves así que tómate el día para que busques tu vestido, te arregles o bueno no sé cualquier cosa que tengas que hacer. —responde—.

En serio Jefe?.

–Si, eres mi empleada más eficaz es lo menos que te mereces y por cierto; ¡Congratulation! —sonríe— te puedo dar un abrazo. —pregunta—.

—me levanto de la silla—.
Claro que sí y gracias.

—Me da el abrazo y sale de mi oficina—

—Continuó trabajando—
Pasan rápido las horas...
Ya es la 6:00 pm.

—Salgo de mi oficina, camino al estacionamiento, subo al auto, me coloco el cinturón y me suelto a llorar—.

De verdad que no quiero nada, no quiero hacer nada, solo llegar a mi habitación, tirarme en la cama y no levantarme nunca.

—Reviso mi celular—.

No sé imaginan la cantidad de llamadas perdidas📞 que tengo que Gabriel y el sin número de SMS✉, sin embargo no leo ninguno.

Tengo un mensaje de Doña Sugey🗨
—Lo leo—
Hola mi niña no tienes idea de lo avergonzada que me siento, Mario y yo no tenemos palabras de consuelo para ti, ni para describir lo decepcionados que estamos de Gabriel ese no fue el hombre al que educamos. Te juro que nunca nos dimos cuenta de nada de haber sido así nosotros mismos te habríamos dicho para evitarte tanto dolor. Espero nos disculpes, te queremos mucho y a pesar de esto sos como una hija más para nosotros.

Le respondo:
Hola Doña Sugey no se preocupe, se perfectamente que ustedes no tienen nada que ver en esto. Yo a ustedes también los quiero mucho, son como unos segundos padres para mi, y esto no va disminuir el cariño que les tengo. Yo siempre voy a estar para ustedes.

—Inmediatamente me responde—.

Gracias mi niña, te vemos en la graduación por supuesto Gabriel no irá, pierde cuidado no va arruinarte más la vida. Te queremos.

—lo leo y bloqueo mi celular—.

—Conduzco hasta mi edificio y llego a mi apartamento abro la puerta y me encuentro a Ariadne dentro—.

—Estoy sacada de onda, no se que hace aquí, no me aviso que vendría y yo no le dije que viniera pienso mientras la veo—.

Hola, ¿Que haces aquí?.

—Suena su celular🎵—.
Responde:
Si ya estoy aquí. Acaba de venir, tranquila yo me encargo, buenas noches. —corta la llamada—.

¿Con quién hablas?. —inquiri—.

Con tu madre.

–Ella te dijo que vinieras?.

–ven aquí. —señalandome el sofa y abre sus brazos para mi—.

—me le acerco, la abrazo y empiezo a llorar—.

Llora, llora todo lo que quieras, lo necesitas, aquí estoy, aqui estoy, te presto mi hombro. — lo repite una y otra vez y me soba la cabeza—.

Duele Ariadne, duele. —le digo entre lágrimas—.

Lo sé nena, lo sé. Ni siquiera puedo imaginarmelo. Y es que si lo tuviera cerca ya le habría partido la cara. —dice con un tono de voz fuerte—.

—yo solo me quedo callada acurrucada en sus brazos—.

No tienes que seguir así Heaven, mañana jueves vamos de compras tienes que escoger el vestido más precioso de todos. Solo queda ese día para el gran día tienes que aprovecharlo al máximo. Supongo que te dieron libre no?.

—Si, asiento con la cabeza—.

Que maravillosa noticia iremos de comprassssssss —se emociona— voy a cambiarte ese ánimo y tendremos el día para nosotras, que felicidad.
—expresa—.

–Ariadne no, no voy a subir, iré a traer mi título días después.

–Por Dios que te pasa? Que estas loca o que? Como demonios no vas a subir es lo que más has anhelado en todo este tiempo.

–Ya no importa.

–Claro que importa como me vas a decir eso.
—esta extremadamente encabronada, me alza un poco la voz—.

Dije que no. —respondo—

—me levanto renuente del sofá donde nos habíamos sentado y me voy a mi habitación a tirarme en la cama a llorar. No voy a ir a mi Graduación no quiero, no puedo...—

—

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Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora